La diputada del PSOE Patricia Blanquer, durante una conversación con el grupo de ERC en la Comisión de Hacienda.

La diputada del PSOE Patricia Blanquer, durante una conversación con el grupo de ERC en la Comisión de Hacienda. Congreso de los Diputados

Política CONGRESO DE LOS DIPUTADOS

El Gobierno salva parte de su reforma fiscal hasta el Pleno del jueves para cumplir con la UE en una negociación caótica

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Pedro Sánchez mantiene con vida, al menos en parte y durante 72 horas, la ansiada reforma fiscal que prometió a la Unión Europea y de la que depende la próxima partida de fondos europeos. Al filo de la una de la madrugada, con una Comisión de Hacienda agónica tras ocho horas de sesión y dos recesos, el Gobierno logra un acuerdo precario con la mitad de sus socios para llevar el impuesto a las energéticas a su último examen.

A última hora del lunes, el Ministerio de Hacienda se comprometió con ERC, Bildu y BNG a prorrogar un año más este gravamen extraordinario y llevarlo al Pleno de este jueves. El problema es que hace unas semanas ya había pactado con Junts que este tributo decayera, por lo que Sánchez tiene tres días para sacarse un conejo de la chistera y que los soberanistas catalanes cambien de parecer.

La reforma fiscal, a la que tantas vueltas le ha estado dando el Gobierno, derivó en una Comisión de Hacienda caótica, con negociaciones al límite, pausas interminables y una turba de diputados entrando y saliendo de las salas de reuniones teléfono en mano. Alguno incluso pedía a los periodistas si tenían un cargador de móvil de sobra para poder mantenerse comunicado.

Todo para dar tres días más de oxígeno a una ley que, en el momento en el que se termina de escribir este artículo, tiene todas las papeletas de acabar en el cajón. Un dato surrealista: el Gobierno cerró a las 23.00 un acuerdo con ERC, Bildu y BNG para prorrogar el impuesto a las energéticas durante un año; dos horas más tarde, a la 01.00, el Ministerio de Hacienda dijo que también mantenía en pie su acuerdo con Junts que implica todo lo contrario.

El acuerdo precipitado con los socios de izquierdas, por tanto, tiene mucho de simbólico y poco de realista. El impuesto a las energéticas tendrá que ir, sí o sí, incluido en un real decreto en el que el bloque de investidura nunca tendrá mayoría. Necesitaría a Junts, que se opone a la medida y que por tanto uniría sus votos al PP y a Vox y conseguirían tumbarla.

La norma debería aprobarse definitivamente este jueves en el Pleno para poder entrar en vigor antes de que acabe el año y evitar así sanciones de Bruselas. También es imprescindible para conseguir los 7.200 millones de la quinta partida de los fondos europeos Next Generation, que tienen esta "reforma fiscal" como requisito.

La Comisión de Hacienda debía aprobar este lunes el proyecto de ley que establece un tipo mínimo del 15 % en el impuesto de sociedades para las multinacionales y grandes empresas, para lo cual el Gobierno contaba con el apoyo anunciado del PP, ya que se trata de la transposición de una directiva europea.

Aprovechando esta situación, el Gobierno pretendió usar la norma como plataforma para la reforma fiscal que había prometido a Bruselas. Así, con acuerdos cruzados entre sus socios, el bloque de investidura empezó a incluir en la ley diferentes enmiendas (casi 140) que van desde el aumento de las tasas al tabaco hasta impuestos a la banca o los pisos turísticos.

La mayoría de impuestos decayeron durante la interminable sesión de este lunes, pero una buena parte de esas enmiendas permanecen vivas (se debatirán el jueves) y otras tantas se han adherido directamente al texto del dictamen. Dicho de otro modo: si se quiere aprobar la ley y esquivar la sanción de Europa, el Congreso tendrá que tragar con los nuevos adornos de la norma.