La polémica en torno a las palabras del ministro de Consumo, Alberto Garzón, sobre las macrogranjas y sus reiteradas recomendaciones de consumir menos carne han seguido dando que hablar esta semana. El problema ya no es tanto el debate político de lo apropiado o no de sus declaraciones, sino la importancia del sector que se siente atacado. Y no hablamos de uno cualquiera, sino del cuarto sector industrial de España solo superado por el automovilístico, el del petróleo y combustibles o el suministro de energía.
En concreto, las empresas cárnicas alcanzaron una facturación de casi 28.000 millones de euros en 2020, cifra que representa el 22,2% del sector alimentario español.
También supone el 2,32% del PIB total español, el 16,2% del PIB de la rama industrial y el 4,2% de la facturación total de toda la industria española, según datos de Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (Anice).
Esta industria se encuentra en unos niveles similares a la industria química o metalúgirca, aunque más allá de las empresas industriales hay que sumar las explotaciones ganaderas que juegan un papel decisivo en la conocida como España vaciada.
Mayoritariamente estas empresas son pymes, aunque también hay grandes grupos empresariales, y dan empleo al 25,2% de las personas ocupadas dentro de la industria alimentaria. Es decir, casi 100.000 puestos de trabajo directos.
Castilla y León es con diferencia la comunidad en la que se encuentran más empresas de procesado de la carne con 758. Aunque con diferencia, le siguen Cataluña (556) y Andalucía (539), según datos de 2021 del Instituto Nacional de Estadística (INE). Además, hay que sumar las explotaciones ganaderas en las que se crían estos animales, ya sean en régimen extensivo, intensivo o mixto.
Sin embargo, se da la paradoja de que no es tan sencillo diferenciar a una explotación en régimen intensivo del extensivo. Las organizaciones agrarias creen que, en ocasiones, se puede recurrir a prácticas intensivas aunque la explotación sea una ganadería extensiva.
En cualquier caso, sí que se puede diferenciar fácilmente una ganadería familiar, de pequeño tamaño, de las macrogranjas que criticó el ministro de Consumo, Alberto Garzón, en una polémica entrevista en The Guardian.
La ganadería está considerada como una actividad económica de peso para evitar el despoblamiento de la España vaciada y, en concreto, para el mantenimiento en el territorio de las nuevas generaciones. Por este motivo, es común que los diferentes gobiernos regionales ofrezcan ayudas para el relevo generacional. Según datos de UPA, la edad media de los ganaderos supera los 50 años.
Las provincias más afectadas por este fenómeno sitúan su densidad de población en torno a 8 habitantes por kilómetro cuadrado. Según el Gobierno, este es un problema con una intensidad superior en España a la de países de nuestro entorno.
Sin embargo, no parece que sus políticas vayan encaminadas a solucionar el problema. En los últimos años la ganadería -así como la agricultura y caza- no han dejado de denunciar los ataques a los que son sometidos hasta el punto de convocar una gran manifestación para el 20 de marzo en Madrid. El objetivo es defender y apoyar “un mundo rural vivo”.
El cerdo, el favorito
España produjo en 2020 más de 7,6 toneladas de carne, según cifras de Anice. La de porcino fue con diferencia la mayoritaria superando las cinco toneladas, seguida por la de aves (1,7 toneladas), vacuno (677.292 kilos), ovino (114.306), conejos (51.228), caprino (10.161) y equino (9.529). De toda esta carne, el 37,5% de la producción se exporta a otros países.
Con estas cifras, España es el cuarto productor mundial de cerdo, solo por detrás de China, Estados Unidos y muy cerca de Alemania, según el informe 'El sector de la carne de cerdo en cifras', elaborado y publicado por el propio Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
En la Unión Europea, la carne de este animal descendió un 5% entre 2015 y 2020 un, mientras que en España aumentó un 15% en este mismo periodo. A pesar de este aumento, son las granjas de menor tamaño las que tienden a desaparecer, mientras quela actividad ganadera cada vez se concentra más en explotaciones intensivas como las macrogranjas, que en ese período han aumentado más de un 3%.
