La Guardia Civil confundió alcachofa con marihuana y llevó a encarcelar a cuatro funcionarios de prisiones
Los trabajadores de la prisión de Valdemoro, ya absueltos, se querellan contra el director del centro y los guardias que les investigaron.
13 mayo, 2023 02:51José Luis todavía recuerda la mañana en que le despertó el sonido del timbre de su casa. Al otro lado había varios agentes de la Guardia Civil. Tenía que irse con ellos a la comandancia para tomarle declaración, decían, por un asunto relacionado con su trabajo.
"Me tiene que acompañar con la jueza", recuerda. Ni él ni su mujer entendían nada. Insistieron en que enseguida le traerían de vuelta, y que no le iban a detener. Nada más lejos de la realidad.
Todavía tiene miedo a represalias y por ello prefiere, al hablar con EL ESPAÑOL, que no se revele su nombre. Sin embargo, es uno de los cuatro funcionarios de la prisión de Valdemoro a los que Instituciones Penitenciarias acusó de introducir droga en la cárcel.
Fue bautizada por la Guardia Civil como operación Orión. Sin embargo, no se tardó en descubrir que los agentes no dieron con una sola prueba de lo que buscaban: sustancias estupefacientes.
José Luis no tenía ninguna taquilla en los vestuarios del centro penitenciario. Por eso, en un primer momento, los guardias civiles no encontraron nada pero en otro módulo hallaron una garita, supuestamente a su nombre, con una bolsa que contenía hojas machacadas de alcachofa.
Con esa planta, cuya forma ya desmigajada es similar a los cogollos secos de la planta del cannabis, elaboraba infusiones para hacer la digestión durante la sobremesa.
Al redactar las diligencias, los agentes señalaron que habían encontrado "marihuana dispuesta para ser vendida al mejor postor". Pero allí no había ni hubo nunca droga alguna lista para entregar a los reclusos.
El 31 de mayo de 2021 fueron detenidos los cuatro funcionarios. Dos jornadas después ingresaron en prisión. No salieron en libertad hasta octubre, encerrados en un módulo penitenciario destinado a miembros de la Administración General del Estado.
En uno de los atestados iniciales, los investigadores llegaron a escribir: "Hasta el momento, después de todas las acciones operativas, no hay ninguna prueba que incrimine directamente a los funcionarios". A pesar de ello continuaron recluidos hasta que salieron absueltos de todos los cargos.
Ahora, ya exonerados, la historia ha dado un giro total: es otro juzgado el que investiga al director de la cárcel de Valdemoro, José Antonio Luis de la Iglesia, y a seis agentes de la Guardia Civil, entre ellos los dos que elaboraron los informes de investigación.
Los trabajadores que soportaron durante año y medio un calvario judicial quieren localizar ahora a los responsables de su encarcelamiento. Ya absueltos de la acusación de montar una trama para introducir droga en la cárcel, se han querellado contra el jefe de la prisión y los guardias civiles por los delitos de prevaricación, detención ilegal y falsedad documental.
Los trabajadores buscaron a letrados que les llevaran el caso. Su defensa la ejerce ahora Sánchez Navarro Abogados, los representantes legales del sindicato Tu Abandono Me Puede Matar (TAMPM). El objetivo es que Interior asuma su responsabilidad en lo ocurrido.
El informe toxicológico
Tras su detención, el contenido de la bolsa con hojas de alcachofa que los investigadores creyeron marihuana se envió al Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, un órgano técnico adscrito al Ministerio de Justicia, encargado de realizar periciales sobre estos asuntos.
EL ESPAÑOL ha logrado acceder al contenido de ese informe, que ha permanecido oculto hasta la actualidad. El documento está fechado el 30 de julio de 2021. Los anteriores representantes legales de los funcionarios no contaron con él para defenderles, porque fue aportado a la causa bastante después de la detención, según señalan fuentes jurídicas próximas a la causa.
La jueza, al conocer su existencia, lo pidió en diversas ocasiones. Los funcionarios aseguran que llegaron a solicitarlo ellos mismos al juzgado de instrucción, mediante un escrito, con el fin de rebatir las acusaciones que se les imputaban y poder defenderse.
El análisis a realizar consistía en una "investigación de drogas de abuso y adulterantes más habituales". Tras varias técnicas periciales, tres de las muestras arrojaron el mismo resultado sobre el producto incautado: "No se detecta ninguna de las sustancias investigadas".
En la cuarta se encontró vitamina E y niacinamida, una forma de vitamina B. Nada de marihuana ni de otras drogas.
Las pesquisas de la Guardia Civil quedaron en nada, por eso la investigación al final sólo la sostuvieron los testimonios de varios testigos protegidos. Y estos, pese a haber realizado diversas acusaciones ante la Guardia Civil, se desdijeron ante la magistrada del caso cuando les tomó declaración.
En los vídeos de sus declaraciones judiciales, publicados por The Objective, se les escucha retractarse sobre los funcionarios, a los que acusaron de traficar con droga. Alegaron que eran rumores que habían "escuchado de oídas".
Incluso acusaron a los investigadores de "poner en su boca palabras que no habían dicho". Después de esto, la magistrada se preguntó si aquello era "una cámara oculta". No tardó en despachar el asunto, dejando en libertad a los cuatro funcionarios.
La carta al coronel
Esta misma semana, José Luis presentó ante la jueza que instruye el caso el informe del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses junto a una carta dirigida al coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Madrid: "¿No le llama poderosamente la atención que unos agentes que se supone hayan hecho anteriores incautaciones, puedan confundir una sustancia, y lo que es más, hacer apreciaciones al respecto?".
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El grave equívoco de las hojas de marihuana que en realidad eran de alcachofa le acarreó unos meses encerrado en una celda. "Todo ello me lleva a dos posibles conclusiones", le dice al mando de la Benemérita. "Que los conocimientos de estos avezados agentes estén muy por encima de los del Instituto de Toxicología, o bien que simplemente le mienten, a sabiendas de que usted no va a tomarse el más mínimo interés en verificar sus datos, involucrándole así como validador del falso informe".
Junto a la carta, el funcionario le adjunta al coronel una copia del informe que EL ESPAÑOL revela en este reportaje. La jueza ahora tendrá que acreditar si ese documento se pasó por alto a sabiendas y por qué.
La carta termina así: "¿Va usted a tomar alguna medida disciplinaria contra sus hombres? Me inclino a pensar que no (...). La verdad es que tampoco me importa mucho, ya que por fin un juez abre diligencias de investigación al encontrar indicios de infracción penal. Me gustaría dejar constancia de mi profundo respeto hacia usted y la institución que representa, a pesar de no haber gozado yo de tal privilegio (...). La abrumadora documentación que poseemos no les augura un final feliz a los agentes intervinientes. Le deseo lo mejor y que no vuelva a ser engañado".
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