La petición de un etiquetado de la carne que permita conocer el tipo de explotación en la que se ha criado el animal cobra fuerza. Más de 50.000 firmas en Change.org reclaman que "se etiquete ya" en la carne el tipo de ganadería del que procede.

Con la reivindicación de que los usuarios "quieren saber lo que comen", el creador de la petición ha argumentado que por mucho que intenta "consumir carne de manera sana y responsable" le resulta "imposible".

"A menudo, reviso el etiquetado de la carne que compro y solo aparece la procedencia de la misma pero nunca el tipo de explotación del ganado", lamenta el creador de la iniciativa.

La petición considera que los consumidores necesitan saber de qué tipo de explotación procede la carne porque la de ganadería intensiva es "de una calidad inferior, perjudica al medioambiente, al bienestar animal y, por supuesto, a las personas que viven en los alrededores de explotaciones como las macrogranjas".

Otras iniciativas

Esta no es la única iniciativa que ha proliferado en los últimos días a raíz de las polémicas declaraciones del ministerio de Consumo, Alberto Garzón, sobre la carne de ganadería intensiva.

La Unión de Pequeños Agricultores (UPA) ha pedido un "sello de calidad" que identifique a la carne -y productos agrícolas- de ganadería familiar para que "los consumidores puedan conocer de forma fehaciente el origen de los productos que adquieren".

Similar a estas propuestas, varios ganaderos de la Sierra Norte de Sevilla enviaron hace unos días una carta al ministro reclamando un etiquetado que permita diferenciar a la carne de ganadería extensiva.

La propuesta que le hicieron llegar es la de crear un distintivo que permita al consumidor poder elegir "en cada momento" sabiendo el manejo y la alimentación que se ha utilizado con los animales.

Justificaban esta petición ante el "despropósito" de que se pueda confundir la ganadería extensiva, intensiva e industrial. La carta, firmada por la ganadera Marta Cornello en nombre de la asociación Somos Sierra Norte de Sevilla, pide que el etiquetado sea similar al empleado en los huevos, en los que se pueden apreciar a simple vista varios números que indican si la gallina es de producción ecológica, se ha criado en jaula o en suelo, entre otros.