La señal de la boina
La Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha auspicia un órgano que ha dado en llamar “Film Commission” cuando, sin mayores complicaciones, lo podría haber llamado comisión del cine o comisión cinematográfica, aunque sólo hubiese sido en atención a que esta región sirvió de origen y marco de la mayor parte de las aventuras relatadas por Cervantes en la primera y más vendida novela de la historia de la literatura y que casualmente está escrita en español.
Esto de la infiltración de términos en inglés o de anglicismos en nuestra lengua no es nuevo y puede que sea una tendencia que lleve finalmente a unir ambos idiomas como prevalente en un mundo futuro. De hecho los hispanos en Norteamérica han creado una mezcla que, como se sabe, llaman Espanglish. La moda es tan fuerte que incluso la Academia de la Lengua estuvo discutiendo la inclusión de la palabra selfie que es hacerse una foto de toda la vida. Es decir, es más breve decir “vamos a hacernos una foto” que “vamos a hacernos un selfie”.
Esto de incluir términos en inglés en las conversaciones o textos españoles tiene que ver más con el argot. Usar términos propios de una actividad cualquiera se compadece preferentemente con el personalismo -el narcisismo propio de la época-, que con la búsqueda de una utilidad real. En el argot se esconde muchas veces un afán de hacerse notar ya que no se cuenta con otras habilidades o conocimientos que causen admiración en el auditorio.
Mientras la tendencia natural en la evolución de las lenguas es a su economía expresiva, en España andamos alargando insustancialmente las frases con cosas como “todos y todas”, “compañeros y compañeras” o “miembros y miembras”. El error, antes castigado con orejas de burro, ahora se presenta como un síntoma de cosmopolitismo u originalidad. Eso explica que nuestros personajes públicos denominen surrealismo a cualquier manifestación vulgar, cuando el surrealismo o superrealismo es muestra de ingenio y originalidad infrecuente.
Denominar a un organismo paraoficial como “Film Commission” en Castilla-La Mancha se corresponde con la abusiva utilización en los medios de comunicación de palabras inglesas. Medios que antes manejaban rigurosos libros de estilo en un afán de ajustarse al uso de un español lo más correctamente posible y cumplir uno de los objetivos universales atribuidos a la comunicación social: formar.
Personalmente no veo al señor Fernández Vaquero, Tirado, al mismo don Emiliano o a cualquiera de sus consejeros hablando fluidamente inglés, que igual lo saben, pero que sospecho no expresan con una dicción correcta, porque el inglés, sobre todo, es pronunciación. La realidad es la que es, y por mucho que se esfuercen en crear “commission”, evitar que nos salga una única ceja o viajar a Madrid sin la caja de galletas agujereada para que respire el pollo obsequio de la familia a visitar, la señal de la boina se nos ve de lejos a fuerza de cursilería.