En los últimos años, la biomasa ha ido ganando cada vez más popularidad como una energía renovable alternativa a los combustibles fósiles, por lo que muchos países europeos han recurrido a ella para limitar sus emisiones de carbono, sobre todo en Europa central.
Ahora bien, la biomasa es solamente una fuente de energía sostenible cuando se produce a partir de sobrantes de serrín. En cambio, cuando la demanda de este tipo de energía es excesiva y los restos de serrín son insuficientes para proveer dicha demanda, la producción de biomasa pasa a depender de la tala de árboles, una práctica que está lejos de ser sostenible.
Y esto es lo que está ocurriendo en Europa. Según un artículo publicado la semana pasada en The New York Times, en el que se asegura que la producción de biomasa está precipitando la tala masiva de árboles en varios países del centro del continente, como Estonia, Rumanía, Bulgaria, Polonia o Eslovaquia.
Allí, la producción en masa de pellets está amenazando la salud de bosques centenarios, que cada vez cuentan con menos protección por parte de los gobiernos.
Por suerte, en el viejo continente quedan varios bosques centenarios, aunque lo cierto es que son raros. Del total de bosques que hay en el mundo, sólo el 3 por ciento está en Europa. Dentro del continente, el 90 por ciento de la superficie forestal pertenece a Suecia, Bulgaria, Finlandia o Rumanía.
Białowieża Forest (Polonia y Bielorrusia)
En la frontera nororiental de Polonia con Bielorrusia se encuentra el último gran bosque primario de Europa, que ha permanecido inalterado por la acción humana desde hace más de 400 años. En Białowieża, es posible imaginar cómo era el paisaje de hace milenios, cuando Europa era un enorme manto forestal.
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Además, la Reserva de Białowieża es famosa por ser uno de los pocos lugares de Europa donde aún viven bisontes en libertad. En la actualidad, el bosque cuenta con más de 300 ejemplares de este animal, además de ser el hogar de 20.000 especies de animales distintas.
A pesar de la importancia patrimonial del parque para el país (Białowieża es el único monumento natural en Polonia reconocido por la UNESCO), el gobierno polaco decidió en 2016 permitir la explotación industrial de los bosques, lo que generó una gran controversia.
Las protestas de grupos ecologistas consiguieron interrumpir momentáneamente la tala de árboles, pero, en 2021, se retomó la explotación maderera, una acción que el gobierno justificó bajo el pretexto de que había que despejar senderos y proporcionar madera a la población de la zona.
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Parque Nacional Retezat (Rumanía)
Rumanía alberga casi la mitad de los bosques antiguos de Europa, y este es uno de ellos. Situado en Rumanía occidental, al sur de los Cárpatos, el Parque Nacional Retezat fue creado en 1935, lo que lo convierte en el más antiguo del país.
La reserva se creó para proteger uno de los únicos bosques vírgenes de Europa, en el que viven aproximadamente 1.200 especies diferentes de plantas. En 1979, fue incluido por la UNESCO en la Red Mundial de Reserva de la Biosfera.
En febrero de este año, la ONG rumana Agent Green presentó una acusación contra la empresa Ikea por la explotación ilegal de bosques en Rumanía, de donde, presuntamente, obtienen en torno al 10 por ciento de toda la madera que usan para fabricar sus productos (a pesar de que en su página web aseguran que toda la madera llega de Suecia, Polonia, Rusia, Lituania y Alemania).
Según un artículo de la revista estadounidense The New Republic, Ikea empezó a comprar bosques en el país balcánico en 2015, y en la actualidad es uno de los mayores propietarios privados de bosques del país. El artículo señalaba también que, desde 2007, dos tercios de los bosques primarios rumanos se han visto afectados por la tala de árboles.
Parque Nacional de Pirin (Bulgaria)
El Parque Nacional del Pirin toma su nombre de las montañas Pirin, en las que se asienta. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1983, cuenta con una superficie de 274 kilómetros cuadrados, y su altitud oscila entre los 1.008 y los 2.914 metros sobre el nivel del mar.
En 2016, se temió por el futuro del parque, debido a que el gobierno búlgaro planteó la legalización de la tala de árboles en el 60 por ciento de la superficie del parque. Sin embargo, en 2020, un tribunal sentenció que la medida era ilegal, evitando así que se degradara la biodiversidad del bosque.
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Perućica (Bosnia)
Considerada la última selva de Europa, Perucica está en el sudeste de Bosnia-Herzegovina, y pertenece al Parque Nacional de Sutjeska, el más antiguo e importante del país. Algunos de los árboles del bosque llevan allí más de 300 años.
Stužica (Eslovaquia)
Otro de los últimos bosques primarios de Europa está en Eslovaquia (cerca de la frontera con Polonia y Ucrania), y pertenece al conjunto de Hayedos primarios de los Cárpatos y Alemania. La zona, que ha gozado de protección estatal desde 1908, fue declarada Reserva de Naturaleza Nacional en 1993, y en 2008 la UNESCO la incluyó en su lista de lugares que son Patrimonio de la Humanidad.