A Yolanda Díaz la presentaron como vicepresidenta segunda del Gobierno, pero habló como candidata de Sumar. Así ha utilizado la también ministra de Trabajo su turno de intervención durante la moción de censura de este martes, que perseguía relevar a Pedro Sánchez pero que le ha servido para explicar buena parte del programa político de su candidatura a las elecciones generales, que presentará en los próximos días.
"Le doy la bienvenida al 2023. Le doy la bienvenida a la España de las mujeres", ha arrojado la vicepresidenta al candidato de Vox, Ramón Tamames, en un tono que por momentos parecía más de mitin que de intervención en una moción de censura. El propio candidato ha hecho referencia al aire electoral de Díaz durante su réplica final.
El discurso de la ministra, de algo más de una hora de duración, ha estado plagado de referencias a la Constitución, el feminismo y el papel del Gobierno durante la última legislatura. Así, vicepresidenta segunda y presidente del Gobierno se han intercambiado los papeles durante la defensa del Ejecutivo, con Sánchez más comedido y dialogante y Díaz ejerciendo el papel de poli malo, interpelando directamente al "profesor" y afeando los agujeros de su discurso.
"Frente a esa foto sepia que ustedes representan, señores de la derecha, hay una España que quiere vidas dignas, que no señala ni excluye, que se reconoce en su diversidad, territorial, lingüística y sexual", ha explicado la vicepresidenta en un tono mucho más agresivo del que acostumbra. "No queremos tutelas ni interesados agoreros, queremos mimar el pacto y llenarlo de plenitud y de leyes, abordando todo lo que podemos hacer a partir de ahora".
La presentación no ha sido sólo de Sumar, sino de ella como candidata –con referencias a su pasado militante y sindical– y como ministra, en una larga explicación sobre los logros del Gobierno esta legislatura. También, incluso, para los que se espera que sean sus compañeros de viaje en la aventura de las generales.
Díaz ha agradecido el trabajo de algunos de los ministros del Ejecutivo de coalición, desde Nadia Calviño a María Jesús Montero y parándose especialmente en los representantes de Unidas Podemos. Sobre todo, la vicepresidenta segunda ha tenido palabras de cariño y agradecimiento hacia Alberto Garzón, Ione Belarra e Irene Montero, a la que ha cogido desprevenida mientras comía un aperitivo.
La relación de la vicepresidenta con los que serán sus socios principales no está en su mejor momento, de ahí el intento pacificar las cosas mientras negocian los términos de su coalición. El pasado viernes, en medio de la olla a presión en la que se ha convertido el ala morada del Gobierno a las puertas del nacimiento de Sumar, la vicepresidenta invitó a un acto a Íñigo Errejón, ex número 2 de Podemos, e irritó al partido mayoritario del espacio.
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Hace justo una semana, Díaz anunció la presentación de Sumar en un acto multitudinario en Madrid el próximo 2 de abril, justo un día después del Consejo Ciudadano Estatal de Podemos. En las últimas semanas, los choques entre la vicepresidenta y las ministras moradas han sido constantes, de ahí el intento de tender puentes durante su intervención en la moción de censura.
"Le voy a dar un dato, profesor Tamames", arrancaba a cada instante, haciendo honor al leitmotiv que ella misma ha definido en incontables sesiones de control al Gobierno, con esas mismas palabras para reprender a la oposición. En este caso, los datos duraron más de una hora para defender la labor de sus compañeros en el Consejo de Ministros.
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Sobre todo, la titular de Trabajo ha puesto en valor el movimiento obrero, sindical y el de las mujeres, en clara referencia a los espacios de disputa electoral en los que se encuentra con más adeptos. "La historia de España no se entendería hoy sin la contribución de ellas. Y le digo esto porque en España son bien conocidos los padres de la Constitución, pero tenemos una Constitución huérfana de madres", ha lamentado.
Tamames y Vox no han sido los únicos objetivos de Díaz, que también ha criticado la actitud del PP y la ausencia de su líder, Alberto Núñez Feijóo, que ni siquiera asistió al Congreso. "El silencio o la convivencia son formas activas de participar en esa conjura, al igual que ponerse de perfil, acordar por detrás, encogerse de hombros ante el odio o el miedo", ha criticado. Y un recado que suena a eslogan:
"El futuro está ahora en nuestras manos. La transformación que este Gobierno ha emprendido en un diálogo permanente con la esperanza y con la voluntad decidida de avanzar hacia un país mejor, y lo vamos a seguir haciendo. Esto sólo es el principio. Queda Gobierno de coalición para rato".