La era dorada de los combustibles fósiles puede estar llegando a su fin. En estas dos semanas de la cumbre climática, hasta 30 países han firmado un compromiso para dejar de financiar el carbón, el petróleo y el gas en el extranjero para finales de 2022.
Esta declaración por el fin a la financiación de los combustibles fósiles en el extranjero se colaba el pasado jueves entre las conversaciones mantenidas en la 26ª sesión de la Conferencia de las Partes de Naciones Unidas (COP26). Un acuerdo que cuenta con las firmas de países como Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Costa Rica, Dinamarca y la Unión Europea, o instituciones como el Banco Europeo de Inversiones.
Esta oleada internacional de compromisos, a los que finalmente se ha unido este miércoles España, pretende poner fin a una de las industrias más contaminantes. Con este acuerdo se pretenden transferir los fondos públicos dedicados hasta ahora a los combustibles fósiles hacia energías más limpias.
El objetivo es mantener un aumento de las temperaturas de 1,5 °C para este siglo con respecto al período preindustrial. Así lo recoge el primer borrador de la COP26, donde además de desmarcarse del incremento de 2 °C de las temperaturas medias globales, incluyen por primera vez un punto importante: "Las partes [firmantes] acelerarán la eliminación progresiva del carbón y las subvenciones a los combustibles fósiles".
No obstante, al tratarse de una primera propuesta y no del documento final, esta mención histórica podría retirarse del documento final en conversaciones de última hora. La presencia de lobbies de la industria de los combustibles fósiles presente en Glasgow está apretando las tuercas y el texto final bien podría no incluir este punto.
A pesar de ello, compromisos como el de España para cortar la financiación de esta industria a favor de otras energías más limpias pueden dar un respiro al planeta si finalmente acaban por aplicar estas medidas a nivel nacional.
El documento expone que "invertir en proyectos ininterrumpidos de energía fósil conlleva cada vez más riesgos sociales y económicos" con "los consiguientes impactos negativos" en los ingresos de los gobiernos, el empleo local, los contribuyentes y la salud pública.
No obstante, es necesario precisar que el texto firmado no incluye ningún tipo de limitación de estas inversiones dentro de las fronteras de cada país y además puntualiza que podría haber excepciones "en circunstancias limitadas y claramente definidas".
Para muchas organizaciones ecologistas, este punto sin matizar puede suponer un greenwashing o ecoblanqueo para poder seguir financiando proyectos de combustible fósil en según qué casos.
Países como Estados Unidos, de hecho, tienen al menos 24 proyectos de combustibles fósiles pendientes que emitirían más de 1,6 gigatoneladas de posibles emisiones de gases de efecto invernadero. También otros como Reino Unido podrían seguir adelante con proyectos como el que tiene en marcha este país en Mozambique, puesto que la declaración sólo se refiere a nuevas inversiones.
En declaraciones recogidas por EFE, Laurie van der Burg, codirectora de la campaña global de finanzas públicas de Oil Change International, comenta sin embargo que es importante que varios países se hayan unido en la firma de este acuerdo: "La ciencia es clara en que expandir la infraestructura de los combustibles fósiles es incompatible con limitar el calentamiento global a 1,5 grados".
Mayor financiación para energías limpias
El texto pretende aumentar la financiación a energías limpias hasta los 23.600 millones de dólares al año (20.400 millones de euros). Un acuerdo que, desde la presidencia británica, se calificaba como “un paso histórico” por tratarse de la primera cumbre capaz de poner una fecha límite a los combustibles fósiles.
Así las cosas, países como Francia, Australia o Arabia Saudí persisten en su negativa a poner veto a los combustibles fósiles para el año próximo. En caso de adherirse Francia –una de las únicas cinco economías de la UE que no ha firmado la declaración– la financiación que se dedicaría a energías verdes aumentaría hasta los 24.000 millones de dólares (20.750 millones de euros).
Países como Francia contemplan una transición energética algo más lenta. En concreto, Emmanuel Macron ha asegurado que su gobierno apoyará la producción de gas hasta 2035 y asegura estar aún valorando si apoyar el proyecto de gas en el Ártico ruso.
Además, el acuerdo cuenta con algunas ausencias importantes. La declaración para acabar con la financiación de los combustibles fósiles tampoco lo han firmado algunos de los países más contaminantes como son China, Japón, Rusia o Corea del Sur.
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