Henrik Müller-Hansen recuerda, exactamente, el día que se dio cuenta de que no era feliz. Según cuenta él mismo, un viernes por la noche su mujer le mostró su preocupación porque hacía tiempo que no le veía disfrutar, algo que él se apresuró en negar. "Por supuesto que soy feliz", le contestó. Sin embargo, el sábado, tras consultarlo con la almohada, tuvo que reconocer que tenía razón. "Me siento bastante desgraciado", admitió.
Entonces, Henrik, con apenas 30 años, era el consejero delegado de Tele2 en Noruega, una de las compañías de telecomunicaciones más importantes en ese momento. "Era una situación extraña porque, en aquel momento, probablemente era uno de los CEO más jóvenes de los países nórdicos en una empresa tan grande, dirigía a miles de personas y ganaba mucho dinero", recuerda en una entrevista exclusiva con D+I - EL ESPAÑOL. "Desde fuera todo el mundo, incluida mi madre, pensaba que era el trabajo perfecto".
[Otovo: el milagro de las fotovoltaicas nacido en Noruega que democratiza el autoconsumo solar]
Pero, ese día, marcado a fuego en su memoria, Müller-Hansen se dio cuenta de que el sector telco se fundamentaba en tres cosas, "mantener los costes, mantener los precios y despedir a gente", lo que, en su opinión, no dejaba espacio para la creación de algo duradero en el tiempo. Este baño de realidad culminó con la presentación de su dimisión el lunes siguiente sin, siquiera, tener un plan B o una alternativa laboral.
"Todo el mundo me decía que la impresión se estaba muriendo, incluso mi madre pensaba que era una idea estúpida", recuerda Henrik Müller-Hansen, fundador y CEO de Gelato.
"Ahí empezó un proceso de reflexión que se extendió seis meses en el que empecé a pensar qué era lo que realmente quería hacer", explica. Su trabajo de investigación le llevó a sopesar tres industrias que tenían en común que eran grandes, globales e ineficientes: la optometría, que descartó por su dificultad de escalar desde los países nórdicos; las antigüedades, que rechazó porque no tenía conocimiento de este sector; y la impresión, que se convirtió en la elegida.
"Peter Thiel, cofundador de PayPal, siempre hace una pregunta en las entrevistas: '¿Cuál es la verdad en la que nadie está de acuerdo contigo?' La mía es que el negocio de la impresión es realmente muy interesante", señala durante una conversación que tiene lugar en las oficinas centrales de la firma en Oslo durante la semana de la innovación que se celebra en dicha ciudad. "Todo el mundo me decía que la impresión se estaba muriendo, incluso mi madre pensaba que era una idea estúpida".
El nacimiento de Gelato
A pesar de estas advertencias, Müller-Hansen siguió adentrándose en esta industria y se dio cuenta de que, sorprendentemente, es una de las que está experimentando un crecimiento más rápido a nivel global. Esto hizo que se reafirmase en su decisión y, poco tiempo después de dejar Tele2, su mujer y él invirtieron todo lo que tenían para crear Gelato, una startup cuyo principal activo es un software que conecta a los vendedores con los productores y distribuidores locales, lo que permite a los creadores y emprendedores producir y entregar productos personalizados en cualquier parte del mundo.
El CEO de Gelato compara el funcionamiento de su compañía con otras como Airbnb, que no posee realmente los activos (en su caso, los alojamientos), sino que ofrece un servicio de alquiler de los mismos a través de su plataforma basado en la demanda existente. De la misma forma, la startup noruega tiene contactos con máquinas de impresión por todo el país, lo que da como resultado una producción y distribución local sin, realmente, poseer ningún sistema de impresión propio.
El responsable de la firma explica que, tradicionalmente, la industria de la producción textil se ha localizado en países como Vietnam, India o China, donde la metodología era la producción en grandes cantidades para bajar el coste por unidad, algo que no era eficiente y que suponía un gran impacto en el medioambiente. "Si miramos lo que viene, las nuevas legislaciones en materia de sostenibilidad, no hay forma de adaptarnos a ellas si no replanteamos las cadenas de suministro a nivel global", afirma.
