Los arqueólogos han descubierto en un patio de servicio de una rica casa pompeyana una serie de grafitis realizados en carboncillo por niños pequeños que muestran combates de gladiadores y escenas de caza. Dos bestiarii amenazan con sus lanzas a lo que parece un jabalí junto a dos gladiadores que intentan herirse. Dejando a un lado las armas también han aparecido dibujos de un boxeador que deja fuera de combate a su rival, varias manos y un ave.
"Junto con los psicólogos de [la Universidad] Federico II, llegamos a la conclusión de que con toda probabilidad los dibujos de gladiadores y cazadores se hicieron a partir de una visión directa y no de modelos pictóricos", explica en un comunicado Gabriel Zuchtriegel, director del Parque Arqueológico de Pompeya. Estos dibujos aparecieron en una reciente campaña de conservación destinada poner en valor y hacer visitable las ruinas de la ínsula de los Amantes Castos, en el centro de Pompeya.
"Probablemente uno o varios de los niños que jugaban en este patio, entre cocinas, letrinas y parterres de verduras, habían presenciado combates en el anfiteatro, entrando así en contacto con una forma extrema de violencia espectacularizada, que pudo incluir ejecuciones de criminales y esclavos", detalla Zuchtriegel.
Estos dibujos, que están siendo analizados por el departamento de neuropsiquiatría infantil de la Universidad Federico II de Nápoles, aparecieron en un patio repleto de andamios que debió estar construcción o en reforma en el momento de la erupción pliniana del Vesubio en el año 79. Al estar a cerca de 1,50 metros del suelo lo más probable es que el anónimo autor se encaramase a uno de los andamios.
"Los dibujos nos muestran el impacto en la imaginación de un niño o una niña sujeto a las mismas etapas de desarrollo que aún vemos hoy en día. Los cefalópodos, es decir, las figuras con piernas brazos que salen directamente de la cabeza, caracterizan una forma de dibujar la figura humana que podemos encontrar en los niños de hoy", explica el director del Parque Arqueológico de Pompeya.
En otra zona productiva que sirvió para el almacenaje y drenaje de ánforas apareció otra serie de dibujos situados entre 20 y 50 centímetros del suelo. Son tres pequeñas manos hechas con un carboncillo, dos boxeadores, dos personas jugando con una pelota y más gladiadores.
Una pareja de ancianos
En la misma manzana, junto a la puerta principal de la conocida como Casa de los Pintores Trabajando, los arqueólogos han desvelado los esqueletos de dos personas de avanzada edad, un hombre y una mujer, que fallecieron cubiertos de lapilli, fragmentos de lava endurecida expulsados de forma violenta en los primeros momentos de la erupción. Fueron sorprendidos en plena calle y buscaron refugio en un callejón a la entrada de la casa.
Al otro lado de su puerta se escondían pinturas más elaboradas que los anteriores grafitis infantiles. Centauros, sirenas y grifos enmarcan a las deidades Afrodita, Apolo y Dionisio y a una cuarta divinidad (muy probablemente una figura femenina) que no ha podido ser identificada debido a que el muro en el que se encuentra sufrió una brecha. Esta sala de los frescos aún está siendo estudiada y a medida que se excavaba, los restauradores consolidaron las pinturas de los frescos.
En otra de las paredes, junto a su jardín porticado, se encuentra una pintura muy poco habitual. Se trata de una representación de un niño que viste una capucha y una capa. El que quizá sea el hijo fallecido de los propietarios aparece sentado en uvas y granadas acompañado de un pequeño perro.
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En el proyecto de la ínsula de los Amantes Castos, manzana pompeyana en la que se encuentran estos últimos hallazgos, han colaborado arqueólogos, arquitectos, técnicos e ingenieros que han logrado hacer el lugar accesible al público mediante un sistema de pasarelas en altura que permita obtener una visión global e innovadora de la ínsula.