Francisco de Bobadilla es un desconocido comendador de la orden de Calatrava que desempeñó un papel central en la conquista y colonización del Nuevo Mundo bajo las órdenes de los Reyes Católicos, quienes le enviaron a Santo Domingo para investigar a los hermanos Colón en la isla de La Española, actuales Haití y República Dominicana.
En septiembre de 1500, Cristóbal Colón se presentó ante Francisco de Bobadilla en la ciudad de Santo Domingo. Allí, frente a todos los vecinos, el juez y pesquisador real mandó encadenar de forma inmediata al que había sido almirante y virrey de las Indias. En prisión se reunió con sus hermanos Diego y Bartolomé, que fueron enviados a España para ser juzgados. No existe acuerdo sobre si obedecía órdenes secretas de los Reyes Católicos o se dejó llevar por la ira. Cuando Colón llegó a la Península Ibérica fue liberado. Jamás recuperaría su prestigio y sus cargos sobre las nuevas tierras.
Se desconoce dónde y cuándo nació Francisco de Bobadilla: la primera vez que aparece en los registros es en 1480 como comendador de la Orden de Calatrava en la localidad de Auñón, Guadalajara. Parece que no se ganó las simpatías de la población ya que esta "se alzó contra él por sus abusos, tratando de matarlo y obligándole a huir". Después de su fracaso en Auñón, del que se desconocen más detalles, ofició como comendador en más localidades sin nada que resaltar.
Un nuevo mundo
Un acontecimiento decisivo marcaría su vida, aunque en ese momento no fuese consciente del mismo. El 12 de octubre de 1492, la expedición de Cristóbal Colón que buscaba encontrar una nueva ruta hacía Asia, después de atravesar el Atlántico, desembarcó en la isla de Guanahaní, a la que nombraron San Salvador.
Sin saberlo habían llegado a América, un continente desconocido para los europeos. Cuando la noticia de esta supuesta ruta hacia Asia llegó a los Reyes Católicos comenzó el turno de la burocracia y la diplomacia internacional.
Portugal tenía la exclusividad de África y los Reyes Católicos exigieron la misma condición para las nuevas tierras descubiertas por Colón, que permanecieron aún indefinidas. Mediante el Tratado de Tordesillas (1494) se llegó a un acuerdo con los vecinos lusos y, mediante la Bula Inter Caetera (1493) del papa Alejandro VI, los Reyes Católicos recibieron el derecho y la obligación de evangelizar a los habitantes de las Indias y el dominio de sus tierras.
Con la bendición del papa y el beneplácito portugués, la corona autorizó nuevos viajes del genovés a las Indias. Para mantener el control de la corona sobre ellas, se le encargó al intrigante capellán de la reina, Juan Rodríguez de Fonseca, organizar la colonización y exploración de lo que sería América.
La relación entre la familia Colón y Fonseca fue desastrosa, nunca lograron congeniar. El papel de Cristóbal Colón como gobernador general del Virreinato de Indias fue bastante discutido. La reina Isabel se mostró alarmada cuando capturó a varios indígenas para convertirlos en esclavos, al igual que había hecho durante sus años al servicio de Portugal en África.
Enemigos de Colón
Los colonos españoles, asentados en La Isabela, consideraron que estaban siendo tratados de forma injusta y reclamaron las tierras de los indígenas. Estos últimos se sublevaron repetidas veces. Colón les exigía cada vez más oro, el cual se agotó rápidamente y tomó la decisión de tomarlos por esclavos, escandalizando a la reina Isabel.
La Isabela fue golpeada por varios huracanes, el hambre, las enfermedades tropicales y los nativos diezmaron a los colonos. Algunos de ellos intentaron tomar al asalto varias naves y regresar a la Península. Los gobiernos de Cristóbal Colón y su hermano Diego se vieron gravemente discutidos. El conspirador Juan de Roldán, junto a varios vecinos hartos de los Colón, encabezó una rebelión.
Estas noticias alarmaron a la corona, que resolvió enviar a Francisco de Bobadilla, compinchado con Fonseca, con los títulos de juez pesquisador y gobernador de las Indias para esclarecer lo ocurrido. Aún no está muy esclarecido el por qué de elegir a Bobadilla para la investigación, pero así lo hicieron.
Partió con dos carabelas, quinientos hombres, varios frailes y catorce indios que habían sido enviados como esclavos a España para devolverles a su tierra. Según llegó a Santo Domingo en agosto de 1500, se puso del lado de los amotinados. Incautó los bienes de Cristóbal y apresó a su hermano Diego. Después inició su investigación contra el descubridor recogiendo una larga lista de acusaciones, reales e imaginarias. Una vez los Colón se presentaron en la ciudad, fueron encadenados, encarcelados y enviados a la Península de inmediato.
En su regreso a España, fue enviado directamente a comparecer ante Fonseca, enemigo declarado de Colón. Parece que los monarcas se mostraron magnánimos y ordenaron su puesta en libertad. Eso sí, perdió los amplios poderes que le habían conferido Isabel y Fernando. La monarquía había ganado la partida. Aún así se le permitió regresar al Caribe en 1502 en una nueva misión de exploración.
En este intermedio, Bobadilla gobernó La Española, colonizando y ocupando nuevas tierras que repartió entre los colonos. Para contentarles les permitió hacer uso de los indígenas para realizar trabajos forzados en las escasas minas de oro que existían en la isla. Su gobierno fue breve y fue requerido a la Península cuando llegó Nicolás de Ovando para hacerse cargo de la colonia.
Cristóbal Colón regresó a Santo Domingo, donde se encontraría con Ovando y Bobadilla. El descubridor del Nuevo Mundo anunció la llegada de una enorme tempestad y pidió refugio en el puerto, que le fue negado en un último acto de desprecio, obligándole a buscar refugio en Jamaica.
Bobadilla ignoró la advertencia de su rival y se lanzó al mar. En el trayecto, un enorme huracán sorprendió a la flota. Las naos lucharon de forma desesperada por vencer a los elementos hasta que terminaron engullidas por las aguas. Nunca más se tuvo noticia de Bobadilla ni de su flota.