La cultura del vino y la cerveza es uno de los símbolos más representativos de la de Europa continental. Bien es sabido que la cuna de los mejores vinos son países como España, Francia o Italia. Un poco más al norte, Alemania es la reina indiscutible de la cerveza. Pero de todos estos países europeos, ninguno es donde más alcohol se consume.
Con 12,9 litros de alcohol puro al año —extraídos del porcentaje entre licores, cerveza y vino—, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el premio se lo lleva Letonia, el país con mayor consumo de alcohol per cápita.
Localizada en la región báltica, al noroeste de Europa, esta nación también es la que más se gasta en alcohol, seguida por sus compatriotas bálticos. Según Eurostat, en 2019, un 4,8% del gasto para consumo de los letones estuvo destinado a la adquisición de bebidas alcohólicas. Sin embargo, esta obsesión con el alcohol no debe a su precio, ni mucho menos. El alcohol en Letonia, es más caro que en Bélgica, Austria, Italia o Francia.
Cuando uno piensa cualquiera de los países bálticos, se piensa en sus vecinos Rusia (o en Finlandia) y en que seguro que hablan ruso. Pero cuando uno deja de lado esto, se continúan incluyendo en el mapa de países eslavos, caracterizados muchas veces por sus bajas temperaturas y por el vodka. Y efectivamente, Letonia, con una temperatura media de 7º C, es uno de los países más fríos del Viejo Continente.
En el país del centro del grupo de los bálticos, según los datos de 2021 del Banco Mundial, viven 1.884.490 personas, de las cuales más de la mitad —el 57%— son mujeres. Precisamente las mujeres letonas presentan una particularidad: son las más altas del mundo. Tienen una altura media de 1,70 metros. Los varones, tampoco se quedan atrás, son los cuartos más altos.
Los letones conservan muchas de sus tradiciones paganas, como saltar por encima de las hogueras durante las fiestas juninas o del solsticio de verano. Sus canciones, bailes y festivales —junto con las de sus vecinos—, fueron incluidas en 2008 en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO.
AirBnb en la cárcel
Letonia no es un destino que brille por su turismo. Pero cuenta con algunos atractivos que no dejan indiferente a aquellos que deciden pasar sus vacaciones allí. Uno de ellos es que tiene alrededor de 12.000 ríos y corrientes de agua. Además, un 1,5% de su superficie total está cubierta por lagos. Esto la convierten en un lugar idóneo para los amantes de los deportes acuáticos.
El arte también es uno de los motivos que mueven a los extranjeros a visitar este país. En su capital, Riga, un tercio de la arquitectura es modernista. Se pueden visitar monumentos y edificios como el Centro Art nouveau de Riga, el Banco Comercial de Riga, el Café Sienna o las calles Albert o Šķūņu 12/14.
Cuando uno se pone a mirar las distintas atracciones que ofrece Letonia, una salta a la vista: se puede vivir la experiencia de estar en una prisión soviética. Construida en 1905, la prisión Karosta —localizada en la ciudad portuaria de Liepāja, al suroeste del país—, es la única prisión militar en Europa abierta al público y funciona como un hotel.
Algunas personas que se hospedaron allí publicaron comentarios sobre su estancia. "Una experiencia carcelaria completa", que incluye vestimenta carcelaria, castigos físicos, abusos verbales, amenazas de muerte y disparos de advertencia. Por supuesto, los trabajadores no son viejos nostálgicos de la era comunista, sino que son actores contratados los que se visten de guardia y ejecutan los castigos.
Una historia muy antigua
La bandera letona es considerada por muchos la bandera nacional más antigua del mundo. Este símbolo nacional blancogranate apareció por primera vez, documentado, en la Crónica rimada de Livonia, que relata la historia de Livonia (Estonia y Letonia) entre 1180 y 1343.
La bandera cambió durante la ocupación alemana y la soviética, pero se restauró en 1990. Se readoptó la bandera 18 meses antes de su reconocimiento como Estado independiente.
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También es cuna del primer árbol de Navidad decorado. El primer registro escrito de un árbol de Navidad decorado proviene de Riga (Letonia), en el año 1501. Los comerciantes locales decoraron un árbol con rosas artificiales, bailaron a su alrededor en la plaza del mercado y luego le prendieron fuego.
El letón es uno de los dialectos más antiguos en Europa y ha conservado muchos aspectos de la lengua de hace más de 5.000 años, el protoindoeuropeo, que es la lengua madre de muchos idiomas europeos.
Cultura del alcohol
Los letones son los que más alcohol consumen en la región donde más se consume, Europa. El alcohol, ya sea en forma de cerveza, vino o en su popular bebida, el Bálsamo Negro de Riga, ocupa un lugar especial en la cultura letona. La cerveza y las bebidas espirituosas se pueden encontrar en casi cualquier hogar letón. Todas las tiendas ofrecen marcas comerciales de cerveza, normalmente en botellines de medio litro. La mayoría de los lugareños tienen debilidad por la cerveza Valmiermuižas alus.
Los letones son paganos de corazón y mantienen la tradición de celebrar los solsticios. Festejan el solsticio de verano, o Jāņi, bebiendo alus (cerveza, en letón) y comiendo queso. Así, creen, la cebada crecerá más y la producción de leche de vaca será más abundante. Muchas familias todavía fabrican su propia cerveza. Además, a lo largo de los años, se han transmitido numerosas dainas (poesía tradicional) y canciones populares sobre la cerveza. Este amor por la cerveza podría tener su justificación histórica en los 700 años que los alemanes dominaron el territorio báltico.
El publicista y escritor báltico-alemán Garlieb Merkel ya contó en su libro Los letones (Die Letten, 1796) que tenían un amor muy íntimo con las bebidas alcohólicas, especialmente las espirituosas. La bebida “es una característica general secundaria del pueblo letón”.
Es a partir de la Segunda Guerra Mundial cuando las bebidas espirituosas, como el vodka, desbancan a la cerveza como bebida alcohólica predilecta. "En gentil abnegación, las madres comparten su propio vaso de vodka con sus hijos lactantes. Chicos y chicas de 14 años beben vodka sin inmutarse. Son pocos los hombres y mujeres que no se emborrachan cada domingo, sobre todo después de la comunión". Estas son algunas de las escenas descritas por Merkel en la obra.
Pero tanto, el alcohol no trae nada bueno. Según el último informe de la OECD sobre la salud en Letonia, alrededor del 6% de las muertes estaban relacionadas con el consumo de alcohol. Y se estima que un 43% falleció debido a un peligroso cóctel compuesto por los riesgos dietéticos, el tabaquismo, el consumo de alcohol y la baja actividad física. El problema continúa en uno de los países que menos dinero invierte en salud, un 7,5%, que languidece en comparación con otros países, como Alemania (12,8), Bélgica (11,1%) o España (10,7%).