Nuestra vida y nuestro cuerpo están totalmente conectados con el océano. El mar es el corazón de nuestro planeta, el que hace funcionar al resto de los órganos. Los océanos cubren el 72% de la superficie y representan el 97% del agua de la tierra. Además, produce más de la mitad del oxígeno que consumimos gracias a la presencia de unos microorganismos llamados fitoplancton.
“No los vemos, pero son fundamentales para la vida, no sólo de los seres humanos, sino también para el planeta”, recordó Romain Troublé, presidente de la Plataforma y director Ejecutivo de la Fundación Tara Ocean, en un evento organizado por Biotherm, uno de los principales colaboradores de la fundación, por su 70 aniversario, en el Principado de Mónaco, el 17 de junio, a la que pudo asistir EL ESPAÑOL.
Precisamente por la importancia que tiene en nuestras vidas el agua salada, nació Tara Ocean Foundation. Como tributo a una larga pasión en la familia por el mundo del mar, en 2003, Etienne Bourgois y Agnès Troublé —reconocida diseñadora francesa y fundadora de la marca agnès b.— adquirieron una antigua goleta, al que rebautizaron como Tara.
Ideada por Jean-Louis Étienne —médico y explorador francés—, Luc Bouvet y Olivier Petit en 1989, a bordo de la embarcación han pasado marineros, científicos, periodistas e incluso algunos artistas. Todos ellos con una pasión incontenible por el agua salada y por conocer uno de los ecosistemas más desconocidos para el ser humano.
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Su sueño era convertir ese viejo barco en un laboratorio científico flotante, dedicado a la protección del medio ambiente marino. El objetivo era observar y estudiar el impacto del cambio climático y las crisis ecológicas en el océano.
La meta no era otra que comprender lo máximo posible el mar para poder protegerlo mejor, además de compartir los resultados con la mayor cantidad de personas posible. Y vaya si lo han conseguido. Se ha convertido en la primera fundación en Francia en ser reconocida como promotora del interés público dedicado al océano.
Una labor de concienciación
Los números que ha cosechado la Fundación durante sus dos décadas de existencia son espectaculares. A través de una asociación público-privada-ciudadana, han logrado liderar toda una revolución científica en torno a este ecosistema. 21 años después de su creación, se han llevado a cabo 12 expediciones que han realizado 500 mil kilómetros en los mares de todo el mundo, habiendo hecho escala en 50 países.
Los logros científicos también son espectaculares. Se han investigado 200 mil tipos de virus a través de ADN caracterizado, 150 millones de genes descubiertos del mundo marino y han realizado 250 publicaciones científicas, entre las que se incluyen 15 en las revistas Nature, Science y Cell.
Tara Ocean, según remarcó Romain Troublé en Mónaco, es “un proyecto para conocer el océano, pero también para enseñar lo que pasa ahí”. Así, para la Fundación, es fundamental que su trabajo pueda darse a conocer. “Es una plataforma de investigación abierta, es decir, para que cualquier persona interesada pueda acceder”, añadió.
Pero no sólo eso, sino también tiene el objetivo de concienciar al mundo, sobre todo a las generaciones más jóvenes sobre la fragilidad y la importancia del océano. Según las cifras que recoge su propia página web, llevan a cabo programas educativos dedicados al océano que cada año llegan a 130.000 niños. También organizan exposiciones, que desde 2004 han recibido a más de 2 millones de personas.
Un futuro inquietante
Con sus consorcios científicos asociados, la Fundación Tara Ocean está desarrollando una ciencia innovadora en mar abierto, algo que permitirá en el futuro predecir, anticipar y comprender mejor los riesgos climáticos y proteger mejor una biodiversidad marina que es fundamental para toda vida en nuestro planeta.
Sin embargo, sólo con su labor no es suficiente para salvar el océano. Según Romain Troublé, “la solución no está en el océano, sino en el ser humano”. La acción humana ha sido fundamental para que se esté apagando la luz de la vida marina. “Tenemos que dejar de tirar plásticos y de producir CO₂”, advirtió en el evento celebrado en el centro de conferencias One Monte-Carlo, situado a unos pocos metros del archifamoso Casino de Montecarlo.
El futuro, si seguimos con nuestra forma de vida, será muy oscuro si no pasamos a la acción. Y debe ser a través de una acción coordinada desde las altas esferas hasta las más bajas de la política. “Hay que trabajar desde el ámbito de las Naciones Unidas, de todos los gobiernos del mundo, etc.”, señaló el director ejecutivo de la Fundación. Y concluyó: “Tenemos que centrarnos en nuestro futuro, que depende del océano, y en lo que vamos a dejar a las generaciones venideras”.