Los resultados de las elecciones municipales muestran un vuelco a favor del Partido Popular este 28-M. A falta sólo de recontar el voto procedente del exterior, el PP se impone en 28 de las 50 capitales de provincia, y podría gobernar en alguna más. Ésta es, pues, la primera cita con las urnas a nivel nacional que ganaría el centro derecha en España desde hace siete años, en las segundas generales de 2016.
El triunfo popular es clave en ese sentido y en dos más: por un lado, en las últimas municipales, el PSOE aventajó al PP en 1,6 millones de votos, y en éstas los populares superan los 700.000 de ventaja, de modo que el revolcón es total. Y por otro, que el sistema electoral que opera en los ayuntamientos no exige siempre pactos entre fuerzas para lograr mayorías.
La ley establece que si no hay acuerdos de partidos menores que alcancen la mayoría, gobierna la lista más votada. Y eso consolida la sensación de triunfo en la sede nacional del PP, porque podrá arrinconar a Vox, obligando a los de Santiago Abascal a aceptar su dominio sin demasiada fuerza para forzar la entrada en los gobiernos municipales.
Según los datos escrutados casi en su totalidad, los de Alberto Núñez Feijóo adelantan al PSOE de Pedro Sánchez en número de votos (más de tres puntos porcentuales), en concejales electos y, sobre todo, en la inmensa mayoría de las principales capitales. Y no es sólo por la fragmentación de las formaciones a la izquierda del PSOE, sino por una desmovilización de su propio electorado.
Más victoria que derrota
El PP sube más de 9 puntos porcentuales y 1,9 millones de votos, tragándose casi todos de los casi dos millones que tuvo Ciudadanos en 2019 (los liberales mantienen algo más de 300.000). Y el PSOE retrocede en algo menos de medio millón de papeletas: sólo pierde un punto porcentual, pero si la idea era la de mantener la mayor cantidad de plazas posibles, la estrategia ha sido un fracaso.
Casi a medianoche, compareció la portavoz del PSOE y ministra de Educación, Pilar Alegría, admitiendo "el mal resultado" pero negándose a admitir preguntas. En su brevísima intervención, anunció que el partido "recoge el guante" del veredicto de los ciudadanos y "toma nota". Falta por saber si eso significa que Sánchez aún guarda un as bajo su manga, apretando el botón nuclear de la ruptura de la coalición.
Gana más el PP que pierde el PSOE, por tanto. Pero la sensación en Moncloa y en Ferraz era, en la noche de este domingo, de haber sido triturados: "Es todo muy duro", se limitaba a lamentar un alto dirigente socialista, en conversación con este diario.
[Sánchez lleva al PSOE a la debacle y abre al PP de Feijóo el camino a la Moncloa]
El resultado, números en mano, es que los populares son primera fuerza en todas las capitales de nueve CCAA. En la Comunidad Valenciana: Valencia, Alicante, Castellón. En Aragón: Zaragoza, Huesca y Teruel. En Extremadura: Cáceres y Badajoz. En Oviedo (Asturias); en Santander (Cantabria); en Logroño (La Rioja); en Murcia; en Palma de Mallorca, y en Madrid.
Además, los de Feijóo triunfan siete de las ocho andaluzas: Sevilla, Málaga, Córdoba, Almería, Cádiz, Huelva, Granada. En tres de las cuatro gallegas: Pontevedra, Lugo y La Coruña. En dos capitales castellano-leonesas: Salamanca y Segovia. Y en dos castellano-manchegas: Ciudad Real y Albacete. A esta suma, se podrían añadir las dos ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.
Esto además resulta aún más llamativo -por la bolsa de votos y escaños que supondría en diciembre- mirando a las 10 ciudades más grandes de España. Según el recuento, el PP podría gobernar (solo o en compañía de Vox) en, al menos, siete de ellas.
En este "tsunami popular", como lo califican fuentes del PP y el mismo Javier Lambán (PSOE), destacan plazas especialmente simbólicas como Valencia, Sevilla y Palma de Mallorca. En ellas, María José Català, José Luis Sanz y Jaime Martínez personifican el vuelco hacia el azul que está experimentando el mapa municipal en España.
