La presidente del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha sostenido este lunes que la subida general de precios que están sufriendo los países de la eurozona es un fenómeno puramente temporal que se revertirá progresivamente en 2022 y 2023. Al mismo tiempo, Lagarde admite que hay riesgos crecientes de que el aumento de la inflación se acelere y se haga permanente, lo que obligaría al BCE a retirar su arsenal de estímulos y subir tipos mucho antes de lo previsto.
En su última reunión a principios de septiembre, el BCE decidió empezar a reducir el volumen de compra de deuda pública de su programa de emergencia contra la pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés). Pero dio garantías de que la retirada de estímulos sería muy lenta y gradual. Sin embargo, la amenza de la inflación, que Lagarde empieza a reconocer que es real, podría obligar al instituto emisor a cambiar de planes.
El nivel de precios en la eurozona se disparó hasta el 3% en agosto, su nivel más alto en una década y por encima del nuevo objetivo del 2% del BCE. Lagarde espera que la inflación siga subiendo en otoño, pero cree que "este repunte es en gran parte temporal", según ha dicho en una comparecencia ante el comité de Asuntos Económicos de la Eurocámara.
Entre los factores que empujan los precios al alza, la presidenta del BCE ha citado el fuerte aumento de los precios del petróleo desde mediados del año pasado, la reversión de la reducción temporal del IVA en Alemania y las presiones de costes derivadas de la escasez temporal de materiales y equipos, así como la reapertura de la economía tras la crisis de la Covid-19. "El impacto de estos factores debería disiparse en el transcurso del próximo año", ha dicho.
Según sus propias conclusiones, la inflación de la eurozona se situará de media en el 2,2% este año y se moderará después al 1,7% en 2022 y al 1,5% en 2023. Una evolución que justificaría que el BCE mantenga su política de estímulos para apuntalar la recuperación.
Al mismo tiempo, Lagarde admite que "existen algunos factores que podrían generar presiones sobre los precios más fuertes de lo que se espera actualmente". Eso ocurriría si la escasez temporal de chips y otras materias primas restringe la producción de manera persistente, algo que "podría repercutir con más fuerza a lo largo de la cadena de precios".
El otro gran riesgo para el BCE es que una inflación persistentemente alta acabe resultando en demandas salariales más altas de lo previsto, generando los temidos "efectos de segunda ronda" sobre los precios.
"Hasta ahora estamos viendo signos limitados de estos riesgos, lo que significa que nuestro escenario base continúa previendo que la inflación se mantendrá por debajo de nuestra meta en el mediano plazo", sostiene Lagarde. Al mismo tiempo, la presidenta concede una preeminencia creciente a estos riesgos en todos sus discursos más recientes.
Por lo que se refiere al crecimiento, Lagarde ha dicho que "la recuperación económica en la eurozona está cada vez más avanzada", gracias en buena medida al "éxito de las campañas de vacunación en toda Europa, que han provocado la flexibilización de las restricciones". Esto, a su vez, ha permitido el repunte de la actividad económica, especialmente en el sector de servicios, que fue el más afectado por las medidas de contención.
"Esperamos un fuerte crecimiento continuo en la segunda mitad de 2021, lo que permitirá que el PIB de la zona del euro supere su nivel prepandémico para finales de año", ha señalado la presidenta del BCE. Sus servicios prevén un crecimiento del 5% en 2021, del 4,6% en 2022 y del 2,1% en 2023. "Las perspectivas de crecimiento siguen siendo inciertas y muy dependientes de la evolución de la pandemia, pero los riesgos están en general equilibrados", apunta Lagarde.