El general, en una expedición en el año 1999.

El general, en una expedición en el año 1999. Cedida Levante-EMV

España LA DANA DEL SIGLO

Gan Pampols, un general curtido contra los elementos: de conquistar el Everest y los polos a reconstruir Valencia

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El teniente general Francisco José Gan Pampols comenzó a curtirse en la lucha contra los elementos y la naturaleza nada más comenzar su andadura en las Fuerzas Armadas. Empezó en Jaca, en la Escuela Militar de Montaña y Operaciones Especiales (EMMOE). Muchos años después escalaría las montañas más elevadas del planeta y conquistaría los dos polos.

Ahora tiene un reto que, a su juicio, se le presenta si cabe mayor: reconstruir la Valencia arrasada por la DANA.

De esos inicios en el Pirineo oscense, pasando por Bosnia y Afganistán, Gan Pampols posee una trayectoria como pocos en las Fuerzas Armadas que acredita su solvencia a la hora de gestionar grandes equipos y misiones complicadas. Pero además es un militar diferente, completo en todos los aspectos, y con una gran fortaleza física y mental.

Según detalla a EL ESPAÑOL un general que trabajó codo con codo con él, la decisión de Carlos Mazón de convertirle en vicepresidente para la Recuperación Económica y Social de Valencia tras la DANA es un acierto. "Ha estado en un Estado Mayor, sabe cómo funciona la gestión, pondrá orden y concierto en la reconstrucción, y está acostumbrado a manejar equipos de trabajo muy distintos y a gran escala".

Gan Pampols ha contado durante toda su carrera con la confianza de quienes han estado al frente de los Ejércitos.  

Como general, fue enviado a reconstruir Afganistán en la larga década que España estuvo en ese país. Ha sido también director del Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (CIFAS), el servicio de inteligencia aplicada al Ejército. Es un puesto que tiene prácticamente rango de secretario de Estado, como el director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). "Un cargo que el ministerio no ofrece a cualquiera", señalan las fuentes consultadas.

Ha estado también al frente de varias misiones de Naciones Unidas y la OTAN. Estuvo en Bosnia en los años 90. Más recientemente, en el Cuartel General Terrestre de Alta Disponibilidad (CGTAD) de Bétera (Valencia), donde su labor "tenía mucho que ver con tratar directamente con los políticos".

De esa época recuerdan su determinación. "Es un tío muy directo, que supo tratar con la Delegación del Gobierno, con la alcaldesa Rita Barberá, con las capitanías marítimas, con la Generalitat... Era la representación institucional de las FAS en Valencia. Ha vuelto porque de alguna manera se hizo valenciano", señalan mandos que trabajaron entonces con él.

En el año 2022, escribió un libro titulado El arte de mandar bien (Ed. Plataforma), un manual que trascendía el trabajo puramente operativo de las Fuerzas Armadas, repleto de consejos para gestionar y dirigir con criterio cualquier proyecto.

Por eso, entre otros motivos, muchos le consideran uno de los más brillantes generales de las últimas décadas. Y si hay una palabra que sobresale al hablar de él esa es "liderazgo".

La montaña y los polos

Una de las facetas más insólitas de su vida tiene que ver con su afición por la aventura y la escalada. Ese impulso es el que le llevó a conquistar, años atrás, el Polo Norte, el Polo Sur y el Everest. A día de hoy tiene el récord de ser el quinto montañero del mundo que ha logrado esa hazaña.

A Gan Pampols le gustan la montaña y la fotografía. Son sus principales aficiones, que cultivaba en sus ratos libres antes de retirarse y ahora, ya en la reserva. Esas aventuras eran la continuación a sus inicios en Jaca, donde se curtió y aprendió cómo moverse en los desfiladeros y con temperaturas más extremas.

El general Gan Pampols, en una de sus expediciones en la alta montaña.

El general Gan Pampols, en una de sus expediciones en la alta montaña. Twitter de Gan Pampols.

Fue su padre, cuentan en el Ejército, quien le inició en esa afición. A la revista Jotdown le contó que empezó escalando el Atlas en Marruecos. "Luego los Andes, el Himalaya… En el 89 fuimos al Everest por la vertiente China, pero no llegamos, había mucha nieve y pocas posibilidades de sobrevivir".

Al año siguiente repitió. En un ocho mil perdió a un compañero en un descenso en el que hubo una tormenta. "En el 92 volvimos el Everest con Al filo de lo imposible. Ese programa lo veían mucho los jóvenes y sirvió para mostrar que los militares eran personas normales capaces de relacionarse con cualquiera", señalaba.

En el 95, tuvo la oportunidad de viajar a la Antártida, también con TVE. Se trataba de alcanzar unas cimas que nunca se habían escalado. "Las bautizamos nosotros: una fue Ciudad de Jaca y la otra, Príncipe de Asturias. Llegamos al polo sur geográfico, después de mucho frío".

Sus ascensos le han hecho perder dos falanges con el paso de los años. Una de las pocas cicatrices tras décadas de conquistas y recuerdos imborrables en la nieve.

El ocho mil que ahora tiene ante sí dice que se le plantea como el mayor reto al que nunca se ha enfrentado. Sus primeras palabras este martes fueron: "Es la tarea más importante que me han ofrecido".