El cambio climático cuesta y mucho. Así lo indicaba un estudio difundido esta semana por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA). Los fenómenos climáticos extremos como las tormentas, las inundaciones o las olas de calor provocaron pérdidas de cerca de medio billón de euros en los últimos cuatro decenios en una treintena de países europeos.
El estudio, que se basa entre otros en datos recopilados por la reaseguradora Munich Re y el laboratorio de ideas Risklayer, calcula que de 1980 a 2020 perdieron la vida entre 85.000 y 145.000 personas a causa de esos fenómenos extremos.
Las olas de calor causaron más del 85% de las muertes en ese período, en especial la registrada en 2003, que pudo suponer entre el 50 y el 75 % del total, mientras que las ocurridas en años posteriores provocaron una cifra menor debido a las medidas de adaptación climáticas tomadas en los distintos países.
El informe recopila datos de los 27 países de la Unión Europea (UE), Noruega, Suiza, Turquía, Islandia y Reino Unido. En términos absolutos, las mayores pérdidas económicas se registraron en Alemania (107.572 millones), Francia (98.994 millones), Italia (90.061 millones) y España (60.976 millones).
De 1980 a 2020 perdieron la vida entre 85.000 y 145.000 personas a causa de esos fenómenos extremos
Suiza, Eslovenia y Francia, por ese orden, registraron las mayores pérdidas per cápita, y por área, Suiza, Alemania e Italia.
El estudio destaca que alrededor del 23% de las pérdidas totales estaban aseguradas, aunque dentro del continente se registraron grandes oscilaciones: del 1 % de países de Rumanía y Lituania al 55 % de Países Bajos y el 56 % de Dinamarca.
Alemania perdió 42.394 vidas por esos fenómenos extremos, Francia, 26.775; Italia, 21.603; y, España, 16.181, según el cálculo efectuado por Risklayer.
Fenómenos climáticos extremos
La AEMA resaltó que a pesar de las recomendaciones de la Comisión Europea y otras organizaciones internacionales, la mayoría de países miembros de la Unión Europea no cuentan con mecanismos para recoger y registrar pérdidas económicas por eventos climáticos extremos de forma homogénea y con suficientes detalles.
El impacto de estos fenómenos, que se espera aumenten por la crisis climática, debe ser monitorizado para informar a los actores políticos, de forma que estos puedan mejorar las medidas de adaptación y de reducción de riesgos "para minimizar los daños y la pérdida de vidas humanas".
La AEMA apunta a que aumentar la cobertura de seguro puede ser una herramienta "clave" de gestión de riesgo financiero para aumentar la capacidad de recuperación de desastres, reducir la vulnerabilidad y promover la resiliencia.