[El PSOE pierde Sevilla, su último gran bastión en Andalucía: el PP gobernará con José Luis Sanz]
A sólo seis meses de las generales, debe añadirse, además, que Julio Carnero empata a escaños y puede desbancar, si pacta con Vox, al barón local sanchista, Óscar Puente, en Valladolid.
Campaña nacional
El hecho de que la campaña electoral girara en torno a los dos grandes líderes nacionales, difuminó los mensajes locales. Éste era el empeño del líder popular, comprometido a "derogar el sanchismo".
Y a ese juego entró el presidente del Gobierno, dejando de lado sus habituales mensajes del miedo a la extrema derecha, y tratando de protagonizar una carrera basada en grandes anuncios de gasto, gracias a su control del Consejo de Ministros y el BOE. El gallego, de hecho, cerró la noche anunciando que "empieza ya el trabajo para las generales" y que sabe que su momento "va a llegar".
Las grandes tendencias generales que se observan son la práctica desaparición de Ciudadanos, en favor del Partido Popular y el derrumbe de Podemos en todas sus diferentes nomenclaturas. Juntos, los morados, con las listas de IU no llegaron siquiera al 1% del voto en toda España, y ningún dirigente salió a dar la cara.
De hecho, el empequeñecimiento de las candidaturas moradas no sólo confirma el desinfle de aquella nueva política, sino que anticipa un riesgo para la estrategia elegida por Sánchez para mantenerse en el poder, tratando de sumar con sus aliados a la izquierda. Ni los Comunes, ni Compromís, ni Más Madrid... ninguna de las listas adscritas al Sumar de Yolanda Díaz cumplió ni los mínimos objetivos.
[Begoña Villacís se hunde en el abismo: no entra en Madrid y deja a Cs al borde de la desaparición]
Junto a ello, es llamativo cómo los populares, si bien siguen siendo fuerza minoritaria, se recuperan en dos de sus feudos más hostiles: País Vasco y Cataluña. En la primera de estas regiones de marcado nacionalismo, el PP sube en Bilbao (de 3 a 4 concejales) y en Vitoria (de 5 a 6), repitiendo los 3 que tenía en San Sebastián.
En la región catalana, los de Feijóo crecen en todas las capitales: de 2 a 4 en Barcelona; de 0 a 1 en Gerona; de 2 a 5 en Lérida; y de 2 a 4 en Tarragona. Y además, arrasan en Badalona con la mayoría absolutísima de Xavier García Albiol (con 18 de 27 ediles).
Cataluña suponía la principal esperanza de Sánchez. Al menos en la apuesta de reconquistar la alcaldía de Barcelona. Jaume Collboni ha sido el número dos de Ada Colau en la última legislatura, pero su suma con los Comunes ya no da... salvo que se una al pacto la ERC de Ernest Maragall. Así, se repetiría a nivel local el pacto que mantiene a Sánchez de momento en la Moncloa, pero la clara victoria de Xavier Trias, de JxCat (aunque escondiendo las siglas), pone en duda el mensaje de "normalización" en Cataluña.
[El PSOE podrá retener la presidencia de Navarra gracias a Bildu pese a la victoria de UPN]
Algo parecido le pasará al PSOE en Pamplona. Allí, la victoria hay que apuntársela a UPN, aunque los regionalistas de derechas no podrían gobernar ni siquiera sumando con el PP.
La primera semana de campaña estuvo marcada por la presencia de 44 etarras en las listas de los abertzales, pero si a alguien ha perjudicado no ha sido a ellos. A la vista de los resultados -primera fuerza hasta en Vitoria-, y si se mantiene la política de bloques que ha imperado desde la llegada de Sánchez al poder en España, la única suma factible es la de que los socialistas permitan un gobierno de los abertzales y Geroa Bai.
La líder del PP que más incidió en el asunto Bildu-ETA fue Isabel Díaz Ayuso. Fue ella la que reclamó su ilegalización y quien proclamó, en el cierre de campaña, "a Sánchez ya no le vota ni Txapote".
La lideresa madrileña representaba la otra gran rivalidad de Sánchez en esta cita electoral, y su apuesta era la de lograr la mayoría absoluta en la región a través de una victoria en el llamado cinturón rojo de la Comunidad de Madrid: se puede decir que lo ha logrado. El PP gana en siete de estos nueve municipios, aunque las sumas de la izquierda lo desbancarán en Coslada y en la eterna roja Rivas-Vaciamadrid.