Los cinco ministros de Unidas Podemos (la vicepresidenta Yolanda Díaz, Irene Montero, Ione Belarra, Alberto Garzón y Manuel Castells) continuarán en el cargo, a pesar de los constantes enfrentamientos que han mantenido durante los últimos meses con sus compañeros de gabinete.
Unidas Podemos no sólo consigue mantener su cuota de poder con cinco ministerios, sino que no va a ser sustituido ninguno de sus titulares. Todo ello, a pesar de que en las últimas semanas se habían visto especialmente cuestionados el ministro de Consumo, Alberto Garzón (desautorizado públicamente por el presidente Pedro Sánchez en la polémica sobre la carne), y el de Universidades, Manuel Castells, desaparecido del mapa mucho tiempo.
Alcanzado el meridiano de la legislatura, Pedro Sánchez ha impuesto una auténtica revolución en su Gobierno, del que sale su auténtico cerebro en la sombra, el hasta ahora todopoderoso jefe de gabinete, Iván Redondo, lo que va a suponer probablemente el cambio de mayor calado en su estrategia política. Otro de sus hombres de confianza, Félix Bolaños, asciende a ministro de Presidencia y asume las competencias que hasta ahora ocupaba la vicepresidenta Carmen Calvo.
Pedro Sánchez ha preferido no tocar el avispero de Unidas Podemos, fruto de un frágil equilibrio de fuerzas entre sus distintas familias. Todo queda tal como lo dejó atado Pablo Iglesias al abandonar la política nacional para enfrentarse a Isabel Díaz Ayuso en las elecciones madrileñas del 4-M que han supuesto, hasta ahora, su muerte política.
La propia vicepresidenta tercera de Trabajo, Yolanda Díaz, que ha sido la interlocutora de Unidas Podemos en la negociación del cambio de Gobierno, advirtió el pasado día 28 a Sánchez que si la remodelación afectaba a su grupo podía abrir una grave crisis interna. "Y Sánchez sabe que problemas en Unidas Podemos son problemas para él", apostillan fuentes próximas al partido morado.
Demostración de fuerza
La intención inicial de Sánchez era reducir el número de carteras, tal como adelantó en exclusiva EL ESPAÑOL, lo que obligaría a Unidas Podemos a elegir entre Alberto Garzón y Manuel Castells. En una demostración de fuerza, también en este caso se plantó Yolanda Díaz y advirtió al presidente que si Unidas Podemos perdía una cartera, sería preciso renegociar todo el pacto de coalición.
La Ley Trans, la subida del SMI, la Ley del sí es sí, la regulación de los alquileres y la más reciente polémica sobre el consumo de carne han sido los últimos motivos de fricción entre Unidas Podemos y sus socios del PSOE en el Gobierno.
La ministra de Igualdad, Irene Montero, ha logrado finalmente sacar adelante la Ley Trans, pese a la oposición frontal de las asociaciones feministas del PSOE que la consideran un fracaso de la lucha por los derechos de las mujeres. La derrota de la vicepresidenta Carmen Calvo era un preludio de su salida del Gobierno. Entre otros aspectos controvertidos, la norma permitirá a los menores de 16 a 18 años someterse a tratamientos hormonales y cambiar legalmente de sexo, con sólo firmar un documento, y sin el consentimiento de sus padres.
El Consejo de Ministros aprobaba esta misma semana el anteproyecto de la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual, la conocida como Ley del sí es sí. En este caso, se trata de una victoria parcial de Irene Montero, ya que el Ministerio de Justicia, dirigido hasta ahora por Juan Carlos Campo, matizó extraordinariamente las condiciones del consentimiento expreso para mantener relaciones sexuales.
En cambio, Unidas Podemos mantiene encalladas otras dos iniciativas previstas en el pacto de Gobierno, que hasta ahora han sido frenadas por el PSOE: una nueva subida del Salario Mínimo Interprofesional y la regulación de los alquileres.