El Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta un complejo escenario macroeconómico para España en el medio plazo. No sólo en cuanto a sus cifras individuales, sino también en lo que respecta a la comparación con el resto de países de su entorno. Tras unos años de pujanza económica y de liderar el crecimiento, España volverá a un escenario de menor dinamismo que dejará al descubierto sus debilidades estructurales: la elevada tasa de desempleo y la gran deuda pública.
España será ya este año el único país de la zona euro con un paro de dos dígitos, en concreto, del 11,6%. Sólo se verá acompañado por Ucrania, un país en guerra, cuya tasa de desempleo será del 14,5%. Además, la deuda pública sobre el Producto Interior Bruto (PIB) no bajará del 104% en toda la década, después de dos años de una reducción más acelerada.
Para el FMI, en suma, la economía no va como una moto, utilizando la expresión con la que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se refirió a la marcha de España. Al menos, no en el medio plazo. Lo cierto es que, en sus previsiones, el Fondo reconoce que España será este año el país que más crezca de la zona euro.
También lo será en los próximos ejercicios, aunque la brecha con el crecimiento medio de los países de la moneda única se irá cerrando a lo largo de la década. Así, el avance del PIB español sobrepasará el proyectado para la eurozona este año y el siguiente, con una expansión del 1,9% en 2024 y del 2,1% en 2025, frente al 0,8% y el 1,5% anticipado para los Veinte.
Sin embargo, el Fondo prevé que el crecimiento de España se aminore al 1,8% en 2026 y al 1,6% para cada uno de los tres siguientes ejercicios. Al mismo tiempo, el crecimiento de la zona euro será del 1,4% en 2026 y del 1,3% en 2027 y 2028, con una proyección del crecimiento del 1,2% para 2029.
Pero, más allá de ese empuje económico -y una inflación que se continuará moderando en cifras parecidas a las de la eurozona-, España seguirá padeciendo las mismas debilidades que antes de la pandemia y el presente ciclo de recuperación y expansión económica.
Tras la pandemia, el rebote económico y la reducción del empleo asociada -también fruto de la reforma laboral- han permitido a España vivir un periodo de pujanza que no se mantendrá en el tiempo. Más allá de esa propia situación, tendrá otra consecuencia: si el menor crecimiento del PIB no se ve acompañado de un cambio sustancial en el gasto del Estado, la deuda pública seguirá en niveles altos.
Deuda y paro
Si la moderación del avance económico no coincide con la misma pauta en el gasto público, asegura el Fondo Monetario Internacional, el déficit no bajará en ningún momento del 3% y la deuda no bajará del 104%.
Las previsiones del organismo apuntan a que el déficit bajará este año al 3,1% del PIB, desde el 3,6% de 2023. Después, se mantendrá en el 3% o ligeramente por encima año a año hasta, al menos, 2029. Algunos años, como en 2026 y 2027, repuntará al 3,2% y el 3,3%, respectivamente.
Asimismo, la deuda pública, que este año se situará en el entorno del 106% del PIB, bajará el año que viene ligeramente por debajo del 105% y se mantendrá así hasta que en los dos últimos años del horizonte de proyecciones, 2028 y 2029, baje al 104,6% y al 104,2%, respectivamente.
Es decir, una vez termine el ciclo de expansión económica en 2025, la deuda pública se estancará. El comportamiento no será especialmente diferente en la Unión Europea ni en la zona euro, pero hay una diferencia clave: el endeudamiento en estos casos es menor. Por eso, el FMI demanda un proceso de consolidación fiscal para las economías avanzadas en general y para la española en particular.
Mientras, el Fondo espera que el paro en España baje este año al 11,6% y al 11,3% el siguiente, frente al 6,5% y el 6,4% estimado para la eurozona. En cualquier caso, el FMI no prevé que el desempleo de España baje del 11% durante los siguientes ejercicios. Volverá, así, a su "nivel estructural" en el medio plazo. De hecho, el organismo entiende que el crecimiento del empleo se moderará a medidas que se normalicen los flujos migratorios.
Asimismo, el FMI ha advertido "debilidad persistente" de la inversión privada en España. Aunque considera que este y el próximo año representan una oportunidad para el país, en tanto en cuanto las condiciones financieras se relajarán -con la presumible bajada de los tipos de interés- y se siga ejecutando el Plan de Recuperación, apunta que es necesario ir más allá.
Pese a los cambios tras la pandemia, la receta del Fondo Monetario Internacional es, por tanto, similar a la de años atrás: ajuste fiscal y presupuestario, flexibilización del mercado laboral y medidas de apoyo a la inversión privada.