Jordi Turull y Carles Puigdemont este jueves en Waterloo (Bélgica).

Jordi Turull y Carles Puigdemont este jueves en Waterloo (Bélgica).

Política GOBIERNO-JUNTS

Junts convierte en prioridad para Cataluña el control de la inmigración y da otra tregua al PSOE para "seguir negociando"

La prórroga de la iniciativa para que Sánchez se someta a una cuestión de confianza se produjo tras negociaciones que se apuraron hasta los instantes previos a la reunión de la Mesa del Congreso.

Más información: Puigdemont amenaza con romper el viernes con Sánchez si el Congreso no tramita la cuestión de confianza el jueves

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Carles Puigdemont ha dejado claro que el control de la inmigración es su gran prioridad. Un mes después de presentar en el Congreso la cuestión de confianza a la que debería someterse Pedro Sánchez, y tras varios días amenzando al Gobierno con retirarle su apoyo si este mismo jueves no se tramitaba, decidió en el último momento dar una nueva tregua al PSOE.

Con esta pausa, Puigdemont espera acelerar la negociación del traspaso de las competencias de inmigración a Cataluña. Hay todavía algunos escollos, como que Junts pretende que se cedan los permisos de larga y corta duración, las órdenes de expulsión y el control de fronteras.

Precisamente sobre esta última cuestión se ha referido este viernes el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que ha recordado en RNE que la Constitución "no permite" la delegar el control de fronteras para que sean los Mossos d'Esquadra quienes ejerzan esta función en todo el territorio catalán.

A pesar de ello ha admitido que "se ha avanzado mucho" en las negociaciones sobre inmigración, aunque se ha mostrado cauto porque las conversaciones aún no han concluido.

Junts y la inmigración

Junts busca dar preeminencia al problema de la inmigración para capitalizar un relato que en Cataluña abandera sobre todo Aliança Catalana, que irrumpió en las pasadas elecciones autonómicas. También Vox, que tiene un discurso muy beligerante. El objetivo de Junts es frenar la sangría de votos hacia estas dos formaciones.

Sánchez había hecho saber con apariencia de firmeza que vetaría la iniciativa de la cuestión de confianza, asumiendo las consecuencias de ruptura de las negociaciones, lo cual incluía dar por perdidos los Presupuestos de 2025. Pero a última hora el PSOE no se atrevió a contrariar a PuigdemontEste había transmitido que un veto a la iniciativa supondría llevar la legislatura a una situación de bloqueo e inactividad legislativa.

En los últimos días, los interlocutores habituales del PSOE con Puigdemont, especialmente Santos Cerdán, han trabajado con intensidad en intentar convencer a Junts para que retirara o, al menos, reformulara la proposición no de ley, para quitarle contenido ejecutivo. Junts se negó. 

Al final, la prórroga de la iniciativa contó con el visto bueno de Junts. Se produjo tras intensas negociaciones, con conversaciones que se apuraron hasta los minutos previos al inicio de la reunión de la Mesa del Congreso. Puigdemont logra mostrar que Sánchez no es capaz de ejecutar su amenaza de veto y puede mantener esa espada de Damocles sobre la cabeza del presidente del Gobierno.

En realidad, ni Pedro Sánchez quiere dar motivos a Puigdemont para romper relaciones y llevar a la legislatura a un punto muerto, ni el líder de Junts quiere que se acabe la tensión a la que somete permanentemente al PSOE y que le mantienen en el centro del debate.

En esa situación de empate infinito y sin mayoría alternativa en el Congreso, ambos decidieron este jueves parar de nuevo el reloj. De ahí que el PSOE hiciera que la Mesa del Congreso, donde tiene mayoría, aplazara por segunda vez la decisión sobre la admisión a trámite de la cuestión de confianza.

La iniciativa la presentó Junts para visualizar la distancia política y parlamentaria con Sánchez. En un primer momento, Moncloa dijo que usaría su mayoría en la Mesa para vetar la iniciativa. Pero finalmente la aplaza.

La previsión ahora es tomar una decisión de aquí a finales del mes de febrero, que es cuando Junts tiene cupo para que se debata una iniciativa suya en el pleno del Congreso.

El Gobierno no quiere arriesgarse a que, cuando se vote la proposición, haya una mayoría de Junts, PP y Vox que inste a Sánchez a presentar esa cuestión de confianza. No tendría valor efectivo, ya que se trata de una proposición no de ley, pero sí simbólico y político, y podría ser demoledor para Sánchez.  

Según fuentes del Gobierno, la intención es intentar llegar a acuerdos sobre la política migratoria y otros pendientes antes de que la Mesa del Congreso se vuelva a reunir a principios de febrero.

Está también en el aire la llamada amnistía política, eufemismo con el que Junts designa el gesto de la reunión entre Sánchez y Puigdemont, que el Gobierno da por hecha, pero una vez asegurado que hay disposición firme a sacar adelante los Presupuestos.

Queda pendiente también el uso del catalán en las instituciones europeas. Se trata de un asunto con unos plazos de cumplimiento muy lentos, como explica siempre el Gobierno a Junts cuando trata de justificar que no cumple con ese compromiso.

Este viernes, Puigdemont reúne en Bruselas a los miembros de la dirección de Junts para analizar el estado de las relaciones con el Gobierno, un encuentro que había anunciado como clave para el futuro de la legislatura.