El dolor crónico es aquel que, como su propio nombre indica, se sufre de manera crónica durante semanas, meses o incluso años. Puede estar causado por enfermedades como el cáncer, la artritis o la diabetes; por lesiones como una hernia discal o una torsión de ligamento; o por trastornos que se califican como primarios como la cefalea o la fibromialgia.
Este tipo de dolor que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se presenta como la mayor amenaza para la calidad de vida a la que nos enfrentamos, se puede entender como una enfermedad en sí misma, enfermedad de la que el 70% de los pacientes son mujeres.
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Es un problema que cada vez experimentan más personas a diario. En la espalda, en el cuello, en la cabeza, en el hombro: es una experiencia común que se estima que afecta a aproximadamente un 32% de personas en España.
Este tipo de patología encierra muchos mitos en todo lo que se refiere a su detección y cuidados porque hay un conocimiento muy limitado sobre el asunto entre la sociedad. Todo esto dificulta en gran medida el correcto diagnóstico y tratamiento de las personas que se ven afectadas por esta patología.
Te contamos algunas de las falsas creencias que más suele suscitar el dolor crónico.
Cinco ideas erróneas sobre el dolor crónico
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Si no se encuentra una causa física, la persona se está inventando el dolor
Algo que ocurre mucho en todo lo que rodea al ámbito de la salud es la constante afirmación de que el dolor es psicológico si no existe un signo físico. Son muchas las personas que consideran que todo “está en la cabeza” y que no es real.
Sin embargo, la realidad es que numerosos estudios en psicopatologías y neurología han demostrado que el dolor puede darse sin que exista una patología física subyacente. El dolor crónico no es producto de la imaginación, es un asunto real incluso si no tiene implicaciones físicas.
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Es imposible disminuir el dolor crónico
El hecho de que no podamos hacer desaparecer el dolor crónico hace que muchas personas consideren que tampoco es posible disminuirlo, pero esto no puede estar más lejos de la realidad. Es posible mejorar la calidad de vida de los pacientes con dolor crónico de diferentes formas en función del tipo de dolor.
Por ejemplo, una buena alimentación puede ayudar a personas con colón irritable, un trastorno que afecta al intestino grueso y cuyos efectos se mantienen a largo plazo. Por otra parte, el apoyo psicológico ofrece herramientas para poder llevar mejor esta patología, por lo que está muy recomendado.
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El dolor crónico es un asunto femenino
Pese a que muchas enfermedades crónicas son experimentadas por una mayor cantidad de mujeres que de hombres, el dolor crónico no es excluyente del sexo masculino.
Es importante remarcar que los hombres no son la excepción porque esta falsa creencia lleva a muchos a no acudir al médico, quizá por falta de información o quizá por estigmas sociales y estereotipos que rodean el sufrimiento de dolor por parte de los hombres.
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El entorno de la persona con dolor crónico no puede ayudarla a sobreverlo
En relación con lo mencionado anteriormente sobre si existen o no formas de disminuir o contrarrestar el dolor crónico nos encontramos con el mito de que las personas que rodean a un paciente de dolor crónico no pueden hacer nada para brindarle su apoyo.
La realidad es que las personas del entorno del paciente pueden proporcionar estrategias que favorezcan la confrontación al dolor y que le hagan sobrellevarlo mejor.
Estas personas muchas veces lo hacen de forma indirecta, pero su ayuda puede llevar a afrontar mejor la sintomatología que encierra el dolor crónico y que afecta directamente sobre la calidad de vida de los pacientes.
Para esto, es importante que el entorno del paciente sea conocedor de su condición y de las dificultades a las que se enfrenta en el día a día como consecuencia de ella.
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El dolor crónico aumenta con la edad
Pese a que el índice de personas que sufren dolor crónico es más elevado en personas mayores de 65 años, la edad no está proporcionalmente relacionada con la cantidad de dolor que se experimenta.