Después de cumplir con la ley, es decir, de informar al Rey Felipe VI de los cambios en su Gobierno, Pedro Sánchez volvió a Moncloa y fue retrasando su agenda para acabar coincidiendo con el Telediario. Presentó un Gobierno "más joven, más cercano, más social y más feminista" que quiere ser, como dijo Sánchez, "el Gobierno de la recuperación".
A las 15.05 horas de este sábado, y tras una mañana frenética en la que despachó con todos los ministros salientes, el presidente comunicó a la opinión pública española la nueva configuración del ejecutivo, "cuyo objetivo principal será la recuperación económica y social del país", según fuentes de Moncloa. Para eso, rejuvenece el Consejo de Ministros, cuya "edad media pasa de 55 a 50 años", y aumenta el peso femenino, "del 54% al 63%".
Cinco de las siete incorporaciones son mujeres: tres alcaldesas en ejercicio (Isabel Rodríguez, Raquel Sánchez y Diana Morant), una delegada del Gobierno (Pilar Alegría) y la presidenta del Senado (Pilar Llop). Los otros, son dos hombres que han trabajado o trabajan estrechamente con Sánchez en las fontanerías de Presidencia (Félix Bolaños y José Manuel Albares).
Sánchez hizo el anuncio público en una declaración institucional, muy sobria. En la sala de prensa de Moncloa, en horario de máxima audiencia, y sin preguntas de la prensa que le inquirieran por mayores explicaciones de las que él quería dar.
Los cambios
Entran y salen siete ministros, dos cambian sus competencias y desaparece una vicepresidencia al salir Carmen Calvo... las otras tres suben un escalón, lo cual refuerza a Nadia Calviño y otorga a Yolanda Díaz la vicepresidencia segunda que pactó Unidas Podemos al cerrar la coalición.
En el segundo nivel (o no), sale también Iván Redondo, hasta ahora director de Gabinete, que es sustituido por Óscar López, quien dirigía Paradores y es un fiel sanchista.
Miquel Iceta, recién llegado a Política Territorial, será el nuevo ministro de Cultura y Deportes. La mitad de su ministerio se va a manos de María Jesús Montero, ministra de Hacienda, que deja la portavocía pero asume Función Pública.
Pero las salidas son lo más llamativo de su anuncio. Sánchez defenestra a Carmen Calvo, a José Luis Ábalos y a Juan Carlos Campo, entre otros. Éstos son los miembros de su Ejecutivo que más peso tenían y ahora desaparecen. La vicepresidenta primera, el ministro de Transportes y secretario de Organización del PSOE (a las puertas de su 40º Congreso), y el ministro de Justicia.
José Luis Ábalos no solo ha dejado este sábado de ser uno de los pesos pesados del Gobierno de Pedro Sánchez sino también del aparato del partido. Además de abandonar la cartera de Transportes como consecuencia del proceso de remodelación del Ejecutivo, el socialista deja la Secretaría de Organización del PSOE.
La destitución de Ábalos, una de las personas de confianza de Pedro Sánchez desde que le ayudara a recuperar el liderazgo del PSOE en las primarias de 2017, ha sido una de las grandes sorpresas de la remodelación del Gobierno.
También salen dos ministros que llegaron ya en 2018, tras la moción de censura, Isabel Celaá y Pedro Duque. La titular de Educación será sustituida por Pilar Alegría (delegada del Gobierno en Aragón). Y en Ciencia e Innovación entra Diana Morant (alcaldesa de Gandía).
"Juventud y experiencia"
Ellas dos son representantes de una de las características clave que quiso destacar Sánchez de su nuevo Gobierno: "jóvenes pero muy curtidos y cercanos a los ciudadanos" y con "una acreditada experiencia de gestión".
Y es que el presidente ha fichado, junto a Alegría -"que ganó las elecciones en Zaragoza y ejercía de delegada del Gobierno en Aragón"- a tres alcaldesas del PSOE. La citada Morant y las primeras ediles de Gavà, Raquel Sánchez (Transportes); y de Gandía, Isabel Rodríguez, que será la nueva portavoz del Ejecutivo, además de ministra de Política Territorial, en sustitución de Iceta.
