Pedro Sánchez sacrificó la Guardia Civil a Bildu para no entregar a ERC la rebaja de la malversación
Esquerra seguirá presionando al PSOE, prepara enmiendas al Presupuesto en el Senado y recuerda que falta otra Mesa de diálogo antes de fin de año.
26 noviembre, 2022 02:10Cuando el pasado martes, Bildu anunció que había llegado a un acuerdo con el Gobierno para apoyar los Presupuestos de 2023, algunos suspiros de alivio se debieron de escuchar en Moncloa. A cambio de las competencias de Tráfico para la Policía Foral de Navarra, los votos de ERC ya no eran imprescindibles para aprobar las cuentas públicas. Y eso desarmaba a Oriol Junqueras en su capacidad de presión.
Prueba superada para Pedro Sánchez, una vez más. "Aunque bueno, cedes en una cosa ante unos para no ceder en otra ante otros", resume un dirigente del PSOE.
Y aún queda el paso de los Presupuestos por el Senado mientras la reforma del Código Penal se sigue tramitando... y Pere Aragonès aprieta recordando que toca reunir a la Mesa de diálogo, otra vez, en el mes de diciembre.
"Si hace falta, se pactará", admite un dirigente socialista. "No hay negociación por la malversación, nunca lo hemos necesitado", rebate a este periódico un ministro una vez que Bildu ha dado el sí... lo que da a entender que si un día es imprescindible, podría negociarse.
Tanto el presidente del Gobierno como Gabriel Rufián han confirmado en público que retocar la malversación se ha contemplado en las negociaciones. Pero, ¿por qué no se ha hecho (de momento)? Lo que sigue es la reconstrucción de dos semanas de llamadas, filtraciones, traiciones y señuelos a bajo precio que demuestran, una vez más, la cintura infinita de Sánchez.
Guardia Civil, para Bildu
La negociación con la coalición independentista vasca concluyó en un gran titular para los de Arnaldo Otegi. Aunque en realidad, era una noticia contada hace tres años, con otro protagonista: el PNV.
¿Cómo se convirtió en medalla para los abertzales una simple promesa incumplida con los peneuvistas? Logrando que Bildu valorara más su rentabilidad electoral -a pocos meses de las municipales- que el respeto a su alianza estratégica con ERC en Madrid.
Desde el inicio de la legislatura, las dos izquierdas independentistas, como confirman fuentes de ambas formaciones, se obligaron a coordinar su voto... salvo cuando haya asuntos puramente territoriales.
Y la Guardia Civil fuera de Navarra es oro para Bildu.
Aunque Fernando Grande-Marlaska prometiera en 2018 que nunca se haría, el PSOE firmaba sacar a la Guardia Civil de Navarra para no tener que claudicar ante la exigencia de Oriol Junqueras de poder ser candidato en las próximas catalanas.
"La Guardia Civil permanecerá cumpliendo las obligaciones previstas en la Constitución que es cooperar con la Policía foral", afirmó durante una entrevista en la Cope.
...curiosamente, el mismo argumento que le sirvió a Pedro Sánchez para defender lo contrario el miércoles, en una rueda de prensa conjunta con el primer ministro de Rumanía: "Desarrollar las competencias autonómicas es cumplir con la Constitución".
Como se acordó entre las partes, Bildu presumió mucho de su logro. "Ha quedado claro que sin la izquierda 'abertzale' no hay Gobierno en Madrid", sentenció Otegi orgulloso. Y el Ejecutivo se defendió rebajando el valor de su concesión: "Sorprende que le den tanta publicidad a una cosa que ya estaba en marcha", dijo la ministra de Hacienda, María Jesús Montero.
La también número dos del PSOE trataba de desligarse de Bildu, asegurando que el traspaso de las competencias de Tráfico al Gobierno de Navarra no era una novedad, sino que ya se cerró "con el PNV" hace tres años. También entonces, todo hay que decirlo, para asegurar los votos de los nacionalistas a favor de los Presupuestos de 2020.
Un argumento ciertamente arriesgado. Por un lado, cumplía la función de quitarle hierro a un asunto de "mala venta" en el resto de España. Pero por otro, reconocía dos cosas: que nada pinta lo que quiera el Gobierno foral de Navarra -de la socialista María Chivite- y que el Ejecutivo de Sánchez es capaz de vender dos veces lo mismo a dos compradores distintos a cambio de sus votos.
