El algoritmo de Google que identifica aplicaciones maliciosas al agruparlas

Google ha desarrollado un algoritmo que permite la identificación de aplicaciones maliciosas al agruparlas entre sí. La inteligencia artificial se encarga de encontrar patrones sospechosos.

Inspeccionar los cientos de miles de aplicaciones que hay en la Google Play Store es una tarea que solo está al alcance de las máquinas. Este es uno de los mayores problemas: encontrar errores y malas intenciones supone una inmensa cantidad de tiempo y esfuerzo. De ahí que veamos los continuos problemas de seguridad, algo que Google está empeñada en atajar.

Google Play Services ya escanea nuestras apps y todas las que se publican en la Google Play Store. Y ahora sabemos de un algoritmo de Google que utiliza inteligencia artificial para deducir si una aplicación es sospechosa de ir contra el usuario.

La aplicación que se salga del grupo será sospechosa

La idea básica del algoritmo es una comparación por grupos. Google analiza mediante sus sistemas de inteligencia artificial cada una de las aplicaciones. En base a las funciones de cada app se junta con un grupo similar que ya ha sido contrastado. Si la aplicación que se está comparando abusa en contraste con sus compañeras de grupo automáticamente despierta las alarmas de las herramientas de seguridad.

Pongamos que tenemos un nuevo cliente de correo que utiliza una serie de permisos y ofrece funcionalidades concretas. El algoritmo agruparía a la nueva aplicación con otras ya contrastadas por su seguridad y privacidad. ¿Envía más datos privados que aplicaciones como Inbox o Outlook? ¿Contacta con servidores opacos que no debería según su temática? La comparación por grupos es una manera rápida y eficiente de encontrar aplicaciones discordantes.

Este algoritmo utiliza la inteligencia artificial de Google y también el aprendizaje de máquina desarrollado por la empresa. Si a eso le sumamos las redes neuronales obtenemos una herramienta que debería aprender a detectar las nuevas amenazas. Esta es una asignatura pendiente de la Google Play Store que, dado su volumen, resultará casi imposible de solucionar.