Junto a ellas, dos caras nuevas más son José Manuel Albares (Exteriores) y Félix Bolaños (Presidencia).
El hasta hoy embajador en Francia toma el relevo de Arancha González Laya, cuya labor fue muy criticada desde su llegada en enero de 2020, cuando recibió el encargo de hacer "diplomacia económica", dada su experiencia en el gabinete de la Organización Mundial de Comercio (OMC). La última crisis con Marruecos, el escándalo Ghali, y las mediocres relaciones con EEUU han sido su tumba.
Por su parte, Bolaños simplemente le pone cartera de ministro a lo que ya ejercía hasta ahora. Desde la secretaría general de Presidencia ejercía de mano derecha de Calvo, a quien sustituye en Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática. Y de Sánchez. El jefe del Ejecutivo dijo de él en la declaración que "ha sido y seguirá siendo uno de mis más estrechos colaboradores".
La última entrada en el Ejecutivo es Pilar Llop, "jurista de prestigio y feminista de ejercicio", dijo el presidente. La hasta ahora presidenta del Senado ocupaba un puesto en la Cámara Alta gracias a su elección como diputada en la Asamblea de Madrid. Dejará ambos cargos ahora para hacerse con la cartera de Justicia, en sustitución de Campo.
Sus retos serán acabar con la remodelación del Código Penal, proyecto inacabado del ministro. Y sobre todo, hallar una fórmula para "adecuar al derecho comparado de nuestro entorno", dicen en Moncloa, los delitos de sedición y rebelión. Una tarea pendiente y clave para la Agenda del reencuentro de Sánchez.
Podemos se salva
Al final, no hay reducción de carteras, como pretendía el presidente. La imposibilidad de tocar carteras de Unidas Podemos lo ha impedido. Y aunque la remodelación no era "prioritaria", en las insistentes declaraciones del presidente hasta hace dos días, ésta se ha precipitado con la intención de "relanzar con toda la fuerza la agenda de reformas", dijo Sánchez, que anunció en su discurso de investidura "y que hasta ahora había estado muy condicionada por la pandemia".
Sánchez decidió que debía hacer una crisis de Gobierno a inicios de junio, tal como adelantó en exclusiva este periódico. El plan era dejar atrás la pandemia, ahora que "avanza la vacunación a gran ritmo y la recuperación económica despega con fuerza", indican las mismas fuentes. Relanzar, en este caso, significa hacer caer a sus ministros de más edad y que más se han desgastado a su lado: Ábalos, Campo y Calvo.
Pero sobre todo, una vez concedidos los indultos a Oriol Junqueras y el resto de líderes del procés, la idea es recuperar la iniciativa política, asegurar los Presupuestos de 2022 y revertir las encuestas que colocan al PP de Pablo Casado por delante. A nada de eso hizo referencia en su intervención, sino que marcó los cuatro pilares del trabajo que tocará a su nuevo Gobierno:
"Una recuperación social, que incluya a los vulnerables; y digital, para una economía más competitiva", de ahí el refuerzo a Nadia Calviño como vicepresidenta primera; "una recuperación que tiene que ser verde, porque tras la descomunal crisis de la Covid, la única vacuna para la climática es la Transición Ecológica; y feminista, porque sólo así tendremos una España mejor".
Después de negociar durante semanas con Yolanda Díaz, Sánchez anunció este viernes por la tarde los cambios a su socia y heredera de Pablo Iglesias en el Gobierno. Este sábado comunicó los cambios a los interesados, y después se desplazó a Zarzuela para despachar con el Jefe del Estado.
El pasado lunes la todavía vicepresidenta tercera le transmitió que "la coalición no aguanta" tal y como estaban las cosas entre PSOE y Unidas Podemos. Díaz también le advirtió de que tocar a cualquiera de los ministros del lado morado significaría "volver a negociar" toda la estructura del Gobierno, según lo firmado en el acuerdo de coalición. Fuentes de Unidas Podemos advertían esta semana, en conversación con este periódico, que "lo mejor para Sánchez es que no toque nada de nuestro lado".
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