Un 17% de la población española vive con dolor crónico y la mayoría de estos pacientes es mujer, concretamente, alrededor de un 70% de quienes acaban en una unidad de dolor con estas patologías.
Además, cuando estas pacientes llegan por fin a estas unidades especializadas, están más tratadas por el aspecto psicológico que por el físico, en una predisposición general de muchos médicos a pensar que los problemas de las mujeres tienen que ver más con la ansiedad o la depresión que con algo físico.
"Hay una tendencia en las mujeres a tener en cuenta más el componente ideológico. Muchas pacientes están más tratadas con fármacos ansiolíticos y antidepresivos que los hombres cuando realmente la causa de su ansiedad o depresión es el dolor que tienen", explica María Luz Cánovas, médica especializada y miembro del Grupo de Neuromodulación de la Sociedad Española del Dolor.
De hecho, según su experiencia en consulta, esta especialista asegura que "muchas pacientes acuden ya con dos o tres ansiolíticos y el paciente masculino, no". Y eso que, según insiste, "el dolor crónico influye en todos los actos de la vida y uno de los actos fundamentales es el psicológico porque una persona con esta sintomatología tiene alteraciones, duerme mal, está triste... pero ese componente hay que tratarlo no sólo en el sexo femenino".
Los médicos alertan de que "tras tres meses de dolor persistente en alguna región corporal, se comienzan a producir cambios en el sistema nervioso central que incluyen el reacondicionamiento de las vías neuronales para compensar el dolor en marcha".
Pero, ¿a qué llamamos dolor crónico? "Con el dolor, depende de si es oncológico o no, pero se puede hablar de crónico después de tres o cuatro meses sin que se alivie con tratamiento. En el paciente oncológico, ese tiempo se limita antes", aclara Cánovas.
Causas en la mujer
Esta especialista en dolor asegura que en la condición de mujer "ya va implícito mayores posibilidades de sufrir dolores crónicos": "Tras la menopausia, sufrimos un proceso de osteoporosis que condiciona la mayoría de la incidencia de dolor músculo esquelético y, además, tenemos una serie de funcionamientos hormonales diferentes al hombre".
Otro de los aspectos que aboca a la mujer a estas unidades de dolor es la tradicional doble jornada, fuera y dentro de casa, que le supone un mayor esfuerzo físico y menos descanso que el hombre. "La mujer que trabaja fuera también trabaja en casa. Está sometida a un sobresfuerzo que no tienen los hombres", advierte.
Además, los especialistas quieren incidir en la convivencia cultural que muchas mujeres hacen con dolor y que tiene que romperse para no dar "ningún dolor por perdido" pero sobre todo porque "se pueden curar o, al menos, aliviar de forma permanente".
"Nuestra educación pasa porque como nosotras parimos y tenemos que pasar dolor, como se ha hecho desde el principio de la historia, parece que lo tenemos más asumido", denuncia esta especialista.
Dolores más habituales
El dolor que tiene riesgo de cronificarse de forma habitual es el músculo esquelético y resulta igual de frecuente en hombres como en mujeres. También hay una alta incidencia de cuadros funcionales como es la fibrimialgia, los cuadros generalizados de dolor neurofacial y las neuropatías.
"En las unidades de dolor crónico estamos enfocados al tratamiento intervencionista porque asumimos que la atención primaria es la responsable de tratar el dolor con fármacos. Sólo aquellos casos complejos que no pueden ser controlados pasarían a la atención especializada", asegura la doctora Cánovas.
Entre sus manos, se realizan técnicas como el bloqueo de nervios, la radiofrecuencia de facetas o radiofrecuencias de nervios periféricos, entre otros métodos, para evitar, por lo menos, prolongar el dolor. "Tenemos un montón de tratamientos, una cartera de servicios muy amplia que suelen ser multidisciplinares porque no sólo estamos nosotros, también están los rehabilitadores y los psicólogos, para no dar nunca nada por perdido"
Pero ¿por qué no siempre llegan los pacientes a estas unidades? "Muchas veces se desconoce la canalización desde atención primaria o desde otras especialidades, cómo llegar a la unidad de dolor y la cartera de servicios que ofrecen estas unidades, con lo cual muchos especialistas o médicos de primaria no saben qué técnicas realizamos y cómo pueden aliviar el dolor a sus pacientes".