Cuando se habla de refugiados climáticos, nuestros prejuicios nos llevan a países lejanos y en vías de desarrollo. Pensamos en desastres naturales y latitudes más cálidas, con inundaciones en Centroamérica, sequías en Oriente Medio o hambrunas en el cuerno de África.
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Pero no se nos ocurre que lo que impulse a una persona a convertirse en refugiada climática esté provocado por la contaminación y la acción humana directa. Tampoco se nos pasa por la cabeza que esos migrantes por razones ecológicas ya existan en nuestro territorio. Y menos aún que se sitúen en un lugar tan cotidiano para los españoles como la Región de Murcia.
“El derecho internacional mantiene que cuando la causa de un desastre ecológico son locales no se puede aplicar esa figura, sino que debes moverte en tu propio país. Así que legalmente no existen refugiados climáticos dentro de España”, explica Joaquín Lisón, cineasta murciano y director de la película Sofía volverá, mezcla de documental y ficción. “Y aunque esto era así, nos pareció interesante jugar con la idea de hablar de la primera refugiada climática murciana”.
Una 'docuficción' climática
Sofía volverá cuenta la historia de una adolescente vecina del municipio de Los Alcázares, situado en las orillas del Mar Menor, con algo más de 16.000 habitantes y una economía muy dependiente de la pesca y el turismo.
El padre de la protagonista, de hecho, es uno de los pescadores que se vio obligado a echar el ancla ante el episodio de anoxia –falta de oxígeno en el agua– que causó una gran mortandad de peces en la laguna en octubre de 2019. Cuando decide emigrar a Canadá para poder seguir trabajando, Sofía dejará su pueblo para convertirse en la primera refugiada climática del Mar Menor.
Esta historia, rodada con actores no profesionales, sirve a Lisón para explicar la debacle ecológica del mar murciano. La anoxia que ha provocado nuevos episodios de mortandad entre la fauna se debe principalmente al exceso de nutrientes vertidos en las aguas de la laguna por la agricultura. Imágenes de archivo de la zona a principios del siglo pasado, de las protestas de 2019 o con los vecinos interpretándose a sí mismos para explicar las consecuencias sociales de la crisis ecológica, se intercalan con la parte ficcionada en esta docuficción.
Con 13.500 hectáreas de superficie, hace menos de una década los expertos señalaban como el Mar Menor se caracterizaba por unas aguas hipersalinas y cristalinas que lo diferenciaban de otras muchas lagunas litorales europeas de aguas turbias. Al llegar la luz al fondo sin impedimentos, se desarrollaban en él plantas llamadas fitobentos que alimentaban a la fauna, los peces. Pero los vertidos de la agricultura provocan sobrepoblación de algas en la superficie, que saturan la laguna o la enturbian. Las plantas del fondo mueren y tras ellas los peces.
Expertos, como Miguel Ángel Esteve, señalan que la presente crisis tiene sus orígenes en la apuesta por el regadío en la mayor parte del campo de Cartagena tras el Trasvase Tajo-Segura a principios de los 80. “En sucesivos periodos y con distinto grado de legalidad, se incrementaron los regadíos hasta acercarse a las 60.000 hectáreas. Cada hectárea lagunar sufre la influencia de 4 hectáreas de regadíos intensivos, ese es el ratio”, dice.
La ILP en el cine
Al mismo tiempo, Sofía volverá es un paso más en una campaña de activismo a favor de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) que impulsan personalidades como Teresa Vicente, directora de la Cátedra de Derechos Humanos y Derechos de la Naturaleza de la Universidad de Murcia y que participa en la parte documental de la película.
Este proyecto de ley pide dotar de personalidad jurídica al Mar Menor, de manera que pasaría así a ser sujeto de derecho. El objetivo sería “blindarlo” para cumplir un “objetivo social sin ánimo de lucro” y en el que todos los ciudadanos podrían exigir ante los tribunales la reparación a los responsables de los daños producidos en la laguna.
Presentado por el Ayuntamiento de Los Alcázares, se rechazó en la Asamblea de Murcia y ahora, con el respaldo de 700.000 firmas, se negocia su paso a trámite en el Congreso de los Diputados.
El Mar Menor recuperado
En la película, Sofía regresa en 2056 a Los Alcázares y a un Mar Menor ya recuperado por el trabajo conjunto de vecinos e instituciones. Lisón lo llama “una utopía realizable”, y lo explica: “La parte distópica de la película, irónicamente, es la del documental. Si vivimos en una distopía, hay que presentar utopías posibles que sirvan para concienciar y poner remedio a toda la degradación que nosotros mismos estamos provocando”.
Lisón, a través de su productora InDirect Film, trabaja desde 2016 en una serie documental titulada La memoria de un río que recorren el cauce del Segura, el río más contaminado de España. Esta película surgió precisamente cuando él y su equipo grababan el episodio dedicado a la desaparición de la huerta murciana tradicional. “Buscamos un cine local que mire y deje hablar al paisaje”, explica. “Mezclar ficción y documental permite hablar del patrimonio emocional que hay detrás de estos desastres ecológicos”.
Sofía volverá se estrenará en Madrid el próximo 24 de junio en el Pequeño Cine Estudio, donde permanecerá con una exhibición diaria hasta el 30 de junio. Incluirá, además, coloquios y debates en los que participarán algunos de los expertos que aparecen en la película y el propio director.