Fernando Aramburu
Sólo en aguas jurisdiccionales de la actual Colombia naufragaron, entre los siglos XVI y XVIII, mil y pico naves con bandera del reino de España. No pocas de ellas llevaban las bodegas abarrotadas de metales preciosos en el momento del hundimiento. El galeón San José duerme desde 1708 a más de doscientos metros de profundidad. Mal sitio para bajar buceando.
No es insólito que una mirada a los secretos guardados en el Archivo General de Indias suscite en ciertos estudiosos de ocasión un incremento del nivel de codicia en la sangre. Compréndanlo. Oro, plata, perlas, esmeraldas, son palabras demasiado bellas como para que los poetas de la riqueza permanezcan impasibles. Mientras en tierra firme se preparan las consabidas batallas judiciales, algunos naufrólogos refieren que va para dos décadas que el San José fue aligerado subrepticiamente de su carga mojada. A veces quien ríe rápido es el único que ríe.