Corría el año 1931 cuando el gobierno de la Segunda República dio inicio a las conocidas como 'Misiones Pedagógicas', una suerte de escuela ambulante que viajaba entre las aldeas, villas y pueblos más desfavorecidos de la entonces analfabeta España rural difundiendo el conocimiento, el arte, la cultura y la "moderna orientación docente", en palabras del propio Decreto que rubricó su fundación.
Innumerables pensadores, artistas y docentes se sumaron a las filas de estos 'profesores errantes' que combatieron la ineducación armados con libros, pinceles y películas. La filósofa María Zambrano, el poeta Luis Cernuda, el pintor Ramón Gaya o el cineasta e inventor Val del Omar estuvieron entre las filas de estos 'soldados ilustrados'.
Uno de sus más destacados miembros fue, precisamente, José Val del Omar (Granada; 1904-1982). Quizás, también, el más olvidado de entre todos ellos a pesar de ser heredero de la Generación del 27 que vio nacer a Vicente Aleixandre, Maruja Mallo o a Federico García Lorca, este último, por cierto, íntimo amigo suyo.
Val del Omar se puso al frente de las 'Misiones Pedagógicas' y desempeñó, entre otro gran número de cargos como 'misionero', el de director del Museo Circulante del Pueblo, un museo itinerante que exhibía entre la población rural las grandes pinturas recogidas en El Prado. Un acto prematuro de reivindicación de la educación de calidad (ODS 4) como motor del progreso en una época en la que el 44% de la población no sabía ni leer ni escribir.
Los tiempos han cambiado y hoy la educación es un pilar indisociable de las modernas sociedades europeas. Sin embargo, la desigualdad entre las ciudades y la España rural es una constante que aguarda eternamente a ser despejada. De esa brecha emerge Ojalá, un doble proyecto del artista multidisciplinar y cineasta Daniel Maldonado, quien ha ideado una obra revolucionaria y vanguardista que, imbuida del espíritu de las Misiones Pedagógicas de Val del Omar, pretende llevar la efervescencia creativa que nace en los grandes núcleos urbanos al terreno del olvido al que muchas veces quedan relegados los espacios rurales.
Ojalá: vindicación de las misiones
Ojalá es, en parte, una reivindicación de la necesidad de reducir las desigualdades (ODS 10), pero también un canto a la magia mística de Val del Omar, quien fue apodado por el historiador Román Gubern como cinemista, almizcle léxico que hibrida cineasta y alquimista. Poeta, inventor, filósofo, fotógrafo, hombre de vanguardia, creador del zoom, de la pantalla cóncava, del desbordamiento apanorámico y de la tactilvisión, todos ellos ingenios tan visionarios y excéntricos como el propio granadino, el artista ha pasado a la historia como uno de los grandes versos olvidados de la Generación del 27.
"Muchas veces se nos olvida de quién estamos hablando. Cuando Luis Buñuel gana en 1961 la Palma de Oro de Cannes con Viridiana, Val del Omar es galardonado con un premio técnico por Fuego en Castilla", asegura a EL ESPAÑOL Daniel Maldonado, autor de Ojalá y director de los cortometrajes La fantasía e Hiroshima espiritual y del largometraje Somos fuego, actualmente en fase de preproducción.
"Hablamos de alguien que estaba preparando una exposición en el Pompidou de París cuando muere en un accidente de tráfico en 1982. Actualmente se está haciendo una retrospectiva de su obra en el Museum of the Moving Image de Nueva York. Es una figura de una dimensión internacional que otros países han entendido mejor que España", explica el creador, apelando a la memoria colectiva para resucitar su figura.
Olvidado, maltratado, politizado por ambos bandos por formar parte de la Segunda República y luego por adaptarse a los tiempos del franquismo: Val del Omar es una rara avis dentro de la historia del arte español. "Debemos reivindicar su figura, tanto por parte de los artistas, los escritores y los periodistas como por parte de las instituciones [Ojalá está patrocinada por la Junta de Andalucía y la Diputación de Granada]. Es historia del cine e historia de España".
La primera 'Misión Pedagógica' de Andalucía se hizo en La Alpujarra con Val del Omar al frente. "Cuando comienza, el plan era hacer dos comitivas, una oriental y otra occidental, y que estas se confluyeran en Cádiar. Esas comitivas al final no se encontraron. Cuando descubrí todo esto, tuve claro que la obra debía realizarse aquí". Su obra, Ojalá, una pieza de land art, arte cinético y arte efímero, simboliza ese encuentro que nunca se llevó a cabo; es una liturgia, un homenaje a los misioneros nunca encontrados.
Maldonado y su equipo, formado por los arquitectos Jorge Salguero, Armando Palomares y Paul-Gilles Massard, han diseñado en plena naturaleza una construcción enigmática, extemporánea, como si se tratara de una aparición monolítica. Situada en la conocida como 'fuente agria' de la localidad de Narila, en Cádiar, Granada, la pieza invita al usuario a entrar en un habitáculo que se levanta sobre la tierra.
Fabricado en madera y vinilo, en su interior el visitante encontrará un juego de espejos que pretende crear una sensación envolvente que remite al concepto de unidad con la naturaleza. Además, al estar situada en una alameda natural y sobre una acequia, siempre remitiendo a los ecosistemas terrestres (ODS 15), la orografía del terreno permite al visitante introducir los pies en el agua y vivir una experiencia completamente inmersiva. A lo lejos, entre los árboles, como un eco espectral, las notas de un músico que toca un saxofón se funden con las hojas movidas por el viento. También es parte del espectáculo, que podrá disfrutarse del 16 al 20 de agosto.
"Las líneas verticales, los espejos y el negro emulan la tactilvisión que Val del Omar pone en práctica en Fuego en castilla [segunda parte de su Tríptico elemental de España]. Allí proyecta sobre esculturas unos efectos de flashes con luces que entran y que no entran. Val del Omar quería hacer la imagen más plástica. Es nuestro objetivo con esta instalación. Lo llamamos 'arte cinético' porque la gente entra, se quiere buscar, hay una serie de espejos infinitos y todo eso invita al juego, a tener un espíritu lúdico".
Al mismo tiempo que se visita esta construcción, en la histórica La posada del cojo, lugar cadiarense de hospedaje de figuras ilustres del Círculo de Bloomsbury, como Virginia Woolf o Bertrand Russell, hoy rebautizado como La Posada del Mesón tras ser rehabilitada, se desarrollan una serie de actividades que incluyen proyecciones, talleres creativos y charlas culturales. En ellas se invita a los ciudadanos locales, curiosos y turistas a dialogar sobre el 'acto de crear' y sobre los documentales de Val del Omar, así como a debatir sobre la situación de olvido que pesa sobre el mundo rural.
En La posada del cojo, de viernes a domingo, se podrán ver las tres piezas del Tríptico elemental de España de Val del Omar (Aguaespejo granadino, Fuego en Castilla y Acariño galaico), la gran obra maestra del cineasta y máxima representación de su escasa filmografía, mientras que los días 18 y 19 de agosto el propio Maldonado participará en dos talleres dedicados a explorar la metodología de la creación en el cine y el arte contemporáneo y a debatir sobre la situación en la que se encuentra el mundo rural.
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Todo el proceso, además, será registrado en un documental dirigido por la actriz Rocío Molina, uno de los rostros de Cerrar los ojos, la nueva película de otro artista vinculado a La Alpujarra: Víctor Erice.