El poder empresarial
Detrás de la gran mayoría de estas explotaciones familiares están los grandes nombres del sector. De hecho, el peso de la industria cárnica en España no se entiende sin las grandes empresas que hay detrás de este sector. Muchas de ellas tan importantes y conocidas que llenan los lineales de los supermercados, como Campofrío o El Pozo.
En España hay diez grupos que en conjunto suman una facturación cercana a 9.000 millones de euros, es decir, un tercio del total de toda la industria. El principal es Campofrío Food, una multinacional de alimentación, filial de la mexicana Sigma Foods, que en 2020 facturó 2.169,4 millones de euros.
La compañía, con una importante presencia en Burgos, da trabajo de forma directa a 2.800 personas. Además, en los últimos años su estrategia empresarial ha ido dirigida a buscar la complicidad de los usuarios con sus famosos anuncios navideños.
A esta le sigue Grupo Fuertes con 1.900 millones de euros de cifra de negocio. Empresa con sede en Murcia es la matriz de marcas como El Pozo. Después, le sigue Grupo Jorge con 1.382 millones de euros de cifra de negocios. Esta empresa, además de exportar jamón a China- desde finales de 1990 cuenta con una división de energía desde la que Samper ya trasteaba.
La cuarta en discordia es Industrias Cárnicas Loriente Piqueras (Incarlopsa), más conocida por ser principal proveedora de carne de Mercadona. Ubicada en Tarancón (Cuenca) su facturación en 2020 alcanzó los 882,6 millones de euros.
Después está seguida de Vall Companys (531,7 millones), Noel Alimentaria (371,1 millones), Patel (364,3 millones), Argal Alimentación (337,5 millones), Procavi (277,7 millones) y Grupo Empresarial Palacios Alimentación (212,6 millones de euros).
Además, no hay que olvidar que este sector también se subdivide en interprofesionales con mucho peso, como la cárnica del porcino blanco (Interporc), ibérico (Asici), ovino/caprino (Interovic), vacuno de carne (Provacuno), cunícola (Intercun) y la avícola (Avianza).
A por fondos europeos
De hecho, la cadena de valor cárnico-ganadera es tan potente en España que también quiere liderar la recuperación. Para ello, un total de 1.689 empresas y ganaderos lideradas por empresas como Campofrío o El Pozo se han unido para presentar un proyecto para acceder a los fondos Next Generation proponiendo inversiones en los ámbitos de la sostenibilidad, la digitalización y la economía circular.
El proyecto, al que tuvo acceso EL ESPAÑOL-Invertia, recoge inversiones privadas que ascienden a 5.074 millones de euros. De las cuales, una parte de ellas aspiran a ser financiadas con estos fondos. Estas inversiones se proponen ejecutarlas en varias anualidades, quedando el 34% para 2022 y el 50% para 2023. Aunque no se descarta que se alarguen a 2024 también.
Se trata de un plan vertebrador y que prácticamente incluye a toda la cadena de valor. El 73,6% de las empresas que participan son pymes y las restantes 446 son grandes empresas. El conjunto está liderado por 21 empresas tractoras que han movilizado a 180 empresas cárnicas, 165 que tienen actividades cárnicas y ganaderas, y 1.344 que son exclusivamente empresas ganaderas o ganaderos individuales.
Estas 21 empresas son líderes en sus respectivos sectores. Estamos hablando de Campofrío, Vall Companys, Grupo Fuertes (El Pozo), Grupo Jorge, Uvesa, Coren, Covap, Grupo Empresarial Costa, Costa Brava Mediterranean Food, Incarlopsa, Olot Meats Group, Missa/Faccsa, Celevant, Fribin, Famadesa, Osborne/Sánchez Romero, Montesano Extremadura, Grupo Medina, Encinar de Humienta, Moralejo y Grupo Hermi.
También están presentes en todas las Comunidades Autónomas, siendo Andalucía y Cataluña las que cuentan con una mayor representación. Concretamente, en Cataluña se concentran 95 empresas participantes y 87 son andaluzas.
Dicho proyecto también está integrado por cuatro socios tecnológicos en los ámbitos de la digitalización, la economía circular y las energías renovables. Estas son Telefónica, Acciona, Fertinagro e Hispasat.
Aunque se esperaba que el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) de agricultura se presentara antes de final de 2021, finalmente será en 2022 sin fecha fija todavía.
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