A Juan Luis Arsuaga le vibra el móvil. Es un mensaje de su colega y compañero Enrique Baquedano, una imagen. La abre y ve que se trata de un molar todavía con restos de tierra. El arqueólogo le pregunta si puede confirmar que es un diente humano. Lo acaban de descubrir dos doctorandos, Jesús e Israel, durante las excavaciones en un cubil de hienas en los niveles inferiores de la cueva Des-Cubierta, uno de los yacimientos arqueopaleontológicos del Calvero de la Higuera, localizados en Pinilla del Valle, en la sierra madrileña. El paleontólogo tarda poco en contestar, y dice que sí, absolutamente, no hay dudas. Ha salido a la luz el fósil humano más antiguo de la Comunidad de Madrid, datado entre hace unos 400.000 y 500.000 años.
El descubrimiento se registró el pasado 29 de agosto y es el gran hito de la campaña número 22 del equipo liderado por Baquedano, director del Museo Arqueológico y Paleontológico de la Comunidad de Madrid, Arsuaga, director científico del Museo de la Evolución Humana y codirector de los yacimientos de Atapuerca, y el geólogo Alfredo Pérez-González. Una pieza que amplía y complica la historia del llamado "Valle de los Neandertales", un unicum en todo el mundo para el estudio del comportamiento y la vida cotidiana de los individuos de esta especie.
"Hay un aspecto determinante que es característico de los humanos: los molares presentan en el punto de unión entre ellos cierto desgaste. En este lo vemos de manera rotunda", explica Enrique Baquedano a este periódico. Como ocurre con los fósiles de otros yacimientos antiguos, el diente también parece mostrar marcas de palillos que se deberían a la acción de extraer o eliminar restos de comida. ¿Pero quién pudo ser ese individuo? "Se debe corresponder con un preneandertal o un Homo heidelbergensis. Pensamos que podrían tener alguna relación con los homininos de la Sima de los Huesos de Atapuerca", responde el arqueólogo.
¿Cuál es la importancia del hallazgo? "Sabíamos, por yacimientos como las Terrazas del Manzanares, el cerro de San Isidro o Áridos, en Arganda del Rey, que había actividad humana en la cuenca madrileña hace unos 400.000 años, pero hasta ahora no teníamos restos humanos", valora Baquedano. "En cuanto al valle del Lozoya [un lugar que tuvo unas condiciones óptimas durante el Pleistoceno para la supervivencia de un grupo de cazadores-recolectores], no teníamos testimonios de actividad humana para este periodo, y este fósil demuestra que la hubo desde al menos hace 400.000 años".
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Colección de dientes
La cueva Des-Cubierta es un lugar excepcional donde han aparecido 37 cráneos de grandes herbívoros —bisontes, uros, ciervos y rinocerontes de la estepa— que habían sido cuidadosamente manipulados. Según los investigadores, se trata de una acumulación realizada durante generaciones y vinculada con algún tipo de ritual. Su hipótesis es que ese lugar fue un santuario de caza neandertal entre hace 42.000 y 40.000 años, lo que implicaría un cambio de paradigma en la evolución humana: el Homo sapiens no habría sido la única especie humana con capacidad simbólica.
El cubil de hienas donde ha aparecido el nuevo molar del Pleistoceno Medio se encuentra en uno de los extremos de la cavidad. "Es una presa que pudo haber sido cazada o, más probablemente, carroñada", explica Baquedano. No es el único refugio de la hiena manchada (Crocuta crocuta), la más grande y poderosa, documentado en el Calvero de la Higuera que reporta restos humanos arrastrados a su interior como alimento. En la cueva del Camino se han hallado dos molares de un neandertal de unos 18 años; y en la cueva de la Buena Pinta, tres dientes de otro individuo de la misma especie de unos 34-40 años.
En más de dos décadas de excavaciones en el sitio, los investigadores solo habían logrado recuperar restos humanos de tres individuos —en la cueva Des-Cubierta aparecieron también los dientes de un niño que podría ser el primer caso de un enterramiento neandertal en la Península Ibérica—. Pero la campaña todavía en curso ha sido harto generosa en este sentido: en el Abrigo de Navalmaíllo, un campamento que sirvió como refugio a pequeña partidas de caza, ha salido a la luz un premolar de un neandertal de hace unos 44.000 años.
"Es el primer resto humano que descubrimos en este lugar donde vivieron los neandertales, hasta ahora solo teníamos restos de su actividad", subraya el arqueólogo. En torno a grandes fuegos, se alimentaron, fabricaron herramientas de piedra, curtieron pieles... Es decir, sobrevivieron en un espacio protegido con una visera de grandes bloques de piedra que se desmoronaron en algún momento dejando intacta toda esta información prehistórica.
Enrique Baquedano recuerda que en 2019, en el cubil de hienas de la cueva Des-Cubierta, apareció un fósil de una rata de agua llamada Mimomys savini que vivió en las cuevas prehistóricas, como en Atapuerca, donde se encontró asociada al Homo antecessor, hace unos 600.000 años. "Eso nos dio pistas de que estábamos en un nivel muy antiguo y en aquel momento ya dije que en Pinilla del Valle nos podíamos ir a cronologías similares a las del H. antecessor", datado en hace unos 800.000 años. ¿Habrá en el Calvero de la Higuera restos humanos tan antiguos? Un interrogante que necesita más excavaciones y análisis para ser resuelto.