"¡Por Dios, no maten el momento!". El vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, pedía así a los presentes en la última cumbre del clima en Glasgow que pusieran fin a las críticas vertidas sobre el borrador recién acordado. Pero lo cierto es que los compromisos parecían insuficientes. Ahora, una nueva investigación lanza un mensaje claro: el mundo está financiando su propia extinción.
El estudio, publicado por The B Team y Business for Nature, analiza los conocidos como subsidios ambientalmente dañinos (EHS, por sus siglas en inglés), enmarcados en los programas gubernamentales de distintos países. Unas ayudas dirigidas, en definitiva, a provocar daños en el medioambiente. Desde la exención de impuestos para producir carne en el Amazonas hasta el apoyo a la extracción desmedida de agua en Oriente Medio.
En total, los autores -expertos en el análisis de estas contribuciones-, sitúan en 1,8 billones de dólares cada año el montante destinado en países de todo el mundo a financiar, en última instancia, el calentamiento global. Un apoyo financiero que supone en torno al 2% del PIB mundial y que, como apuntan los expertos en el documento, podría destinarse a paliar los efectos que ya está causando el cambio climático, sobre todo en las regiones más desfavorecidas.
En este sentido, Christiana Figueres, secretaria general de la convención de cambio climático de la ONU cuando el Acuerdo de París, asegura en un comunicado que esta cantidad billonaria "crea enormes riesgos para las mismas empresas que están recibiendo esos subsidios".
Sitúan en 1,8 billones de dólares cada año el montante destinado en países de todo el mundo a financiar, en última instancia, el calentamiento global
La experta critica además la hipocresía de que aún no se haya podido alcanzar el objetivo acordado en la capital francesa de destinar 100.000 millones de dólares cada año para mitigar los efectos del cambio climático. "La naturaleza está disminuyendo a un ritmo alarmante y nunca hemos vivido en un planeta con tan poca biodiversidad", lamenta.
De acuerdo al informe, la industria de los combustibles fósiles (620.000 millones de dólares), el sector agrícola (520.000 millones), el agua (320.000 millones) y la silvicultura (155.000 millones) forman el grueso de esos 1,8 billones de dólares de subsidios gubernamentales. No obstante, apuntan a que esta cifra podría ser aún mucho mayor por "la falta de transparencia" entre gobiernos y beneficiarios. Algo que también incrementa el costo implícito de las acciones perjudiciales para el medioambiente.
No obstante, esto no es algo nuevo. El propio Fondo Monetario Internacional (FMI) ya alertó en un informe de que al menos la industria de los combustibles fósiles se benefició de ayudas por valor de unos 5,9 billones de dólares en 2020. Unas ayudas destinadas a seguir aumentando la contaminación del aire y fenómenos derivados del calentamiento global con enormes costes humanos y materiales para la población mundial.
Los costes del cambio climático
A menos de una semana de que el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas dé a conocer su informe, estudios e investigaciones a nivel mundial demuestran con datos unas previsiones nada halagüeñas. Y no sólo en cuanto acción climática, sino en lo relativo a las consecuencias de esa falta de medidas.
Un artículo reciente publicado en Nature apunta que a pesar de que muchas de las empresas más poderosas del mundo se unieron el año pasado a los gobiernos para comprometerse a reducir a cero su huella de carbono, la realidad es bien distinta. De acuerdo a un análisis de sus documentos corporativos, estas corporaciones se están comprometiendo mucho menos.
El estudio señala que sólo tres de las 25 empresas se han comprometido claramente con una descarbonización profunda. Sin embargo, otras 13 han proporcionado planes para reducir su huella en un 40% en vez de un 100% en las próximas décadas y al menos 12 no habrían ofrecido detalles claros sobre sus compromisos. Esto preocupa a la comunidad científica puesto que sólo estas compañías son responsables de al menos el 5% de las emisiones globales.
Este greenwashing, no sólo de empresas, sino también de gobiernos, está disfrazando los escenarios climáticos futuros hasta un límite peligroso. Porque lo cierto es que no tomar las acciones suficientes y necesarias a tiempo está empeorando los pronósticos en cuanto a costes económicos del cambio climático.
El estudio señala que sólo tres de las 25 empresas se han comprometido claramente con una descarbonización profunda
De acuerdo a una investigación publicada en la revista Enviromental Research Letters, la factura que habrá que pagar por dañar el medioambiente será unas seis veces superior a lo previsto para este siglo. De hecho, si se contabilizan los desastres que puede llegar a originar el cambio climático, el PIB mundial podría ser un 37% más bajo para el año 2100.
Las previsiones hasta ahora tenidas en cuenta apenas incluyen los daños que puede originar la crisis climática en el largo plazo. De esta manera, según el estudio, las estimaciones tan sólo reflejan que el PIB será un 6% más bajo. Unos cálculos claramente subestimados.
No obstante, hay cierto debate sobre cuándo causará estos daños el cambio climático y si, incluso, el mundo es capaz de llegar a reducir tanto sus emisiones como para frenar los peores efectos del calentamiento global. Razón por la que, como se expuso en la última cumbre del clima, todo esfuerzo puede resultar menor. Así las cosas, los autores del estudio sitúan el daño económico por la liberación de una sola tonelada de dióxido de carbono en 3.000 dólares.
Como este, hay otros muchos estudios ponen en negro sobre blanco el coste real de los fenómenos climáticos extremos. El último fue publicado por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) que, mirando al pasado, advertía de que desde 1980, los fenómenos extremos le habían costado al mundo algo más que dinero. En concreto, han perdido la vida entre 85.000 y 145.000 personas. De ellas, el 85% fallecieron por olas de calor extremas.