Lo que explicaba Teresa Ribera en el mail que mandó este miércoles al ministro argelino de Energía, Mohamed Arkab, "es lo mismo que hemos dicho siempre", explica una fuente oficial del Ministerio de Transición Ecológica (Miteco). Tanto que Argel es consciente desde hace casi siete meses de que España atendería la petición de Marruecos para "garantizar su seguridad energética sobre la base de las relaciones comerciales".
José Manuel Albares viajó a Argel el pasado 30 de septiembre, acompañado por los presidentes de Naturgy, Francisco Reynés, y de Enagás, Antoni Llardén. Un mes después, fue la vicepresidenta Ribera la que viajó a Argel para cerrar todos los términos del acuerdo.
Fue en las reuniones con sus homólogos, Ramtane Lamamra y el citado Arkab, y con el presidente del país, Abdelmajid Tebboune, donde los ministros españoles avanzaron en este plan y Ribera comunicó la intención de "responder positivamente" a la petición de Rabat, "como corresponde hacer con cualquier otro socio o vecino".
Tanto Lamamra como Arkab y el presidente Tebboune aceptaron la solución española y "le garantizaron el suministro de energía" a Albares y Ribera. Y eso que, según fuentes de las dos empresas, "en las reuniones ya se habló de que Argelia cerraría el gasoducto Magreb Europa para cortarle el suministro a Marruecos".
Hacía apenas un mes que ambos países habían roto relaciones diplomáticas. La razón de las tensiones renovadas entre los dos enemigos del Magreb fue (una vez más) el Sáhara Occidental, donde 10 meses antes el Frente Polisario -apoyado por Argelia- había dado por finalizado el alto el fuego vigente con Marruecos desde 1991.
Fuentes del departamento de Exteriores corroboran estas informaciones y añaden que "aquí, la única novedad está en que la vicepresidenta Ribera ha mandado un correo a su homólogo argelino comunicándole el inicio de los envíos de GNL regasificado, y su Gobierno ha aprovechado la coyuntura".
El ministro Arkab señalaba este miércoles en un comunicado que había sido informado "mediante mensaje electrónico, por su homóloga española, Teresa Ribera, de la decisión de España de autorizar la explotación, en flujo inverso, del Gasoducto Magreb Europa [GME]".
El Magreb Europa, que surtía de gas argelino a Marruecos, España y Portugal a través de territorio marroquí, fue cerrado en octubre aprovechando el vencimiento del contrato de 25 años. El ministro argelino añadía que la "operación [planteada por España para el uso del GME] se realizaría este mismo miércoles".
Pero en realidad, España no solicita, sino que comunica -por deferencia diplomática- lo que por cuestiones comerciales tiene todo el derecho a hacer. Fuentes de Enagás explican que la propiedad argelina de la infraestructura sólo opera en su propio territorio, es de titularidad marroquí en los kilómetros de tránsito por este país y las instalaciones son españolas desde la frontera hasta nuestro país.
"Lo hemos hecho con total transparencia", explican desde el Miteco. "Llevamos meses explicando a Argelia que Marruecos adquiriría GNL [gas natural licuado] en los mercados internacionales, lo desembarcaría en alguna planta de regasificación peninsular y utilizaríamos el gasoducto del Magreb para que llegue a su territorio".
Un señuelo a Rabat
Esa operación fue incluida en los primeros pasos efectivos de los gestos que Albares impulsó -desde su llegada al cargo en julio de 2021- para cumplir el encargo expreso de Pedro Sánchez: arreglar la crisis con Rabat, exacerbada tras la acogida de Brahim Ghali, líder del Polisario, para ser hospitalizado en España, y el asalto a Ceuta de 10.000 personas alentado por las autoridades marroquíes.
Y en los trabajos, las compañías españolas operan como meros suministradores de servicios, aprovechando las grandes capacidades de nuestro país en desembarco, almacenaje y regasificación.
La polémica desatada este miércoles a propósito de una presunta amenaza del Gobierno argelino de cortar el suministro de gas a España -más de una cuarta parte del que consume nuestro país en lo que va de año- ha sido asumida en el Ejecutivo español con hartazgo: "Algunos quieren hacer ruido adicional".
Y es más la polémica que las palabras del propio ministro. A pesar de los exabruptos del presidente Tebboune el pasado domingo -"¡Lo de España es inaceptable!"-, Arkab se limitó a constatar una obviedad: la posibilidad de "romper todos los contratos con las empresas españolas" en el caso de que haya un "transporte de gas natural argelino entregado a España cuyo destino no sea otro que el previsto" en los documentos firmados.
Pero es que eso "nunca ha estado sobre la mesa", explican varios portavoces gubernamentales.
Y las fuentes consultadas en Enagás y Naturgy presentes en aquel viaje del ministro a Argel confirman estas condiciones, discutidas en aquellas reuniones. Si bien afirman que ellos no estuvieron presentes en las conversaciones políticas.
Meses de trabajo
En todo caso, hay que recordar que en aquellas fechas era Albares el que trataba de tapar agujeros a dos manos, a un lado y al otro de la frontera entre Marruecos y Argelia. Y que la ruptura diplomática entre ambos había ocurrido el 24 de agosto... sólo cuatro días después de que Mohamed VI hubiera llamado a "inaugurar una etapa inédita" en las relaciones con España.
Además, en plena subida de los precios del gas, estas gestiones diplomáticas complementaban las meramente técnicas (y posteriores) de Ribera para confirmar la vigencia de los contratos con el suministrador argelino, Sonatrach. Al tiempo, no dejaba de afirmar que "las relaciones con Rabat están bien encaminadas y se verá muy pronto"... a pesar de que nada lo hacía presagiar y el rey alauí sólo volvía a dar señales de desplante.
Pero, ¿qué gana Argel amenazando a España? Precisamente eso, mantener el ruido diplomático que, hasta ahora, ha mantenido fuerte la posición argelina tras la cesión de Sánchez, asumiendo el plan autonómico de Marruecos sobre el Sáhara Occidental. Una operación impulsada desde EEUU, y acelerada por la Unión Europea tras estallar la guerra en Ucrania.
Otro ministro del Gobierno implicado en estas negociaciones, y las mantenidas con Rabat antes de lograr el fin de la crisis, explica que "nuestro posicionamiento sobre el Sáhara es el escenario en el que se está moviendo Argelia". Y le trata de quitar importancia: "Es escenificación, contábamos con ella... quizá no tan exagerada y sostenida en el tiempo, pero es para su consumo interno".
Moncloa asumía que la jugada táctica era "arriesgada pero audaz". En todo caso, diseñada desde hace meses y con muchos ministerios y empresas implicados. Y la prueba de que Argelia había sido informada, apuntaba este ministro ya citado, es que "tardaron 24 horas en reaccionar... y sólo por las presiones internas". Es decir, que lo que valía hace mes y medio ha de seguir valiendo ahora.
Ya se había cerrado el apoyo de la Comisión Europea para reimpulsar el gasoducto Midcat de conexión con Francia y el resto de Europa. Y así, el plan incluiría un doble uso para esta tecnología: a corto plazo, para ofrecerle ingresos a Argel con una nueva vía de comercialización de gas natural; y a largo, para que España sea puntera en el hidrógeno verde, la apuesta energética del Miteco incluida en los PERTE del Plan de Recuperación.
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