Así negoció Moncloa: su primera vía siempre fue Bildu para mantener a Feijóo en el 'no a todo’
Sánchez consigue superar otra prueba, aunque se distancie más de ERC, y exhibe su discurso contra el PP por no apoyar su decreto.
28 abril, 2022 23:15Noticias relacionadas
“¿Cómo vais a explicar a los ciudadanos que votáis en contra de este decreto?”, le dijo el ministro Félix Bolaños al portavoz de ERC, Gabriel Rufián, el miércoles en la zona reservada al Gobierno del Congreso de los Diputados.
El titular de Presidencia, junto al secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Rafael Simancas, intentaba casi a la desesperada asegurarse la convalidación del decreto, separando la votación del escándalo por el presunto espionaje a independentistas.
“Nosotros no queremos acabar con el Gobierno”, le dijo a Bolaños el diputado de Bildu, Jon Iñarritu, en otra de las muchas reuniones que se sucedieron el miércoles en el Congreso para negociar la decisiva votación. También el portavoz del PSOE, Héctor Gómez, participó en las conversaciones.
ERC exigía destituciones y Bildu se conformaba con abordar primero la explicación del Gobierno en la comisión de secretos oficiales, a la que le han dado acceso Meritxell Batet y el PSOE, y en la investigación del Defensor del Pueblo.
En paralelo, el Gobierno mantuvo abierta la vía del PP para intentar salvar el decreto, por entender que un fallo en la votación podría suponer una situación catastrófica para el país y para el propio Ejecutivo. Eso sí, hubiera tenido muchas contraindicaciones para la marcha de la legislatura porque, más allá de las retóricas y estratégicas llamadas al PP para que dialogue y pacte, el presidente del Gobierno está convencido de que la única opción sigue siendo la de mantener el bloque de investidura. Mantener la vía del PP sólo le sirve como trampantojo para desgastar a los populares y situarles en el “no a todo”, identificando a Alberto Núñez Feijó con el de Pablo Casado.
El partido de Feijóo había mandado una carta con sus peticiones que empezaban, básicamente, por pedir la tramitación de la norma como proyecto de ley; asumir el compromiso por escrito de aprobarlo antes de julio y no dejar morir el texto en el procedimiento parlamentario como es habitual y negociar alguna de sus medidas, como la bajada del IRPF, entre otras.
La puerta de Bildu
A última hora de la tarde, el Gobierno aceptó abrir esa puerta para que hubiera posibilidad (aunque remota) de un cambio de Feijóo hacia la abstención y, en todo caso, asegurarse un relato de la derrota. Es decir, que cayera sobre Feijóo el peso de haber provocado el desastre y atacar los intereses de los ciudadanos para dañar al Gobierno, a pesar de que se les ofrece tramitarlo como proyecto de ley.
A última hora de la mañana, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, envío una carta a Juan Bravo, responsable de Economía del PP. No tenía un tono muy afectuoso y trataba con desdén las propuestas del PP pero, al menos, abría la puerta de la tramitación del decreto como proyecto de ley.
El Gobierno asegura que a esa hora un dirigente del PP les comunicó que su voto sería negativo, aunque públicamente no se había desvelado aún que harían sus diputados. La versión del PP es que Cuca Gamarra, número dos del partido, les transmitió que estaban en el no, pero que había tiempo para seguir negociando y que si se admitía incluir en la tramitación como proyecto de ley alguna de sus propuestas cambiarían a la abstención para permitir la convalidación.
Incluso, el PP propuso retirar la votación del orden del día y retrasarlo al 9 de mayo para seguir negociando, pero el Gobierno no aceptó.
Se activó con mayor intensidad la vía de Bildu. Para ello, el personaje clave es el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, que tiene interlocución directa con la cúpula de Bildu, que incluye a Arnaldo Otegi.
Primero hubo un contacto entre ERC y Bildu que sirvió para que constataran que no habría una actuación conjunta, sino que cada uno negociaría por su cuenta.
Bildu exigió que no se aceptaran las propuestas del PP, aunque ya el Gobierno las había rechazado.
Las gestiones entre el Gobierno y el PSOE con Bildu siguieron durante la noche. También se aseguró el voto del BNG y el de Teruel Existe, que estaban en el aire.
Estado de vértigo
A primera hora de la mañana, cuando iba a empezar el Pleno, Moncloa no tenía asegurado los cinco votos de Bildu y, por tanto, la convalidación y en el Gobierno y el PSOE se vivía en estado de “vértigo”, según fuentes de Presidencia.
Casi al empezar el pleno a las 9 de la mañana ya se tuvo idea clara del cambio de Bildu y respiraron aliviados.
El presidente del Gobierno ha logrado superar una vez más una votación de riesgo, siempre al filo del desastre, pero sobrevive. Sale alejado de ERC, uno de sus socios principales, aunque este partido ya votó en contra de la reforma laboral que salió adelante sólo gracias al error de Ángel Casero (PP).
Los diputados del PP llegaron al pleno sin conocer el sentido de su voto. Fuentes del Grupo Popular creen que sin el giro de Bildu hubiera sido posible en el último momento una abstención del PP que hubiera salvado al Gobierno, hubiera permitido presentar a Feijóo como un hombre de Estado y hubiera dinamitado la legislatura porque hubiera alejado a Sánchez del llamado bloque de investidura.
El giro de Bildu no permite contrastar esta intención que la dirección del PP no confirma y salva doblemente al presidente del Gobierno. Por eso su satisfacción al acabar la votación y sus reproches a quienes han votado en contra, PP, Vox, Ciudadanos, ERC y Junts. Sánchez marcó el camino del argumentario contra el PP.
Y hasta aquí ha llegado la posibilidad de negociación y acuerdo entre el Gobierno y el PP, si es que alguna vez la hubo. O , al menos, en lo que se refiere a la economía y queda claro que ese será el escenario de la pelea política entre ambos en lo que queda de legislatura.
Núñez Feijóo pidió una respuesta a sus propuestas de economía antes de sentarse a hablar del CGPJ, ahora queda por saber si una vez fracasado ese diálogo es posible retomar la negociación para renovar la institución.
Ahora el Gobierno pretende recuperar el bloque de investidura, aunque sabe que es muy difícil recuperar a ERC, porque este partido juega ahora con otros intereses como las elecciones municipales de 2023 y, además, tiene la presión de Junts en el bloque independentista.
El PP recupera su discurso clásico del "Gobierno en manos de Bildu".