La clave está en la letra pequeña. La fórmula con la que elaborar las listas de Sumar sigue generando rencillas entre los socios de la formación de Yolanda Díaz, cuya presentación oficial se celebra este domingo en Madrid. El socio mayoritario, Podemos, reclama el compromiso por escrito de que las listas electorales se realicen mediante primarias abiertas como contrapartida para asistir al acto, algo que la vicepresidenta no está dispuesta a admitir por miedo a que tomen el control del proceso.
Todos los –futuros– implicados en Sumar, desde Podemos hasta Más País pasando por IU, Compromís o los Comunes de Ada Colau, entre otros, tienen claro que la única posibilidad para revalidar el Gobierno es presentarse juntos bajo la bandera de Yolanda Díaz, pero difieren en el método. Si Podemos reclama las primarias abiertas por ser "el método más democrático", el resto piden que el mecanismo concreto se hable más tarde y de manera multilateral, con todos los partidos teniendo el mismo peso y evitando así salir perjudicados, ya que la militancia morada está más movilizada.
Los equipos negociadores de Sumar y Podemos han mantenido seis encuentros desde el mes de enero para pactar una fórmula que contente a todo el mundo, sin éxito. La última de estas conversaciones, por teléfono, ocurrió este lunes entre el jefe de gabinete de Díaz, Josep Vendrell, y la secretaria de Estado Lilith Verstrynge, que pidió crear "un nuevo censo de inscritos" para que todo el mundo pueda votar. Pero no.
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"El equipo de Yolanda nos ha comunicado que, a día de hoy, no van a cerrar un acuerdo con Podemos para celebrar unas primarias abiertas al conjunto de la ciudadanía en las que pueda votar todo el que quiera", señalan fuentes de Podemos. Las primarias abiertas, aunque más plurales, beneficiarían más a los morados por tratarse del partido mayoritario del espacio, por lo que podrían conseguir más puestos en las listas electorales gracias a su capacidad de movilización.
En Sumar, por su parte, niegan haberse levantado de la mesa y piden simplemente "que Podemos reconozca que hay más formaciones implicadas", dicen fuentes del Ministerio de Trabajo. Este fin de semana Yolanda Díaz le ofreció a Ione Belarra una declaración política en la que reconocía que haría primarias, pero esquivando los detalles –no mencionaba que fueran "abiertas"– para no perjudicar al resto de partidos como Más País, IU o Compromís.
Desde la formación morada sospechan que Díaz nunca ha querido abrir el proceso a todos los votantes, como ella misma reclamó la semana pasada, por lo que presionan para resolver el contrato cuanto antes . La sensación es que la presentación del próximo domingo en Magariños es menos importante que los términos de la coalición, así que no tienen prisa.
Fuentes de Podemos indican que hasta el domingo seguirán "intentando que haya un acuerdo" para firmar su asistencia al acto, algo que rechazan el resto de formaciones más pequeñas, enemistadas con los morados por diversos motivos y que esperan ganar más peso después de las elecciones autonómicas. Sea como sea, peligra la foto de unidad de la izquierda a la izquierda del PSOE a menos de una semana para su puesta de largo.
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El PSOE espera acuerdo
En el PSOE miran esta situación a su izquierda de reojo. Entre los socialistas crece la preocupación porque, asumido ya por completo el fin del bipartidismo, saben que necesitan a unos aliados fuertes para poder reeditar acuerdos de coalición, tanto en los gobiernos autonómicos que resultan del 28-M –y que dibujarán un nuevo panorama político a partir de mayo– como en lo que digan las urnas en las generales de diciembre.
Los socialistas están estudiando los distintos escenarios –con acuerdo o falta de él– y muestran su preocupación por la posibilidad de que finalmente Sumar y Podemos concurran por separado. "En la mayoría de provincias estamos viendo que conviene que vayan juntos, y eso es lo más importante para las generales", aseguran desde el PSOE.
Pero esto no sólo afectaría a las generales, sino también a las autonómicas y municipales, ya que ahí los porcentajes para obtener representación son más bajos y la excesiva fracturación puede penalizar a la izquierda.
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En el PSOE temen que la división permita que otras fuerzas adelanten a Sumar y Podemos y que los socialistas no tengan capacidad para reeditar algunos gobiernos autonómicos. Más aún si se tiene en cuenta que lo que suceda en mayo dibujará los planos con los que se construirá la campaña de diciembre. "El 28-M va a cambiar el escenario político por completo", aseguran.
De todas formas, en el PSOE esperan que los enfrentamientos entre Yolanda Díaz y Podemos no pasen de la escenificación. "Estirarán el chicle al máximo", aventuran desde Ferraz. Sin embargo, confían en que al final habrá acuerdo: "Hay que actuar con la responsabilidad que requiere la situación", zanjan.