Evolución del gasto público respecto al PIB.

Evolución del gasto público respecto al PIB. EE

Macroeconomía

España, en el vagón de cola de la UE en gasto público: sólo llega al 46,4% del PIB, diez puntos menos que Francia

Aunque desde 2018 ha crecido un 11%, doblando la media europea y sólo superado entre las grandes economías por Italia.

24 julio, 2024 02:00

España no brilla por su esfuerzo en el gasto público. En decimosexta posición, el país se sitúa en la parte baja de la tabla europea y queda lejos del desempeño de las grandes economías del Viejo Continente. En 2023, destinó a gasto público el equivalente al 46,4% del PIB, mientras que en Francia, líder en desembolsos, el porcentaje alcanza el 57,3%.

Los datos de Eurostat no dejan en buen lugar a España, con esos 10,9 puntos de déficit respecto al gasto público del país galo. Las diferencias persisten con otras grandes economías de la Unión Europea (UE): el gasto público en Italia se situó el pasado año en el 55,2% de su PIB (tercer puesto) y en Alemania fue del 48,6% (noveno).

De hecho, España también queda por debajo de la media de la Unión Europea (49,3% del PIB) y de la eurozona (49,9%). No obstante, cabe resaltar que, en el caso del país ibérico, en la última década el gasto público ha crecido un 2,43%, mientras que en la UE se ha mantenido invariable y en la zona euro sólo ha crecido un 0,6%.

Sin embargo, en la comparación con las grandes economías, la evolución del gasto no sale bien parado. Es cierto que está por encima del de Francia, donde ha caído un 2,05% desde 2014, pero queda muy por debajo de lo que ha ocurrido en Alemania, país cuyo gasto público ha crecido un 9,71%, o Italia, donde lo ha hecho un 8,45%.

Ahora bien, si se mide la evolución desde 2018, España sí presenta un comportamiento más dinámico. Desde ese año, el gasto público ha crecido un 11%, algo por encima del 9,71% de Alemania y un avance muy superior al 1,96% de Francia. También supera la tasa media de la UE (5,79%) y de la zona euro (6,17%) y entre los grandes países queda sólo por debajo de Italia (14,05%).

Que Italia y España estén a la cabeza en crecimiento en los últimos años tiene una sencilla explicación: son los dos países, con diferencia, que han recibido más fondos NextGenEU. También fueron los que con más crudeza sufrieron el golpe de la Covid-19, que obligó a los países hacer mayores esfuerzos en sanidad.

En el siguiente gráfico puede observarse la evolución del gasto público, expresando como porcentaje del PIB, en las cuatro grandes economías del Viejo Continente desde 2012, así como la media de la UE y de los países con la moneda única.

Una conclusión clara es que sólo Alemania e Italia presentaron mejores datos el año pasado que en 2012 (cuando se inicia la estadística). Por el contrario, tanto Francia como especialmente España han visto reducido el peso de su gasto público.

Eurostat también ofrece datos sobre las partidas de ese gasto público, aunque con cierto decalaje, ya que están actualizados hasta 2022. No obstante, permiten comprobar cómo la protección social es el gasto que más pesa, con mucha diferencia. Un gasto que, de manera muy mayoritaria, se destina al pago de las pensiones.

No es una sorpresa en una región relativamente envejecida. De media, en la Unión Europea se destina el 19,4% del PIB a la protección social. España se encuentra ligeramente por debajo (18,8%), mientras que Francia destaca con un 23,8%. Con todo, y teniendo en cuenta que el gasto total del país galo es en su conjunto mayor, la cifra no desentona, lo mismo que la española.

Es llamativo también el caso del gasto público destinado a vivienda. De media, tanto entre los Veintisiete como en la zona euro, está en el 1% del PIB. Sin embargo, mientras que países como Alemania y España apenas destinaron la mitad de esa porción de su riqueza, Italia lo triplicó con creces, alcanzando el 3,3%.

De cualquier manera, y más allá de que las partidas mantengan proporciones similares en las grandes economías, los datos del gasto general muestran la falta de convergencia de España con la UE. En 2012, la brecha de gasto público era sólo de medio punto porcentual, pero se ha agrandado hasta los 2,9 puntos en poco más de una década.

Un problema, el de la falta de convergencia con la media europea, que España sufre en muchos otros indicadores, como el PIB per cápita, la productividad o la inversión.