Pedro Sánchez coloca en primera fila a dos de sus más estrechos colaboradores (Félix Bolaños y Óscar López, al que rescata de la empresa pública Paradores Nacionales) y lanza una nueva hornada de jóvenes lideresas socialistas, procedentes del ámbito municipal, para encarar la segunda mitad de la legislatura.
Si Podemos presume de feminismo, principalmente desde el Ministerio de Igualdad de Irene Montero, Sánchez contraataca con la presidenta del Senado, Pilar Llop, tres alcaldesas (las de Puertollano, Gandía y Gavá) y la también líder local en Zaragoza, Pilar Alegría, para renovar la cara de su gabinete más inclusivo.
Con un Gobierno con menos rostros independientes y más aferrado a la propia figura de Sánchez, y del PSOE que quiere construir en el inminente 40º Congreso, el presidente encara una carrera de "30 meses de legislatura", en la que los grandes supervivientes son los cinco ministros de Unidas Podemos, intocables pero más aislados que nunca.
El triángulo de poder
José Luis Ábalos tenía previsto presentar este mismo sábado una campaña de afiliación para el PSOE, como secretario de Organización. La convocatoria se suspendió este viernes a última hora, para dejarle espacio libre al presidente y su crisis de Gobierno. Pero una vez que confirmó que él era uno de los sacrificados, y se hizo pública su salida del Ejecutivo, desde su entorno se hizo saber que también abandona su puesto clave en el partido.
Será otro el que deba asumir el trabajo de captar militantes... y la organización del 40º Congreso del partido, previsto para octubre.
Que Pedro Sánchez se haya cortado sin miramientos su mano derecha, el hombre que construyó la estructura del partido para él y uno de sus más fieles desde su primera etapa como secretario general del PSOE, fue una de las sorpresas más llamativas de la crisis de Gobierno del sábado.
Sobre todo, si la unimos al descabezamiento de la propia formación política y a que Ábalos es defenestrado junto al resto del triángulo de poder de Sánchez: también se van al paro Carmen Calvo e Iván Redondo.
Fuentes internas del PSOE valoran este vuelco como "sorprendente", "audaz" y "bueno". Pero ése es el remate a primer bote. Cuando se sigue peloteando con miembros de su Ejecutiva, incluso muy cercanos a Sánchez, éstos admiten que hay claves que no sólo se desconocen, sino que no saben interpretar.
"Es evidente que hay una renovación generacional, pero si no hay temas personales de alguno de ellos, que lo hayan pedido, todo a la vez cuesta entenderlo". La realidad es que la remodelación es profunda, pero si uno se fija en los temas en los que Sánchez se quiere enfocar ahora, la recuperación económica y social, puede ser hasta cosmética: ahí no hay cambios.
Por Ábalos entra en Transportes Raquel Sánchez, alcaldesa de Gavà, mucho más joven y a quien Unidas Podemos ya ha recibido con esperanzas para desencallar la ley de Vivienda. Este pasado mayo, hace apenas dos meses, impulsó la declaración de su municipio como área tensionada y aprobó regular el precio de los alquileres, al amparo de la ley catalana que sirve de inspiración a Ione Belarra...
Tampoco hay explicación para el movimiento de Miquel Iceta. El primer secretario del PSC, recién llegado a Madrid, el pasado enero, ocupaba una cartera especialmente diseñada para él, la de Política Territorial.
Ni en su entorno más cercano saben interpretar las intenciones del presidente y la explicación se debate entre que Cultura y Deportes era donde le encajaba a Sánchez y, al tener tanta confianza recíproca, le pide ese sacrificio, o que ese departamento le puede dejar más tiempo que el anterior para centrarse en la mesa del reencuentro. "Es igual dónde esté", apunta una persona cercana. "Es una animal político y lo hará bien donde vaya".
En Política Territorial entra Isabel Rodríguez, también joven, y hasta ahora alcaldesa de Puertollano (Ciudad Real)... pero sobre todo sanchista de pura cepa desde los inicios de los tiempos. Además, asumirá la portavocía del Gobierno, es decir, la cara de Moncloa. No es poco encargo, es decir, es mucha la confianza.
Calvo, vieja gloria
La otra mano que se ha cortado Sánchez es la izquierda: Carmen Calvo, una fiel escudera, batalladora agresiva de las tesis del presidente. La ya exvicepresidenta primera, vieja gloria del socialismo andaluz, pasa de serlo todo en Moncloa a no tener nada. De tener el control de las leyes, las negociaciones políticas más importantes y guardiana del mensaje feminista clásico del PSOE a aparecer como derrotada, desarmada y, quién sabe si marcada.
Hace menos de dos meses que el presidente la apartó de las negociaciones -como adelantó en exclusiva este periódico- de las leyes de Igualdad que el Gobierno necesitaba sacar antes del Orgullo LGTBI y de las vacaciones. La ley Trans y, con ella, la "libre autodeterminación de género" se había ganado un no rotundo de la secretaria de Igualdad del PSOE.
Pero los colectivos amenazaron con boicotear al PSOE en las marchas de la semana pasada, y Sánchez no se lo podía permitir: la prueba de que había perdido el favor del presidente es que, en dos consejos de ministros seguidos, se han aprobado ambas normas.
Y que hasta el 18 de mayo, cuando Calvo hizo que el Grupo socialista forzara la caída de un proyecto de ley Trans de ERC, calcado al de Podemos, nada avanzaba, y después Irene Montero dejó de lamentar vivir en un "un ministerio intervenido" para presumir de que sus textos se aprobaban.
