En España, el 20% de la población padece dolor crónico. Además, hasta un 6% sufre lo que se llama dolor crónico intenso. El problema está en que no siempre sabemos hasta qué punto estas aflicciones son normales o no.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica el dolor crónico como una enfermedad en sí misma y no como síntoma de otra patología. Como tal, explica Juan Pérez-Cajaraville, director de la Unidad del Dolor de HM Hospitales, debe tratarse.
"Es un dolor inútil, desesperante, muchas veces de difícil diagnóstico y tratamiento, que puede llevar a una persona afectar seriamente a su actividad laboral, familiar, social… Y psicológicamente verse afectada con ansiedad y depresión", puntualiza. El doctor responde a las dudas de ENCLAVE ODS sobre el dolor y cómo tratarlo.
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¿Qué produce el dolor?
El dolor no siempre es malo. Cuando tu cuerpo recibe algún tipo de lesión o hay algo que no acaba de funcionar bien, los nervios envían millones de mensajes al cerebro sobre qué es lo que está pasando. Y el cerebro te hace sentir el dolor. De modo que, si te quemas, tus nervios se pondrán en contacto con tu cerebro y este último enviará rápidamente el mensaje de que te duele la mano y la apartaras del fuego. Lo mismo ocurre en una apendicitis o en una fractura.
Necesitamos la sensación del dolor para saber que nuestro cuerpo necesita cuidados adicionales. El dolor es una señal muy importante. El problema es cuando un dolor se convierte en enfermedad… ahí hablamos de dolor crónico.
¿Cómo es la defensa del cuerpo ante grandes dolores?
El dolor es una sensación muy individual que cada uno de nosotros experimenta a su manera. Pero por muy incómodo que pueda resultar, a veces cumple un papel importante, es el caso de que avise que algo necesita ayuda. Este tipo de dolor es muy soportable, pues sabemos de su temporalidad y que una vez solucionada la causa, este desaparecerá.
El problema es el dolor crónico. Muchos factores influyen en la experiencia del dolor, que puede ser diferente para todos: puede ser muy personal, pero también puede verse afectada por múltiples factores. Algunos de estos son la edad, la cultura, la etnia, las creencias espirituales, el soporte familiar, situación laboral, la respuesta emocional, la experiencia en atención médica, etc.
¿Cómo influyen estos factores en esa experiencia del dolor de la que habla?
Pueden causar angustia, tristeza, frustración, ira o sentirse incomprendido y desmoralizado, en el caso de aumentar el dolor. Por el contrario, si los factores son positivos pueden aliviar el sufrimiento. El dolor y la enfermedad forman parte de la vida. No se puede vivir con ausencia de dolor.
¿Y cómo podemos afrontar ese dolor sin el que no podemos vivir?
Hay muchas opciones para afrontar el dolor, enmascararlo, controlarlo o prevenirlo. Es fundamental buscar asesoramiento médico para actuar correctamente contra él. En caso de dolor crónico, las unidades de dolor pueden ser De gran ayuda para buscar un tratamiento holístico
¿Cuándo debemos recurrir a los analgésicos?
No todos los analgésicos son iguales, no actúan de la misma forma ni tienen los mismos efectos adversos. La administración de analgésicos depende del tipo de dolor, del paciente, de sus patologías, de sus alergias y muchas más variables… Con lo cual, los analgésicos deben ser prescritos y monitorizados por el médico. Lo que debemos hacer es consultar ante la aparición de un dolor, y el médico valorara que medicación es la más apropiada.
¿Hasta qué punto es recomendable la automedicación? ¿Cuáles son los límites?
La automedicación se define como la selección y el uso de medicamentos por parte de las personas (o un miembro de la familia de las personas) para tratar afecciones o síntomas reconocidos o autodiagnosticados.
Varios beneficios se han relacionado con la automedicación adecuada, principalmente mayor acceso a la medicación y alivio para el paciente. Sin embargo, la automedicación está lejos de ser una práctica segura. Los riesgos potenciales pueden ser: autodiagnóstico incorrecto, retrasos en buscar consejo médico, reacciones adversas, interacciones medicamentosas peligrosas, dosificación incorrecta de administración, dosificación incorrecta, enmascaramiento de una enfermedad grave y un largo etc.
