Los cuadernos de la Tierra
Jorgenrique Adoum
24 febrero, 2017 01:00Jorgenrique Adoum
¿Qué sabemos de la poesía de Jorgenrique Adoum (Ambato, Ecuador, 1926- Quito, 2009) los lectores españoles? Poco o muy poco y es que, salvo error mío, hace ya casi veinte años de la última edición española de alguno de sus libros, por lo que no puede más que celebrarse la presente publicación, más cuando, siguiendo la pauta de los volúmenes de esta editorial, los textos poéticos van acompañados de algunos otros, ya del poeta, ya de críticos, que ayudan, además de lo que se dice en el prólogo, a situar la poesía del autor.Fue secretario de Neruda; diplomático, trabajó en diversos países y también como expatriado en el período dictatorial. No se redujo su escritura a lo poético, sino que fue también narrador, dramaturgo y ensayista además de libros de testimonio, pero su imagen para la literatura es sobre todo la de poeta.
Los cuadernos de la Tierra es el título general de hasta seis libros o partes -el plan preveía hasta ocho-, que se publicaron entre 1952 y 1993 y en los que Adoum toma como materia de los poemas la historia de Ecuador.
"Los orígenes" tiene como protagonista a la tierra, geografía hostil. "Qué difícil, amor, tu territorio", es el hombre contra el medio, contra el hambre, es la etapa de la lucha por la supervivencia, la invención de la agricultura, la creación de dioses; los ancestros, desde una geo-grafía que "es un ancho cementerio repetido", legan al ecuatoriano una "patria de agrupada / hermosura". Es el comienzo de una verdadera epopeya moderna, especie rara en la poesía contemporánea y que no resulta artificiosa o anticuada, sino historia viva por la fuerza del discurso.
"El enemigo y la mañana" se ocupa de la dominación inca con su violencia, sus dioses y su cultura impuesta sobre culturas. "Dios trajo la sombra" trata de la conquista española con más violencia y destrucción, las nuevas armas, etc., pero también una lengua: "Era bello el lenguaje del oriundo de la espuma", que traía "su dios de palo" que se impone a otros, la nueva ley. No podía faltar Atahualpa, el engaño de Pizarro y la ejecución. En esta parte Adoum inserta fragmentos en prosa de las relaciones de los conquistadores. Así, nuevas voces se incorporan al discurso de esta memoria colectiva, coro de voces.
El cuarto cuaderno, "El Dorado", es el tiempo de la colonia, del obtener la ganancia tras los años de guerra y se continúa en "Las ocupaciones nocturnas". Más y más voces crean un gran diálogo, que entran a su vez en conversación con todas las ya aparecidas en los poemas anteriores, formando así un gran mural de gentes distintas y de diferentes épocas, algo así como el espíritu vivo de una patria. Y cierra la obra "Tras la pólvora, Manuela", dedicada a Manuela Sáenz, la compañera del libertador.
Si ya como proyecto estos Cuadernos de la Tierra tienen su originalidad, la lectura va mostrando un desarrollo en el planteamiento de cada una de las partes, con diversas técnicas verbales y ese gran mosaico de voces y tiempos que es una muestra de cómo lo local, la historia de Ecuador, puede alzarse sobre sí mismo para alcanzar la universalidad, aquí a través de la tierra, la libertad, de la muerte y el amor.
[de Tras la pólvora, Manuela]
Ya eres mi propio sitio, extranjero paísque descubrí y liberé y me apropio.
¿En dónde estabais, dudando
de cintura en cintura, como en un archipiélago,
bahía donde tiemblan los párpados labiales,
manos que apacientan cicatrices,
zona minada entre las ingles? [...]