La vida en Pompeya se apagó en el año 79 d.C. con una terrible catástrofe. Los cuerpos de las víctimas de la erupción del Vesubio arrojan una trágica estampa, pero las excavaciones en la antigua ciudad han permitido rescatar muchísima información sobre todos los aspectos imaginables del mundo romano. Los actuales trabajos de investigación en una zona central del yacimiento acaban de sacar a la luz los restos de una obra en curso cuando el volcán desató toda su furia: un conjunto de herramientas de trabajo, tejas y ladrillos apilados y montones de cal que ofrecen otra instantánea valiosa sobre la actividad diaria y las técnicas de construcción de la Antigua Roma.
Lo más destacado del hallazgo de esta casa en reconstrucción, probablemente dañada por algún terremoto como el que se registró en el año 62 d.C., es que ha permitido documentar un atajo constructivo empleado por los romanos para terminar más rápido las obras: mezclar directamente la cal viva, y no 'apagarla' antes en agua, con la arena puzolánica para elaborar su famoso hormigón (opus caementicium). Una argamasa que tan solo se habría humedecido en el momento de aplicarse sobre los muros. Esto significa que el mejunje estaba aún caliente debido a la reacción térmica en curso y, por lo tanto, se secó más rápidamente, acortando el tiempo de construcción de toda la edificación.
"La hipótesis propuesta por el equipo es la de la mezcla en caliente, es decir, la mezcla a altas temperaturas, donde la cal viva (y no la cal apagada) se premezcla con puzolana seca y posteriormente se hidrata y se aplica en la construcción del opus caementicium", explican los autores de un estudio realizado por investigadores del Parque Arqueológico de Pompeya y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (Estados Unidos) y cuyos resultados se han presentado este lunes en el E-Journal de las excavaciones en el yacimiento.
"Los datos que surgen parecen indicar el uso de cal viva en la fase de construcción de los muros, un práctica ya hipotetizada en el pasado y capaz de acelerar significativamente el tiempo necesario para una nueva construcción, pero también para la renovación de edificios dañados, por ejemplo por un terremoto", ha valorado Gabriel Zuchtriegel, el director del Parque Arqueológico. "Esta parece haber sido una situación muy extendida en Pompeya, donde se estaban realizando trabajos en casi todas partes, por lo que es probable que después del gran terremoto de 62 d.C., diecisiete años antes de la erupción, se hubieran producido otras sacudidas sísmicas que azotaron la ciudad antes del cataclismo de 79 d.C.".
La nueva información sobre las técnicas de construcción romanas se ha obtenido gracias a las excavaciones en curso en la Regio IX, concretamente en la Insula 10, donde se han hallado de una panadería-cárcel donde los esclavos, con ayuda de burros atados al suelo y con los ojos vendados que caminaban durante horas haciendo girar las ruedas de moler, fueron confinados para trabajar el grano y fabricar pan, o un bodegón con una especie de pizza antigua. Los trabajos en esta área que hasta ahora apenas había sido investigada científicamente están enfocados consolidar la estructura hidrogeológica a lo largo del límite entre las partes excavadas y las no excavadas de la ciudad romana.
El atrio de la casa en reparación, según ha anunciado el Parque Arqueológico de Pompeya en una nota de prensa, estaba parcialmente descubierto y con los materiales para la renovación amontonados en el suelo y en una puerta del tablinum (área de recepción). El espacio estaba decorado en el cuarto estilo pompeyano y se ha documentado una pintura mitológica de Aquiles en Esciros. Además, llama la atención la presencia en una de las columnas de "las cuentas de la obra", números romanos escritos con carboncillo, fácilmente borrables a diferencia de los grafitis grabados en el yeso, probablemente anotados por los propios obreros como hoja de cálculo.
Los arqueólogos también han identificado restos de la actividad en curso en el entorno que albergaba el larario, donde se encontraron ánforas reutilizadas para "apagar" la cal viva. Asimismo se han descubierto herramientas de construcción en varias estancias de la casa, desde el peso de plomo para levantar una pared perfectamente vertical hasta las azadas de hierro utilizadas para preparar el mortero y trabajar la cal.
En la domus cercana, a la que se puede acceder desde una puerta interior, y en una gran residencia detrás de las dos casas, que hasta ahora solo ha sido investigada parcialmente, han aparecido más testimonios de una gran obra en construcción, como lo atestiguan también los enormes montones de piedras para ser utilizados en la reconstrucción de las paredes y ánforas, cerámicas y azulejos recolectados para ser transformados en mortero de cal (opus signinum). Todas estas evidencias sugieren que el conjunto de la manzana se encontraba sometido a trabajos de renovación en el momento de la erupción que sumió a Pompeya en la oscuridad.