El marido de Ana Rosa admite en juicio el pago de 20.000 € a Villarejo por espiar a un exjuez

Los empresarios Juan y Fernando Muñoz han admitido este lunes ante el tribunal que juzga el caso Tándem que pagaron 20.000 euros al excomisario José Manuel Villarejo para que espiara a un antiguo socio de Fernando y al abogado Francisco Javier Urquía.

Villarejo les proporcionó dos videos sobre este último, que fue expulsado de la carrera judicial en 2012 tras ser condenado por prevaricación y cohecho. En ellos se veía a Urquía en una orgía con prostitutas y esnifando cocaína.

Los hermanos Muñoz Tamara han ratificado el acuerdo al que llegaron en octubre de 2020 con la Fiscalía Anticorrupción, que, tras el reconocimiento de los hechos, rebajó a 11 de meses de prisión la petición de pena para cada uno de ellos, que inicialmente ascendía a ocho años de cárcel. Al ser inferior a dos años de cárcel y carecer los acusados de antecedentes, ambos podrán eludir el ingreso en prisión, s bien el pacto se ha suscrito únicamente con el Ministerio Fiscal y no con el resto de las acusaciones populares ni particulares.

Juan Muñoz, marido de la periodista Ana Rosa Quintana, y su hermano Fernando han explicado a la Sección Penal Cuarta de la Audiencia Nacional que en una comida celebrada el 15 de febrero de 2017 pidieron a Villarejo y a su número dos, Rafael Redondo, que consiguieran información patrimonial sobre Mateo Martín Navarro, socio de Fernando Muñoz.

"El conflicto era que Fernando y Mateo estaban acusados de un presunto delito fiscal desde 2008", explicó Juan Muñoz al tribunal. "Martín Navarro se declaró culpable y asumió toda la responsabilidad. Pero luego cambió de posición, se declaró insolvente y cambió de opinión sobre su culpabilidad, faltando a los acuerdos de atender  solidariamente con Fernando la responsabilidad de aquellos hechos".

Juan y Fernando Muñoz sospechaban que Urquía, nuevo abogado de Mateo Martín, estaba detrás de ese cambio de estrategia y tenían el convencimiento de que el exsocio de Fernando tenía un notable patrimonio.

"El motivo del encargo era obtener información patrimonial que desmontase la falta insolvencia que Martin Navarro manifestaba", explicó Juan Muñoz, que añadió que en la primera reunión celebrada con Villarejo éste recordó que Urquía era una persona "con debilidades" y que existía "un video que grabó el CNI".

Esa cinta fue visionada en las oficinas de la empresa de Villarejo, Cenyt, en el edificio madrileño de Torre Picasso en una reunión posterior. "Aparecían unas señoras que parecían prostitutas y drogas", describió Juan Muñoz a la Sala.

Una copia de la cinta fue entregada en ese momento al abogado Ricardo Álvarez-Ossorio, amigo de Fernando Muñoz, con el fin de que hablara con Urquía para que Mateo Martin Navarro volviera a admitir su responsabilidad en el delito fiscal. Álvarez-Ossorio, que también ha declarado en el juicio esta mañana, ha manifestado que no utilizó el video ("que ya había circulado por todos los foros de Marbella") ni habló con Urquía.

Los hermanos Muñoz Tamara han admitido que Villarejo y Redondo les entregaron un informe sobre Mateo Martín y Urquía "con seguimientos, situación patrimonial y circunstancias personales". Como anexo aparecía un segundo vídeo en el que Urquía aparecía en el aseo de un local público "consumiendo cocaína".

Juan y Fernando Muñoz han validado las grabaciones de sus reuniones con Villarejo, que éste registró subrepticiamente sin su consentimiento. "Hasta donde puede alcanzar mi memoria, recogen el contenido de las reuniones. No podíamos imaginar que estas reuniones se estuvieran grabando", dijo Juan.

Ambos acusados han manifestado que ninguno de los dos vídeos del exjuez Urquía que Villarejo les entregó fueron utilizados. "En la fecha en que fuimos detenidos [julio de 2018] ya había un acuerdo de Fernando con el fiscal y la Abogacía del Estado para cancelar él solo la responsabilidad civil integra", explicó el marido de Ana Rosa.

Al principio de la sesión, el tribunal ha comunicado la inadmisión a trámite de la recusación del magistrado Fermín Echarri por haber sido presentada de forma extemporánea.