La misión española en Líbano, con 650 soldados, en riesgo si Israel avanza contra Hezbolá

Aunque desde los altos cargos israelíes el mensaje de los últimos meses ha sido que la guerra es contra Hezbolá y no contra Líbano, el mensaje del Estado judío se va endureciendo. Su ministro de Exteriores, Israel Katz, incidió tras el ataque en que el grupo terrorista "ha cruzado todas las líneas rojas" y que "se está acercando el momento de una guerra total contra Hezbolá y el Líbano".

Katz realizó estas declaraciones a pesar de que indicó que no se trata de una situación de "un ejército contra otro", sino de "una organización terrorista iraní contra civiles y niños". Por ello pidió a la comunidad internacional que imponga fuertes sanciones a Hezbolá para "pararles antes de que sea demasiado tarde".

El clima prebélico deja en una delicada situación a las tropas españolas al frente de la misión Unifil en el sur del Líbano. En la zona hay desplegados 650 militares españoles que lideran un contingente de cascos azules multinacional de 3.500 y que podrían quedar atrapados en un fuego cruzado, especialmente en el caso de una invasión terrestre. 

Gideon Harari, teniente coronel en la reserva de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), señalaba hace unas semanas en declaraciones a EL ESPAÑOL: "Las tropas [de Unifil] tenían que haberse ido ya, no sirven de nada y sólo se ponen en peligro". Harari explica por qué, a su entender, la misión es inútil: "Unifil no tiene la capacidad ni la intención de parar a los terroristas".

Práctica específica de jefes de patrulla de la misión Unifil en El Líbano, comandada por España. Estado Mayor de la Defensa

El contingente de la misión de la ONU se encuentra en la frontera según revelan a EL ESPAÑOL fuentes conocedoras de la situación de las tropas. Su posición está a una veintena de kilómetros en línea recta de donde se produjo el ataque contra niños del Alto del Golán el sábado.

En caso de invasión terrestre, la Brigada Multinacional Este de Unifil, que España lidera con tropas de nueve países distintos, se verá atrapada entre dos fuegos encarnizados. El Gobierno español entiende que la misión de interposición ya no tiene sentido, y se ha convertido en prácticamente virtual, dado que es diario el intercambio de cohetes y misiles desde los dos lados de la frontera, que sobrevuelan la "línea azul" de las tropas multinacionales. 

Las fuerzas de interposición no tienen el mandato de atacar, sólo hay permiso para utilizar la fuerza con el objetivo de despejar de actividades hostiles su área de operaciones y resistir los intentos de impedir su tarea. El Consejo de Seguridad de la ONU impuso el alto el fuego y sólo Israel cumplió las condiciones, retirarse de suelo libanés, mientras el Partido de Dios (Hezbolá) se saltó su parte, desarmarse.

Por eso, los cascos azules únicamente permanecen en el terreno como disuasión y como agentes de paz y seguridad. De este modo, si uno de los dos enemigos decide romper hostilidades, no tienen capacidad, ni entrenamiento, para contenerlo.

Ante esta posibilidad, la ONU tiene previsto un plan de evacuación por vía marítima, ya que la milicia terrorista de Hezbolá no sólo controla el sur del país, sino que cuenta con un bastión que impide el acceso al aeropuerto de Beirut. Este plan requerirá de apoyo marítimo de las tropas de Naciones Unidas, para efectuar la salida del territorio en el momento que sea necesario.