Hay quien la coloca como aspirante a alcaldesa de Córdoba, para defenestrar al popular José María Bellido... pero "en política seis meses son como antes una legislatura, quién sabe".
Y hay quien dice que Félix Bolaños es otra de las caras nuevas, pero si el presidente se ha cortado las manos, de lo que tira con él en Presidencia es de su muleta más firme en estos años en Moncloa. Colaboraba día a día, mano a mano, con el jefe de Gabinete y con la vicepresidenta primera. Ahora, se perfila como uno de los hombres fuertes del Gobierno: heredará la coordinación de los ministerios y trazará planes a largo plazo, junto a Óscar López, el sustituto de Iván Redondo.
Los 'marrones' de Campo
Esa negociación exprés se hizo entre podemita Montero y Juan Carlos Campo, hasta este sábado ministro de Justicia. Ambos se deshicieron en elogios mutuos en la sala de prensa del Consejo de Ministros por "el magnífico trabajo" y el "buen ambiente de negociación". Pero ahora, Campo también está fuera.
Deja a medio camino reformas clave para la Justicia en España, como la nueva ley procesal; la implantación de los juzgados de instancia... y en su cajón Pilar Llop hallará un marrón considerable: la reforma del Código Penal.
Que, así dicho, parece mucho trabajo; pero que, en realidad, es mucho más, porque lleva colgando la negociación con el separatismo catalán, ya que se tocarán, esencialmente, los delitos de sedición y rebelión. Y ésa es una de las cartas negociadoras de Sánchez en la mesa del reencuentro.
Campo ha tenido que tragarse sapos de altísimo nivel, según fuentes de su entorno, por fidelidad al proyecto del Ejecutivo. Nunca defendió la reforma del sistema de elección del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que el presidente impulsó de la mano de Pablo Iglesias. Al ver el proyecto la Comisión Europea, le dio la razón y advirtió a Sánchez de que se jugaba una sanción grave al nivel de las que afrontan Polonia y Hungría, por minar la separación de poderes.
Tampoco era el ministro más partidario de los indultos y, sin embargo, los tramitó y defendió como propios. Es más, redactó los nueve expedientes y puso su firma para que los condenados por el procés salieran de la cárcel. Hoy ya no es ministro. Y tampoco diputado: él fue uno de los ministros a los que Sánchez obligó a dejar su acta al comenzar la legislatura.
Otros que se quedan en el paro más absoluto con este cambio de Gobierno son Isabel Celaá y Pedro Duque. Ábalos y Calvo sí conservaron sus escaños... ni Arancha González Laya ni José Manuel Rodríguez Uribes habían sido elegidos al Congreso en las urnas del 10-N de 2019.
En Educación, por Celaá entra Pilar Alegría, "quien ganó las elecciones en Zaragoza", recordó Sánchez, pero no gobernó y fue agraciada con el cargo de delegada del Gobierno en Aragón. Una especie de pista de lanzamiento para mayores cotas, que ahora le llegan.
Y en Ciencia e Innovación, con la salida del decepcionante Duque, entra Diana Morant, que debe dejar la alcaldía de Gandía. Pero que Sánchez ya se encargó de recordar que es "ingeniera de Telecomunicaciones y antes de hacer política centró toda su trayectoria profesional en el I+D+i".
Iván, el extodopoderoso
Pero si hay una salida cuya explicación se encuentra guardada bajo siete llaves y es "un acertijo, envuelto en un misterio, dentro de un enigma", como dijo Churchill, es la de Iván Redondo. Su tarjeta de despedida, convenientemente filtrada para dar a entender que la decisión había sido, como mínimo, pactada con el presidente no lo termina de aclarar. Uno puede "saber parar" porque lo hace por voluntad propia o porque sabe asumir que le corten la cabeza.
Y, según fuentes muy cercanas a Sánchez, "Redondo estuvo trabajando exactamente igual hasta este viernes" en Moncloa. Pero lo cierto es que al todopoderoso estratega de Moncloa se la tenían jurada en el partido.
Le reprochaban su batacazo forzando la repetición electoral de 2019: "Él prometía subir a 150 escaños, y lo que hicimos fue caer de 123 a 120". Le culpaban del hundimiento en las elecciones regionales de Madrid: "Convirtió a Ángel Gabilondo en una marioneta y no sólo perdimos, sino que sacamos el peor resultado de siempre y hasta no pasó Más Madrid".
Y nadie comprendió cómo hizo "tan mal" la comunicación del encuentro entre Joe Biden y Pedro Sánchez en la cumbre de la OTAN, "como si fuera a ser algo que nunca iba a ser".
La clave PSOE
Pero si quien le guardaba rencor era, principalmente, el partido -es decir, Ábalos-, ¿por qué Sánchez elimina todas las piezas? "La explicación es mucho más simple de lo que parece", explica otra fuente cercana a Sánchez, en conversación con este periódico. "El presidente ha querido imponer un cambio de ritmo total, la pandemia había quemado muchos perfiles y ha buscado personas jóvenes y profesionalmente conocedoras de su campo".
¿Y que la cosa se haya centrado en lideresas locales del PSOE, tres alcaldesas y una delegada del Gobierno? "La cercanía, ésa es la palabra", explica este portavoz. "Cercanía a la población y cercanía a lo que quiere el presidente para el partido".
Y eso, entonces sí, explica muchas cosas de lo del 40º Congreso de octubre, del poder omnímodo con el que Sánchez maneja el Gobierno y el PSOE... y de la salida de Ábalos y Calvo.
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