Así, la producción bajo demanda que propone Gelato, permite adaptarse a los requerimientos específicos del consumidor gracias a herramientas de predicción basadas en tecnologías como la inteligencia artificial.
"La IA es como el Gore-Tex o el aluminio, es un material que se puede usar de muchas formas distintas", ejemplifica Müller-Hansen. "Nosotros la utilizamos, por ejemplo, en el servicio al cliente o para predicciones en los pedidos".
Desde su fundación hasta la actualidad el camino de la firma ha sido imparable, tanto que ha acabado por ser reconocida como uno de los unicornios noruegos, una nomenclatura que se otorga a las empresas que logran una valoración superior a los mil millones de dólares en algún momento de su proceso de levantamiento de capital sin cotizar en bolsa.
Müller-Hansen le quita importancia a este hito y señala que, para él, más allá de obtener este reconocimiento, que es algo efímero, lo que más valora es cómo han conseguido operar de forma global. "Mi propósito, lo que verdaderamente me impulsa, es que la gente pueda usar Gelato para producir localmente lo que necesiten", afirma.
Emprender en Noruega
El CEO de Gelato reconoce que el proceso desde su renuncia como CEO de Tele2 y hasta llegar a dirigir la startup noruega no ha sido sencillo. Según cuenta, emprender se compone de una esfera individual, donde no importa la localización exacta, "sea Madrid, Oslo o París", en la que el emprendedor siempre subestima las dificultades y sobrestima el potencial de crecimiento.
"Personalmente, no creo que puedas emprender si no vas a por todas, si tratas de mantener un trabajo fijo mientras emprendes, al menos en la forma en la que yo concibo el espíritu empresarial", cuenta. "Soy muy de o todo o nada".
[Atraer y retener talento internacional, la gran preocupación del ecosistema innovador noruego]
Müller-Hansen reconoce que es un proceso muy difícil porque exige una dedicación muy elevada y que, en cierta forma, nunca se termina. "Cuando estaba en Tele2 tenía un marco a mi alrededor: un departamento financiero, otro de recursos humanos, un equipo global y otro técnico, estaba muy protegido", recuerda. "Pero, cuando emprendes es como saltar a una secadora y que alguien la ponga a mil revoluciones por minuto".
"Al principio todo es una lucha, desde conseguir el primer cliente, enviar el primer producto… Cada día hay algo con lo que lidiar, pero lo haces porque tienes una visión y crees en ella", reconoce.
Junto a esta esfera individual, el consejero delegado añade otra relacionada con el lugar físico en el que quieres montar tu propia startup. En su caso, Noruega, un lugar "bastante único". "En este país hay una red social alrededor de cada individuo que decide emprender que te protege incluso si fracasas", reconoce. A ella, añade, se suma la técnica y la social, donde destaca el sistema sanitario, educativo y de apoyo.
El futuro de Gelato
Al final de la conversación, preguntado por el futuro de la startup, el CEO de la firma se muestra reticente a dar información sobre los siguientes pasos que llevará a cabo la empresa, que ya cuenta con 130 centros de producción repartidos en 32 países. "No sé cómo será el próximo mes, ni siquiera el próximo año", bromea.
"España es para nosotros una fuente de talento más que de ingresos", afirma el CEO de Gelato.
Preguntado por España, uno de los mercados en los que opera y donde el propio Müller-Hansen estuvo viviendo con su familia una temporada al entrar en este mercado, el empresario señala que este país es esencial por sus dimensiones y población. Aún así, precisa que lo que más les importa de esta región no tiene que ver tanto con los beneficios o su crecimiento, sino con la contratación. "España es para nosotros una fuente de talento más que de ingresos", afirma.
Insistiendo sobre sus planes futuros, el CEO de Gelato reconoce que su objetivo "antes de morir" es conseguir expandir la producción y distribución local en todo el mundo a través de su compañía, permitiendo que cualquier persona, independientemente de su localización, pueda utilizar sus servicios. "Eso ya responde a muchas preguntas", zanja.