El 'insólito' caso de las 40 monjas de clausura con Covid en Sevilla: "Rezando saldremos adelante”
El hermetismo del cenobio de las Hermanas de la Cruz es total aunque han transmitido tranquilidad a sus familiares.
8 octubre, 2020 02:38Noticias relacionadas
"Rezando saldremos adelante". Ese ha sido el mensaje que han trasladado desde la Casa Madre de las Hermanas de la Cruz de Sevilla capital a los familiares de las monjas que conviven en este convento. La Covid-19 ha alcanzado a 40 de ellas, según ha confirmado la Junta de Andalucía en el parte diario de los datos del coronavirus.
El de las Hermanas de la Cruz, todas de clausura, es uno de los colectivos religiosos más carismáticos de la ciudad. Según los comerciantes de la zona, en el convento actualmente “viven, por lo menos, un centenar de hermanas”.
Su cenobio está enclavado en pleno centro de Sevilla y su dedicación a los pobres, también durante el confinamiento, y su carácter marcadamente local hacen que sea una congregación muy apreciada. La noticia ha tenido un impacto enorme en la capital andaluza.
Aunque Sanidad no ha podido confirmar el origen del brote, hay que tener en cuenta que las hermanas de esta congregación están en permanente contacto con personas enfermas a las que ayudan y cuidan, incluso, en sus propios domicilios.
EL ESPAÑOL ha intentado recabar información en la puerta del convento pero el hermetismo se respiraba hasta en la calle. La única información obtenida ha sido el cartel que se podía leer en la puerta con un rotulador azul: "En estos días no se puede atender a nadie. Perdonen las molestias".
El teléfono no paraba de comunicar y los toques a un rústico aldabón no han servido para nada. Es más, una de las veces aprovechando la salida de dos personas, el portazo ha sonado fuerte tras emitir esta periodista un simple: "Perdone ¿cómo se encuentran?".
Familiares de una de las monjas de esa congregación, aunque esta ha dado negativo, han recibido una llamada del convento alertando de la situación y el mensaje ha sido de tranquilidad. Las afectadas están aisladas del resto y están siguiendo estrictamente las normas marcadas desde el Servicio de Epidemiología. Están preocupadas, pero tranquilas.
Pero esta llamada llevaba un mensaje más. Todas las visitas, que son un domingo al mes, han quedado anuladas y durante al menos dos semanas el contacto será telefónico.
Una clase aislada
Estas religiosas cuentan con un colegio anexo a la casa principal y algunas de ellas trabajan como profesoras en el centro Ángela Guerrero. Según informa Diario de Sevilla, se ha visto obligado a aislar a una clase de alumnas de cinco años.
En conversación con otras casas de la congregación, las Hermanas De la Cruz no quieren hacer declaraciones sobre el brote sufrido en Sevilla por sus compañeras.
Estas religiosas tienen un papel importante en la sociedad andaluza ya que están entregadas al servicio a enfermos y necesitados. Actualmente cuentan con 56 casas entre España, Italia y Argentina y según el último pontificio de 2015, contaba con más de 600 religiosas en estos países.
Este brote ha sido comunicado el día en el que Andalucía ha batido un nuevo récord de positivos. El número ha alcanzado los 1.907, 119 más que este martes, y han muerto seis personas. Precisamente es la provincia de Sevilla la que lidera este aumento.
Otros dos conventos afectados
El convento de las Hermanas de la Cruz no ha sido el único en el que la Covid ha hecho presencia. A mediados de septiembre las 19 religiosas del convento de Santa Paula tuvieron que confinarse debido al positivo de su priora. También las de Madre de Dios aunque el pasado día 2 de octubre fueron dadas de alta al superar la enfermedad.
Ante esta situación las hermanas del Convento de Santa Paula lanzaron hace una semana una carta abierta dirigida a todos los sevillanos, hermandades o instituciones. Se hizo viral en las redes sociales.
En la misiva Sor Tiyama Irimpan explicaba que los ingresos económicos habían bajado muchísimo debido a la Covid-19. No podían realizar sus labores en el obrador, por el que viven económicamente, ni tampoco abrir el museo.
"Si pudieran hacer grupos de unas diez personas, la entrada es de cuatro euros por persona, y comprar alguna de nuestras mermeladas sería la mejor ayuda que nos podrían hacer porque sería un reconocimiento a nuestro trabajo y a nuestra forma de vida", se podía leer en esa carta.