Bruselas busca un equilibrio que contente a Orbán y Zelenski para asegurar el flujo de cereales ucranianos
Los países limítrofes a Ucrania quieren prolongar la prohibición de importación de granos en su territorio por el impacto que genera en sus precios.
6 septiembre, 2023 03:10Dar más apoyos a Ucrania y tener al mismo tiempo satisfechos a los países limítrofes, entre ellos la Hungría de Viktor Orbán, para garantizar la exportación del fundamental grano ucraniano. Este es el equilibrio que busca la Unión Europea para asegurar este otoño el flujo de cereal, cuyas salidas comerciales se han visto golpeadas por la decisión de Rusia de dinamitar el acuerdo para exportarlos a través del mar Negro.
Sin poder recurrir a los puertos de Chornomorsk, Odesa y Yuzhny/Pivdennyi, la única alternativa es sacar la carga por los llamados "corredores de solidaridad" que atraviesan cinco países limítrofes -Bulgaria, Hungría, Polonia, Rumanía y Eslovaquia- para que llegue a terceros países.
Pero eso supone un gasto adicional para Kiev, admite el comisario de Agricultura y Desarrollo Rural, Janusz Wojciechowski, que ha planteado dar ayuda financiera a Ucrania "para compensar el coste de ese tránsito". Porque no es lo mismo atravesar Rumanía, más cerca del objetivo final del grano ucraniano, que Polonia, ha ejemplificado el comisario.
La cuestión se aborda este miércoles en la reunión del Colegio de Comisarios de la UE como una forma más de ayudar al país. Lograrlo implicaría otro espaldarazo al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, pero no es el único asunto pendiente que atañe al grano ucraniano.
Están también los intereses de los cinco países limítrofes, capitaneados por Orbán y que esperan respuesta de Bruselas. En su caso, para prolongar la prohibición de la importación en sus territorios de los cereales de Ucrania.
La medida, acordada a finales de abril, implicaba que estos Estados pudieran imponer salvaguardas excepcionales a la entrada de trigo, maíz, semillas de colza y de girasol. Una herramienta temporal para acabar con la crisis de precios que habían experimentado sus agricultores: al entrar el grano ucraniano, sus mercados se habían inundado de oferta y los precios del producto local se habían desplomado.
Los limítrofes quieren que esta salvedad -que no aplica en el resto de la UE, donde además están suspendidos los aranceles a productos agrícolas ucranianos- se extienda este otoño, un planteamiento ante el que Wojciechowski muestra comprensión.
"Si la prohibición para la importación de esos países no se prolongara pues cabe esperar que tengan repunte de precios preocupante", ha asegurado antes de negar que estas salvaguardas supongan cualquier tipo de "discriminación".
¿Y por qué? Porque se trata, responde, de un veto “provisional, que no es para el conjunto de la UE” y se hace “para evitar una situación negativa para ambas partes”.
33 millones de toneladas exportadas
Un vistazo a las cifras oficiales da idea del impacto que tuvo el acuerdo para las exportaciones a través del mar Negro. Durante el algo más de un año que estuvo vigente se exportaron casi 33 millones de toneladas de cereales y otros alimentos, de acuerdo con datos de la UE.
Más del 50% del cargamento era maíz. Le siguieron el trigo (27%) y productos de girasol (11%). El destino de esa carga varió en función del cereal: en el caso del trigo, la gran mayoría -el 65%- llegó a países en desarrollo, como Etiopía, Yemen, Afganistán, Sudán, Somalia, Kenia y Yibuti. Mientras, el maíz se exportó casi por igual a países desarrollados y a países en desarrollo.
La salida de este grano logró que se redujeran los precios de los cereales, disparados con el inicio de la invasión rusa y su consiguiente bloqueo. En los primeros diez meses en que estuvo en vigor el acuerdo de exportación por el mar Negro, el precio del trigo cayó un 22% y el del maíz, un 4,5%.
Y consecuentemente, su final ha hecho que repunten. Apenas 48 horas después de que Rusia decidiera romper el acuerdo los precios en el mercado de cereales habían repuntado un 11%.
Una escalada que no solo afecta al grano. También es responsable de que los precios del aceite de girasol hayan repuntado un 15% en julio, de acuerdo con el índice de precios de alimentos de la FAO y, con ello, haya arrastrando hacia arriba, además, al conjunto de los aceites vegetales.