Bruselas

Los halcones nórdicos del Banco Central Europeo (BCE) se anotan su primera victoria en la guerra por la retirada de los estímulos monetarios. La institución dirigida por Christine Lagarde ha decidido este jueves empezar a reducir el volumen de compra de deuda pública en su programa de emergencia contra la pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés) a partir del último trimestre del año por miedo a la inflación. El anuncio del BCE se adelanta así a la Reserva Federal estadounidense, que también pretende empezar a desmantelar la barra libre de liquidez en los próximos meses.

"El Consejo de Gobierno considera que pueden mantenerse unas condiciones de financiación favorables con un ritmo de compras netas de activos en el marco del programa de compras de emergencia frente a la pandemia ligeramente inferior al de los dos trimestres anteriores", señala el comunicado hecho público al término de la reunión.

Aunque el texto no lo especifica, los analistas prevén que el ritmo de compra de deuda del PEPP se reduzca desde los 80.000 millones de euros al mes actuales hasta 60.000 millones al mes y vuelva a recortarse a principios del año que viene. El programa concluirá definitivamente en marzo de 2022, tal y como estaba previsto.

Eso sí, el BCE mantiene sin cambios los tipos de interés, que seguirán en mínimos históricos: el tipo general se mantiene en el 0% y la facilidad de depósito para los bancos continúa en territorio negativo (-0,5%). Lagarde ha confirmado además que, aunque empiece la retirada de estímulos, los tipos no subirán hasta dentro de muchos meses. En concreto, hasta que la inflación se sitúe en torno al 2% "de forma duradera". Para lograr este objetivo, el Consejo de Gobierno está dispuesto a permitir "un período transitorio en el que la inflación sea moderadamente superior al objetivo".

El anuncio del BCE se produce después de que la inflación en la eurozona se haya disparado hasta el 3% en agosto, su nivel más alto en una década y por encima del nuevo objetivo del 2%. Aunque Lagarde insiste en que esta subida se explica por factores temporales y vaticina que la inflación volverá a caer en 2022, Alemania y los países nórdicos temen una subida generalizada de precios. En los últimos días, tanto el gobernador del Bundesbank, Jens Weidmann, como sus homólogos de Austria y Holanda han empezado a presionar para que se retiren los estímulos.

Además, Eurostat acaba de revisar al alza el crecimiento de la eurozona en el segundo trimestre hasta el 2,2% (en lugar del 2% que calculó inicialmente). Eso significa que la recuperación económica cobra fuerza y que el impacto de la variante Delta ha sido muy inferior al previsto. Los últimos datos confirman además el aumento del empleo en toda la UE y la reducción de la tasa de paro. En este contexto, el arsenal de estímulos del BCE se vuelve menos necesario. Sin embargo, su presidenta ha avisado reiteradamente de los riesgos para la recuperación de una retirada prematura de las ayudas.

El programa de compras de emergencia contra la pandemia se puso en marcha en marzo de 2020, en plena fase inicial del confinamiento, con una dotación de 750.000 millones de euros. Su objetivo era evitar que se dispararan las primas de riesgo de Italia y España, los dos países más golpeados por la Covid, y que la debacle económica desencadenara una nueva crisis de deuda en la eurozona. 

En la actualidad, la potencia de fuego de la PEPP alcanza 1,85 billones de euros, ya que se ha recargado en dos ocasiones: la primera en junio de 2020 (600.000 millones extra) y la segunda en diciembre de ese año (500.000 millones). El BCE ha ayudado así a absorber las emisiones de deuda sin precedentes que están realizando los países de la eurozona para combatir la crisis del coronavirus.

Hasta ahora, el instituto emisor se ha gastado ya 1,34 billones de euros, con los que ha comprado 140.700 millones de deuda española y 209.000 millones de deuda italiana.

La siguiente gran batalla en el BCE entre los halcones del norte y las palomas del sur tendrá como foco su programa ordinario de compra de deuda (que se conoce como APP por sus siglas en inglés). Los analistas prevén que, una vez que concluya el programa de emergencia por la pandemia, la dotación del APP, que en la actualidad se limita a 20.000 millones mensuales, se refuerce

El debate ahora es cuál será el importe del refuerzo y, sobre todo, si se flexibilizará su modo de funcionamiento. Con el APP, el BCE está obligado a comprar deuda en función del peso económico de cada país (y no de sus necesidades) y tiene un límite del 30% del total de la emitida, que ya está rozando en algunos casos. Unas restricciones que no se aplicaban al programa de emergencia por la pandemia y que las palomas del sur quieren que se supriman. A la espera de que se resuelva esta discusión, lo que está claro es que la retirada de estímulos del instituto emisor será muy lenta.

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