Los secretos de Pompeya que salen a la luz gracias a la revisión de zonas ya excavadas
Los fascinantes resultados de una serie de investigaciones en curso permiten obtener nueva información sobre la ciudad desde sus orígenes hasta la erupción del Vesubio.
24 mayo, 2024 08:48En su momento de mayor esplendor, después del terremoto que sacudió Pompeya en el año 62 d.C., las termas Estabianas se convirtieron en los baños públicos más grandes en uso de la ciudad romana, con una extensión de 3.300 metros cuadrados. Ubicadas en una zona céntrica, en la intersección de las dos vías principales de la urbe, contaban con dos secciones separadas para hombres y mujeres y los espacios habituales de este tipo de complejos: una palaestra al aire libre para practicar ejercicio con una piscina (natatio), un vestuario (apodyterium) y las tradicionales salas de agua fría, templada y caliente.
Estas termas, desde su hallazgo a mediados del siglo XIX, han sido un sitio intrigante y fundamental para estudiar y reconstruir la cultura del baño en la Antigua Roma. Pero unos trabajos arqueológicos recientes realizados por investigadores de la Universidad Libre de Berlín y la Universidad de Nápoles La Oriental han desvelado una nueva sorpresa: la apertura de una serie de zanjas en el patio ha sacado a la luz dos saunas o salas de sudoración seca (laconica) de época republicana que fueron destruidas durante unas obras de ampliación del complejo. Un "experimento cultural muy ambicioso" y un privilegio reservado al parecer solo a los hombres.
El entramado de estructuras que forman la ínsula 14 de la Regio I de Pompeya empezó a sacudirse el material volcánico en la década de 1950. Un proyecto todavía en curso desarrollado por la Universidad de Tulane (Estados Unidos) y el Parque Arqueológico de Pompeya está ahora desvelando la verdadera función de esos espacios y cómo se fueron transformando a lo largo del tiempo. Por ejemplo, la zona meridional, que comenzó a urbanizarse en el siglo II a.C., estuvo en un principio destinada al comercio hasta que en el siglo I d.C. se convirtió en un restaurante que ofrecía banquetes en lujosos triclinios para los miembros de la élite.
Otros habitáculos del complejo funcionaron como taller de fabricación de esteras en los años previos a la erupción del Vesubio. También se ha documentado un mensaje electoral que conserva el nombre de una mujer llamada Tegeticula. Se trata de un ejemplo único en la onomástica latina que ha llevado a los investigadores a plantear la hipótesis de que se puede tratar de una esclava que tras quedar libre se hizo cargo del negocio. De confirmarse, sería un importante documento sobre la movilidad social, y en concreto de las mujeres, dentro de la ciudad romana, así como la influencia política que tenían para pedir el voto para alguien en unas elecciones.
Los resultados provisionales de estos proyectos y otros cuatro más se han publicado esta semana en el E-Journal, una revista científica editada por el propio Parque Arqueológico de Pompeya que persigue la divulgación de los hallazgos y las investigaciones casi en tiempo real. "Los contenidos académicos se presentan con los ritmos periodísticos de un semanario", presume Gabriel Zuchtriegel, el director del yacimiento. "Atrás quedaron los días en que los arqueólogos guardaban datos inéditos durante años o décadas antes de publicarlos".
Siglos de historia
Pero lo que reflejan todos estos trabajos son también las posibilidades de investigación y datos que esconden espacios excavados con anterioridad. En la ínsula 14 de la Regio VII, prospectada a principios del siglo XIX, se identificó una serie de talleres. Pero el ansia de búsqueda de valiosos hallazgos materiales acabó por destruir los derrumbes de las estructuras arquitectónicas y el mobiliario de las tiendas que habían sido sepultadas en el año 79 d.C. Esa circunstancia, sin embargo, ha permitido a los investigadores de la Universidad de Génova desarrollar una excavación estratigráfica pormenorizada y extensión y releer la historia y la evolución de ese tramo de ciudad en periodos previos a la época imperial.
"Todos estos proyectos tienen algo que aportar y demuestran que reestudiar y revisar zonas ya excavadas en los últimos 276 años, dejando a un lado el tercio intacto que queda del yacimiento (unas veinte hectáreas), nos ofrecen datos nuevos y desconocidos sobre la urbe", valora el arqueólogo Rubén Montoya, autor de Pompeya. Una ciudad romana en 100 objetos (Crítica). "No hacen falta excavaciones monumentales. Pompeya también es avanzar reinterpretando y revisando lo ya sondeado, y eso también es un reflejo fiel de lo que es la arqueología".
Las numerosas investigaciones que están en curso en Pompeya no se centran exclusivamente en descubrir más instantáneas de la vida romana en el momento en el que se registró la erupción del Vesubio, sino que pretenden ahondar en la historia y el desarrollo de la ciudad a lo largo de sus distintas épocas. La llamada casa de Petronia, donde ahora trabaja un equipo de la Universidad de París X Nanterre y Universidad de Nápoles La Oriental, está permitiendo documentar cómo era la urbe en época samnita gracias a una domus con atrio testudinato (cubierto), el prototipo de vivienda más extendida en el asentamiento en el siglo III a.C.
El proyecto PRAEDIA, por otro lado, se centra en reconstruir el paisaje arquitectónico y natural del cuadrante sureste de la ciudad, coincidente con la Regio II. Los resultados han permitido documentar un "sector vital" en la vida de Pompeya desde la época arcaica hasta la erupción del Vesubio en donde se fueron levantando y derribando insulae y casas de tamaño medio para acabar con el llamado Complejo de Ritos Mágicos, un lugar de culto para la cohesión social y cultural.
"Este tipo de resultados es de vital importancia pues, aunque la erupción sucedió en 79 d.C., Pompeya estuvo habitada desde finales del siglo VII a.C. Y son precisamente los tres primeros siglos de vida de la ciudad los más desconocidos por los arqueólogos, cuyos datos recuperan de niveles de ocupación anteriores a los que el turista recorre hoy en día", valora Montoya. "Las últimas décadas han permitido esbozar pinceladas de una Pompeya Arcaica que, poco a poco, iremos conociendo gracias a los sondeos estratigráficos y estudios similares".
El último de los trabajos divulgados en la revista del Parque Arqueológico de Pompeya conduce a un lugar extramuros localizado a tres kilómetros al oeste, Oplontis, en concreto la villa B, un concurrido espacio comercial y residencial en la costa del golfo de Nápoles. Los sondeos entre 1947 y 1991 sacaron a la luz más de 1.400 ánforas que aguardaban a ser rellenadas con vino o los esqueletos de 54 víctimas. Olvidada desde entonces, el nuevo proyecto ha permitido datar con mayor precisión varios edificios y ha desvelado al menos cinco secuencias constructivas a lo largo de la vida útil de la villa. Unos ejemplos de cómo lo ya conocido puede revelar cosas nuevas tan solo aplicando metodologías y tecnologías modernas.