El empresario mallorquín Tolo Cursach en los juzgados de Palma

El empresario mallorquín Tolo Cursach en los juzgados de Palma EFE

Tribunales CORRUPCIÓN

El misterio del Winchester cargado sobre el que Cursach dormía todas las noches

El propietario de Tito's y BCM ha sido condenado a ocho meses de prisión por tenencia ilícita de armas, la primera sentencia contra él

10 junio, 2018 02:29

"Está debajo de la cama" indicó con tranquilidad Tolo Cursach, el 'capo' de la noche mallorquina, a los agentes que ponían patas arriba su dormitorio en busca de pruebas relacionadas con el rosario de graves delitos de los que está acusado, castigados en su conjunto con más de 80 años de prisión. 

Cursach se refería a una carabina estadounidense. Un rifle Winchester 290 calibre 22 que tenía "listo para disparar" debajo de su cama. La Policia Nacional encontró una caja con 50 cartuchos de calibre munición 22 Dynamie Nobel en el cajón de su mesilla, entre bolsas de aseo con artículos de aerolíneas. En su vestidor, junto a las camisas, los zapatos y los cinturones, también hallaron más de 80 cartuchos repartidos en tres cajas.

Impávido, el magnate no hizo perder el tiempo a los agentes y les indicó dónde se encontraba el arma, perfectamente cargada y "apta para disparar" como confirmaron los especialistas balísticos de criminalística de la Guardia Civil de Cataluña.

El hallazgo motivó la apertura de una investigación contra él centrada en la presunta tenencia ilícita de armas. El juicio se celebró en marzo y este lunes, el juzgado de lo Penal número 7 de Palma ha dictado una sentencia que le condena a ocho meses de prisión.

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Las incógnitas

El fundador de Tito's y BCM, las dos mayores discotecas de Palma, no tenía permiso de armas. Pero más allá de los hechos probados, existen algunas incógnitas alrededor de su misteriosa carabina que los investigadores no han podido resolver.

En España no hay industria que fabrique armas como la intervenida. Nadie (al menos según el registro de la Intervención General de Armas de la Guardia Civil) inscribió nunca un rifle similar a nombre del acusado ni a ningún otro.

Sin embargo, la carabina lleva una placa adherida con la inscripción 'Marc Rigo', un nombre que Cursach niega haber oído. El empresario dio a entender durante el juicio que ni siquiera se acordaba de tenerla. Sin embargo, esta explicación no cuadra "ni con que el arma estuviera debajo de la cama ni con la munición en la recámara ni con la distribución de la munición en el dormitorio", se puede leer en la sentencia firmada por el magistrado Eduardo Calderón Susin.

A preguntas del Ministerio Fiscal, Cursach declaró en sede judicial que "la escopeta y la munición eran de un tal Miguel Nadal, el del restaurante Ca'n Miquelet, al que le había dejado vivir en una caseta de la finca y que, cuando este falleció, la encontró y se la llevó a su casa". 

Precisamente la imposibilidad de determinar si su confesión es o no verdadera ha impedido atribuirle la comisión del delito de tipo agravado. Sin embargo, el juez considera que es "posible o muy posible que el acusado adquiriera la carabina (y la munición) hace ya muchos años en el mercado clandestino, pero no puede descartarse de plano la hipótesis de que hubiera adquirido la posesión, como él ha mantenido en el juicio, al encontrar el arma en una caseta que, dentro de su finca, habría dejado a un amigo, o conocido, cuando este falleció".

Desde los años 80

Tolo Cursach obtuvo la titularidad de un permiso de armas expedido en Palma el 15 de abril de 1982. Éste expiró en 1987, pero el empresario no lo renovó nunca.

Precisamente es la época en la que, según el sumario de la gran causa que se sigue contra él y sus colaboradores por presunta organización criminal, extorsión, cohecho, blanqueo, corrupción de menores, tráfico de influencias y otros graves delitos, habría comenzado a hacerse con el control de la noche mallorquina por medio de la extorsión a la competencia y los sobornos a policías y políticos locales.

Desde entonces, disfrutó presuntamente de un trato de favor que le permitió hacer obras sin licencia en sus dos grandes discotecas, duplicar el aforo en éstas con el consiguiente peligro para la seguridad de las personas y convertirse en el amo del ocio nocturno de Calviá, adueñándose, según la investigación, de los negocios de la famosa plaza Pitiuses donde se encuentra BCM, la macrodiscoteca que lleva sus inciales.