¿Cuáles son los fármacos para tratar el dolor que más se consumen sin consultar a un médico?
Los analgésicos son los fármacos de venta libre más 'automedicados' en nuestro país (49,1%), especialmente en mujeres, jóvenes con estudios no formales y personas de nivel socioeconómico bajo-medio residentes en áreas urbanas… Se calcula que el 80% de la población en España toma actualmente medicamentos de venta libre. Este consumo disminuye a medida que aumenta la edad, llegando un 40% en mayores de 70 años. Los analgésicos son los fármacos. Se debería evitar siempre la automedicación de analgésicos, igual que en su día se hizo con los antibióticos.
¿Qué factores determinan el umbral del dolor de cada persona?
La respuesta se puede encontrar al comprender los términos 'tolerancia al dolor' y 'umbral del dolor'. Por ejemplo, el punto donde la temperatura del agua se vuelve dolorosa es el umbral de dolor para esa persona en ese momento. Y puede ser diferente en diferentes momentos de la vida. Puede depender de la edad, y las personas expuestas regularmente a temperaturas extremas pueden aumentar gradualmente su tolerancia, lo que da como resultado un umbral del dolor más bajo.
El umbral del dolor puede diferir entre hombres y mujeres, y puede fluctuar en función de muchos otros factores.
¿Por qué las personas soportan de manera diferente el dolor? Es decir, ¿por qué una persona que soporta bien un fuerte dolor de espalda puede no soportar la depilación con pinzas?
El dolor es una sensación desagradable subjetiva, por ello podíamos decir que es tan único como el individuo. Varias investigaciones afirman que las diferencias en los factores biológicos, psicológicos y socioculturales del paciente pueden causar grandes diferencias en el dolor después de una cirugía.
Las emociones, incluso la manera de ser de cada uno, pueden moderar o intensificar el dolor. Pero en el caso del dolor crónico, se produce un fenómeno hipersensibilidad, cambiando la forma en que la médula espinal, los nervios y el cerebro procesan los estímulos desagradables. Las experiencias pasadas, así como el trauma, pueden influir en que una persona soporte un dolor fuerte y otra no aguante la depilación…
La exposición regular a estímulos dolorosos puede aumentar la tolerancia al dolor. Pero también puede ser que la exposición repetida al dolor haga que una persona responda con más vigor a un dolor menor en el futuro.
¿Se palía el dolor en todos los casos o hay dolores imposibles de controlar?
Por desgracia, existen enfermedades que cursan con dolores de muy difícil control. No obstante, en la gran mayoría de los pacientes logramos paliar el dolor mejorando su calidad de vida. Utilizamos tratamientos farmacológicos y métodos mínimamente invasivos, que realizamos en la Unidad de Dolor bajo control radiológico o ecográfico.
¿El ser humano tiene una alta tolerancia al dolor? ¿Se puede morir de dolor?
Tener una alta tolerancia al dolor no es necesariamente algo bueno, ya que puede hacer que los pacientes no sientan o ignoren las señales de advertencia de su cuerpo de que algo anda mal. Por ejemplo, las personas que son menos sensibles al dolor pueden tener un mayor riesgo de sufrir una úlcera de estómago, porque no notan los síntomas clásicos iniciales.
Es posible cambiar la tolerancia al dolor, modificando su percepción. Por ejemplo, cuando estamos viendo una película, entretenidos, nos olvidamos del dolor. Además, hay muchas condiciones que aumentan la sensibilidad al dolor. Estas las debemos evitar o controlar.
Condiciones que aumentan la sensibilidad al dolor
Estrés
Ansiedad y depresión. Los pacientes que sufren depresión tienen dolor más severo, frecuente, intenso y desagradable.
Insomnio. Los problemas para dormir disminuyen la tolerancia al dolor.
Ciertos medicamentos pueden causar dolor, e incluso aumentarlo.
Genética. Los genes juegan un papel importante, por ejemplo, si tienes el gen que bloquea BH4, eres menos sensible al dolor y tienes menos riesgo de padecer dolor crónico.
Género. Las mujeres experimentan más dolor después de la cirugía que los hombres. Y parece ser que tienen un umbral de dolor más bajo que los hombres, porque la mujer libera menos beta endorfinas que el cuerpo masculino.
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