La historia que rodea al peñón de Gibraltar, más allá de sus históricos conflictos, es, cuanto menos, curiosa. Ingleses con acento andaluz, un territorio que no supera los 60 kilómetros y los 13 de ancho, y con una estratégica situación gracias a su posición entre África y España.
Todo ello resulta apasionante, pero si además le sumamos la población de monos que, lejos de ser una especie autóctona, invade la ciudad a sus anchas para sorpresa de los turistas y no tanto de los locales, Gibraltar se sitúa como un lugar que debes visitar al menos una vez en la vida
Los macacos de Berbería (Macaca sylvanus) reducen su hábitat a los Montes Atlas del norte africano y al peñón de Gibraltar, convirtiéndose en el único primate salvaje que vive en libertad en Europa, además de ser la única especie que habita fuera de Asia. A pesar de haberse convertido en todo un símbolo de la región y una indudable atracción turística, es un hecho que no es natural y la preocupación va en aumento al hablar de su trata ilegal.
Por qué hay monos en Gibraltar
Para conocer el origen de los monos en el peñón de Gibraltar debemos ensalzar la importancia de su posición. El hecho de controlar el estrecho que conecta el mar Mediterráneo con el océano Atlántico, ha facilitado la habitabilidad de diferentes civilizaciones, desde fenicios, romanos y visigodos hasta árabes, quienes conquistaron el territorio por más de siete siglos, convirtiéndolo en un bastión fortificado.
No es hasta 1462 cuando Gibraltar fue capturado por las fuerzas cristianas de la Corona de Castilla, pasando a formar parte de los reinos cristianos que reconquistaban la península ibérica. Pero pocos siglos después, debido al Tratado de Utrecht, en 1713, no pasa a ser plenamente propiedad de la corona británica.
No es en esta última etapa de la historia más reciente de Gibraltar cuando los macacos de Berbería llegaron al territorio. Su inclusión se remonta posiblemente al periodo del dominio musulmán o incluso antes. Estos monos son nativos del norte de África, por lo que la teoría más aceptada es que los macacos fueron traídos al peñón como mascotas o como animales de compañía.
Aunque existe otra hipótesis de que estos monos hayan llegado por su cuenta desde África, cruzando el estrecho de Gibraltar. La distancia, aunque esta teoría es menos probable debido a la distancia (no llega a 15 kilómetros) y las corrientes marítimas la hacen menos probable.
Monos protegidos por Gran Bretaña
Bajo el dominio británico, la presencia de los macacos de Berbería en Gibraltar adquiría un nuevo significado. Una antigua leyenda dice que mientras haya monos en el peñón, Gibraltar permanecerá bajo control británico.
Esta creencia se fortaleció durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Winston Churchill ordenó incrementar la población de macacos en el territorio después de que su número disminuyera significativamente. En este momento, se importaron nuevos macacos desde Marruecos y Argelia para asegurar que la población se mantuviera saludable y activa.
Hoy en día, los monos de Gibraltar son considerados una especie protegida y son cuidados por la población local con mimo. El gobierno del peñón de Gibraltar se encarga de su bienestar, asegurando que tengan suficiente alimento y atención médica.
El tráfico ilegal de monos en Gibraltar
Sin embargo, y a pesar de que los macacos de Berbería son una gran reclamo turístico, atrayendo a miles de visitantes cada año que vienen a verlos en su hábitat natural en la Reserva Natural de la Llanura Superior, se trata de una especie gravemente amenazada por el tráfico ilegal, problema que se ha convertido en una de las principales causas de su declive.
Hoy en día, la población de estos monos está en peligro crítico, con menos de 8.000 individuos salvajes, según datos de Barbary Macaque Awareness & Conservation. El tráfico ilegal es un negocio lucrativo y se encuentra entre los principales crímenes organizados a nivel mundial.
Estos macacos son capturados para ser vendidos como mascotas exóticas y utilizados en la industria del turismo para fotografías, prácticas que ponen en riesgo su supervivencia y que en los últimos años se ha visto incrementado por el auge de las redes sociales.
Los vídeos y fotografías de los monos, y otra multitud de animales exóticos que se vuelven virales, fomenta el tráfico ilegal de estos. No es algo que perpetúe solo el sufrimiento de estos animales, sino que también impulsa el comercio ilegal.
La captura ilegal de macacos de Berbería tiene unas consecuencias devastadoras para estas poblaciones. Los cazadores furtivos a menudo matan a los miembros adultos de la manada para capturar a las crías, quienes experimentan un enorme sufrimiento psicológico al ser separadas de sus madres. Además, muchas de estas crías llegan a los centros de rescate con heridas y quemaduras provocadas por los brutales métodos utilizados por los cazadores.
Se necesita urgentemente combatir, eficazmente, el tráfico ilegal de estas y otras tantas especies que son capturadas ilegalmente. Un listado que prohíba la tenencia y comercio de ciertas especies doméstica, reduciría notablemente un problema real que afecta al ecosistema global.