La pintora Gangubai Aamiliyarle, originaria de una pequeña comunidad bhil de la India, asegura que nadie le enseñó a pintar. Fue perfeccionando su técnica con el paso de los años."Aprendí viéndolo", cuenta. Ahora, sus diseños se pueden ver estampados en las prendas de ropa de los escaparates de las tiendas en más de 60 países.
Y a diferencia de cómo empezaríamos a pintar aquí —con paleta y pinturas—, ella lo hizo con los escasos recursos que tenía a su alcance. Cuenta que fue el director Bikas Bhat el que le dio la oportunidad de pintar: "le dije que sabía pintar y que quería hacerlo". Bhat, para probar a la muchacha, aceptó y, explica Aamiliyar, "pinté paredes con estiércol de vaca y barro".
Su técnica, inspirada en las pinturas tradicionales bhil, es muy particular. En lugar de pintar trazos lineales —que es cómo se componen las pinturas bhil—, lo hace con puntos. Aamiliyar se fijaba en los pintores que visitaban su pueblo y es así como se inició en la maestría. "Para diferenciarnos de ellos, empezamos a pintar con puntos", explica Aamiliyarle. Esta fue la génesis del estilo único de su comunidad.
[Las lenguas indígenas, amenazadas en un mundo que pierde un idioma a la semana]
Aamiliyar es una de las personas que colorean los estampados de la nueva colección Springfield x Roots Studio, una iniciativa con el objetivo de acercar la tradición de la etnia bhil y de otras comunidades de artesanos al mundo de la moda. Patrones, figuras y colores inspirados en motivos ancestrales estampan las prendas de la nueva colección.
"Sabemos quién lo ha hecho"
Dar rienda suelta a la imaginación de los artistas bhil y permitir al mundo admirar las pinturas basadas en la tradición. Esos son, según las artistas, los principales beneficios del proyecto. “Cada artista tiene un diseño diferente y único”, explica Shanta Bhuriya, otra de las pintoras que participan en el proyecto.
En su caso, cuenta, la gran inspiración vino de su familia, y en concreto, de su madre. "Mi madre se llama Bhuribai y ella me enseñó este arte. Trabajaba con ella desde niña; yo era bastante pequeña, pero estudiaba y pintaba, así que le ayudé en ese sentido", aclara.
Es así cómo aprendió a pintar. Bhuriya reconoce que "cada artista pinta con su imaginación, el diseño de cada persona es diferente y el único". Pero, cuando ven que una pintura se ha hecho famosa, "sabemos quién lo ha hecho", bromea.
Una "forma de expresión cultural"
Los bhil son el tercer mayor grupo indígena local de la India. Y su modo de vida está en estrecha consonancia con las artes. El canto, la danza y, sobre todo, la pintura, acentuados con banquetes y bebidas, se utilizan para marcar acontecimientos, almacenar recuerdos y luchar contra las adversidades.
“Las pinturas bhil no sólo son una forma de expresión artística, sino que también tienen un significado cultural y espiritual para la comunidad”, explican en uno de los vídeos de la colección. Se trata de “una forma de arte popular tradicional que representa diferentes aspectos de las creencias, mitos y rituales”.
Tanto los motivos que utilizan en las pinturas, como la propia manera de expresarlos en el lienzo, tienen sus particularidades. Las texturas que utilizan los artistas bhil les conectan con la naturaleza y la vida adivasi (o de los habitantes originales). La mayoría se inspiran en la tradición de Baba Pithora —el dios principal de la comunidad rathva—.
Uno de los chamanes de la comunidad a la que tuvo acceso el equipo de Springfield desentraña la simbología que existe en torno a las pinturas que adornan las paredes de los hogares del grupo indígena bhil. Para ahondar en ella, "uno tiene que empezar la historia hablando de los dioses y diosas, la tierra y el cielo”, explica.
“Las familias rezan a Baba Pithora cuando tienen problemas relacionados con la agricultura, el dinero o la familia", señala. Y la manera de venerarle es similar a otras culturas. Pare rezarle a Pithora, se ata un nudo en una tela blanca y se espera. "12 meses después de atar el nudo, las plegarias se cumplen y la familia se beneficia", añade.
Y para celebrar la ocasión y que la suerte acompañe por más tiempo, cuenta el chamán al equipo de Springfield, se cantan canciones y después se decoran las paredes con pinturas coloridas.
Una colección con valor añadido
“Ver en primera persona cómo entienden su arte, cómo crean pigmentos naturales usando aceites, plantas o carbón, compartir el carácter sagrado de sus pinturas y, sobre todo, confirmar la importancia de esta colaboración, ha sido una experiencia enriquecedora para nosotros”, comenta Rosario Treviño, directora de marketing de Springfield.
"La mayoría de las comunidades con las que trabajamos son minifundistas, grupos de agricultores que basan su estilo de vida en la agricultura y que poseen un patrimonio artístico que han practicado durante generaciones", señala Laya Chirravuru, diseñadora e investigadora de moda del equipo de Roots Studio. "Y nuestro objetivo es preservar y promover su patrimonio cultural", añade.
“Conectar con Roots es algo bueno, con su ayuda, quiero seguir creciendo y llevar nuestro arte a todo el mundo, para que la gente nos conozca”, confiesa Bhuriya. A través de este proyecto, se establece un puente entre "las culturas tradicionales de las familias de artesanos hacia el mundo moderno y occidental", explica Andrea Prado, de Spingfield. Y no hace falta decir que colaboran para que los artistas sean remunerados por sus creaciones.