La tumba de un guerrero que fue sepultado "armado hasta los dientes" probablemente en el siglo VII ha salido a la luz en Alemania. El individuo, un hombre que murió entre los 30 y 40 años de edad, fue inhumado con una espada larga (spatha) basada en la que utilizaba la caballería romana, una espada corta con una hoja de hierro y un puño de bronce llamado seax, un cuchillo de hierro, una lanza de la que solo se conservaba la punta y los vestigios metálicos de un escudo hecho de madera.
El espectacular enterramiento fue hallado el pasado mes de junio durante unas excavaciones en una necrópolis medieval en la ciudad de Ingelheim, a unos 40 kilómetros al oeste de Frankfurt y localizada al lado del río Rin. Según los investigadores, este lugar de enterramiento, donde se han documentado muchas fosas saqueadas, fue utilizado entre los siglos V y VIII por los habitantes y granjeros de la zona.
"Cuando salió a la luz el filo de un escudo, al principio no estaba claro si pertenecía a una de las tumbas excavadas o a una que aún no había sido descubierta", ha explicado Christoph Bassler, el director la intervención arqueológica. "Así que continuamos cavando con cuidado hasta que quedó claro: entre dos enterramientos saqueados descubrimos una tumba completamente intacta que los ladrones debieron haber pasado por alto por alguna razón desconocida".
Los arqueólogos creen que la sepultura data del periodo merovingio, una dinastía de estirpe germánica que se extendió aproximadamente entre finales del siglo V y mediados del VIII y gobernó las actuales Francia, Bélgica y una parte de Alemania. Se trataría de un individuo importante de la comunidad, aunque no especialmente acaudalado. Según Bassler, las armas eran "de alta calidad, pero no había en la tumba indicios de los codiciados productos importados que sólo los más ricos podían permitirse".
El conjunto de armas es excepcional y están presentes todas las utilizadas en esa época, la Alta Edad Media, a excepción de un arco. La hoja de la spatha, en un estado de conservación "especialmente bueno", mide unos 75 centímetros de longitud. En su conjunto, sumando el puño, asciende a 93 centímetros. La vaina, analizada con rayos X, presentaba incrustaciones de alambres de plata en la hebilla y accesorios de hierro característicos del siglo VII.
Los hombros estrechados y ligeramente elevados del esqueleto muestran que el guerrero fue enterrado en un ataúd de madera, aunque ninguno de los restos orgánicos se han conservado. El equipo de investigadores también planea realizar dataciones con radiocarbono para precisar la fecha del enterramiento, así como un estudio antropológico para identificar la causa de la muerte del individuo: ¿fue natural o cayó en batalla portando las armas con las que fue enterrado?
Christoph Bassler ha detallado al portal LiveScience que este antiguo guerrero franco debió haber combatido a pie porque la tumba no presenta ningún signo de espuelas u otro tipo de equipamiento para montar. La zona donde se situó la necrópolis está cerca del asentamiento de la época romana de Mogontiacum (la actual ciudad de Maguncia) y que fue elegida como sitio para uno de los palacios imperiales de Carlomagno en el siglo VIII. Los materiales recuperados en otras tumbas han revelado que algunas personas allí inhumadas eran artesanos expertos con sentido para el arte y la ornamentación.