Pero todo tenía una explicación: que Moncloa necesitaba romper la unidad de acción entre Bildu y ERC en el Congreso. Porque el éxito de unos nuevos Presupuestos no valía el precio de confirmar (con la rebaja de la malversación) la sospecha abierta (con la derogación de la sedición): que todo vale para que ERC siga apoyando a Pedro Sánchez, hasta el Código Penal.
Detrás del escenario
Hasta aquí, lo ocurrido delante de los focos. Pero todo se había sustanciado con Bildu ese día 23 de noviembre, después de 12 días tensos entre bambalinas.
El viernes día 11, Patxi López y Pablo Echenique cumplieron como enviados del Gobierno de coalición y registraron la proposición de ley para reformar el Código Penal. En esas jornadas intermedias, Esquerra no sólo había sacado pecho de haber arrancado "la derogación del delito de sedición", también de que Sánchez tendría que tragar también con la malversación, vía enmiendas: "Lo sabe, tiene que pasar", desvelaban fuentes internas de los republicanos.
La "desjudicialización" del "conflicto" ya se había pactado en la Mesa de julio. Pero faltaba saber cómo se sustanciaría en concreto un concepto tan abstracto. Como informó este diario al domingo día 13, la decisión del presidente de liquidar el delito de sedición estuvo condicionada por la necesidad de contar con los votos de ERC para sacar adelante los Presupuestos: "Sin ERC no hay legislatura".
Así que cuando este periódico informó de que ERC había exigido "que Junqueras pueda ser candidato" -es decir, limpiarle la inhabilitación por malversación-, el propio Sánchez confirmaba su disposición a negociar también ese delito, entrevistado en La Sexta y en La Vanguardia: "Estudiaremos las enmiendas", admitió.
Dos días después, Gabriel Rufián confirmaba la negociación para una reforma "quirúrgica" estaba en marcha. También, EL ESPAÑOL desvelaba que las conversaciones sobre ambos delitos entre Félix Bolaños y Laura Vilagrà se celebraban de manera ininterrumpidamente desde el verano. Y que incluso se hizo en una mesa paralela a la vez que el ministro de la Presidencia trataba de cerrar con el PP la renovación del CGPJ.
Pero la reacción de la opinión pública cuando se conoció ese reverso oculto del acuerdo puso en guardia a los negociadores del PSOE.
Además, al siguiente domingo, de nuevo este diario desvelaba los entresijos de la reunión de la ejecutiva de Esquerra, y se supo que la apuesta de Junqueras por el diálogo con el Gobierno tiene trampa: no es más que una táctica para "bajar el precio" penal antes de "volver a intentarlo".
El precio empezaba a ser demasiado alto. "Así nos hundimos", confesaba un colaborador cercano a Sánchez, "no todo vale". El primer presidente que había accedido al poder gracias a una moción de censura, justificada en la necesidad de "unas instituciones decentes y transparentes", no podía aparecer en los titulares como el que abarató un delito tan ligado a la corrupción.
Menos aún, en un año electoral y con las encuestas tan a la contra.
Fue entonces cuando la orden se sustanció: algo hay que hacer con Bildu para sumar con ellos y sin ERC. Las fuentes de Moncloa, de repente, empezaron a asegurar que retocar la malversación -que ya se sabía que incluso podía limpiar a José Antonio Griñán de ir a prisión por los ERE- esa reforma ya no estaba "sobre la mesa".
Para "no necesitar" la malversación, como dijo el ministro, hacía falta que los votos de ERC no fueran necesarios. Para lograr eso, había que asegurar los de Bildu. Y para conseguir esto último, se debía entregar a los de Otegi un trofeo muy "rentabilizable", como lo definió Montero.
¿Qué mejor, entonces, que algo ya comprometido, pero nunca ejecutado? La prueba está en el mismo Sánchez, que en la rueda de prensa del miércoles ya citada, reconocía que la Guardia Civil saldrá de Navarra... pero admitía su "falta de velocidad" para ejecutar un "traspaso ya comprometido" hace tres años.
Falta saber si, ahora que ya se sabe todo, ERC jugará su última baza. Las fuentes de su dirección confirman que siguen los contactos. El presidente reabrió la puerta tras ver a ERC votar sí a los Presupuestos en el Congreso. Y mientras se tramita el Código Penal en el Congreso, "aún nos pueden forzar metiendo una enmienda a las cuentas públicas en el Senado", admiten fuentes del PSOE.
No en vano, Aragonès y Sánchez acordaron una Mesa más antes de fin de año.