En traje, desde un atril, con banderas de las Naciones Unidas de fondo y con el agua por las rodillas. El ministro de Asuntos Exteriores de la isla de Tuvalu, Simon Kofe, comparecía de manera telemática en la cumbre del clima de Glasgow. Y lo hacía de esta forma para mostrar el impacto del cambio climático en su isla.
Los océanos son un espejo de lo que ocurre en el exterior. La contaminación y el aumento de las temperaturas a nivel global están teniendo un impacto directo sobre su salud. Algo que también tiene sus consecuencias sobre lo que ocurre más allá de sus aguas.
Según un estudio publicado en la revista Aquatic Conservation, los océanos tienen la capacidad de atenuar el cambio climático al absorber el exceso de calor y el carbono de la atmósfera.
Los océanos tienen la capacidad de atenuar el cambio climático al absorber el exceso de carbono de la atmósfera
Pero también tienen su cara B, y es que los posibles fallos que puedan producirse en los sistemas oceánicos pueden aumentar los fenómenos meteorológicos extremos, reducir su capacidad de absorción de CO₂ y modificar las corrientes oceánicas. Y, sin embargo, son los grandes olvidados de esta cita mundial por el clima.
Como apuntaban los autores de la investigación, los políticos están ignorando la capacidad de regulación ecosistémica de los océanos. Añaden que el cambio climático continúa acelerándose, en gran parte por los cambios en el océano. Estas variaciones provocan, según los autores, "un continuo deterioro de la naturaleza y una alteración a escala planetaria del medioambiente, las personas y todo nuestro futuro".
"Nos estamos hundiendo"
"Las islas están desapareciendo, nos estamos hundiendo literalmente". Son palabras de Seve Paeniu, ministro de Finanzas de Tuvalu. Como esta pequeña isla de la Polinesia, hay otras muchas que están sufriendo las primeras consecuencias del aumento de las temperaturas en los océanos.
Los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID) del sudeste de Asia y el Pacífico sufren un aumento de las temperaturas en su océano que supone el triple de la tasa promedio mundial, con olas de calor marinas que están acabando con los arrecifes de coral y con los ecosistemas de los que depende la región.
Así lo expone el último informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), presentado en las negociaciones de la COP26 el pasado miércoles. El objetivo era mostrar una instantánea sobre cómo factores como las altas temperaturas, el aumento del nivel del mar, la acidificación del océano –causada sobre todo por la absorción de CO₂– y el clima extremo impactan no sólo en el clima, sino también en las economías y la sociedad.
Como señala Petteri Taalas, secretario general de la OMM, el informe destaca que los PEID son cada vez más vulnerables a los cambios en el clima, pues sus ingresos están muy vinculados a la pesca, la acuicultura y el turismo.
Las claves del informe
Las temperaturas de la superficie del mar son un indicador físico importante del sistema climático de la Tierra. Los registros dicen que el Pacífico sudoccidental tuvo en 2020 su segundo año más cálido. De hecho, entre 1982 y 2020, las temperaturas de la superficie del océano en el mar de Tasmania y en el oeste del mar de Timor aumentaron tres veces la tasa promedio mundial.
Entre 1990 y 2018, la producción pesquera total ha disminuido hasta en un 75% en Vanuatu, un 23% en Tonga y un 15% en Nueva Caledonia
Y no es de extrañar, porque el océano absorbe el 90% del exceso de carbono provocado por las actividades humanas. Actividades que, en los últimos años, han intensificado sus emisiones a la atmósfera provocando así un calentamiento de los océanos, en un círculo vicioso.
El informe de la OMM señala, de hecho, que la tasa global de calentamiento de los océanos probablemente se ha más que duplicado y continuará durante este siglo. Un aumento de las temperaturas que provocó fenómenos como la ola de calor sufrida en 2020 en la Gran Barrera de Coral de Australia, con 1,2 °C por encima del promedio de 1961-1990.
En cuanto a este ecosistema, el límite está muy cerca. Como incluye el documento, si la temperatura global aumenta 2 °C por encima de los niveles preindustriales, existe el riesgo de que el 90% de los arrecifes de coral en el Triángulo de Coral y la Gran Barrera se enfrenten a una degradación severa.
El incremento de temperatura en los océanos también tiene su efecto sobre la presencia de determinadas especies como los peces o el zooplancton que, a consecuencia de la acidificación y el calentamiento, cambian sus comportamientos y acaban migrando a latitudes más altas.
Esto que puede parecer lejano "tiene implicaciones críticas" para las islas del Pacífico, pues su economía depende en gran parte de la pesca. Según recoge el informe, entre 1990 y 2018, la producción pesquera total ha disminuido hasta en un 75% en Vanuatu, un 23% en Tonga y un 15% en Nueva Caledonia.
Otro de los efectos más importantes del aumento de las temperaturas en los océanos es, precisamente, el incremento del nivel del mar. Desde la OMM advierten que el nivel medio global del mar ha aumentado a una tasa promedio de aproximadamente 3,3 mm por año desde el inicio de los registros satelitales a principios de la década de 1990. Un aumento acelerado por el calentamiento de los océanos y el derretimiento del hielo terrestre.
Tanto es así que de los glaciares tropicales entre el Himalaya y los Andes sólo sobreviven algunos en Puncak Jaya (Indonesia). No obstante, el informe apunta que, al ritmo actual, se espera la pérdida total de hielo en los próximos cinco años.