Poesía

Tierra en el cielo

Antonio Cabrera

20 marzo, 2002 01:00

Pre-textos. 78 páginas, 7’81 euros

"Cielo en la tierra, esto era todo", dijo Juan Ramón en La estación total. Tierra en el cielo es el segundo libro de Antonio Cabrera tras En la estación perpetua. Interiorizar el todo en la conciencia fue para el autor de "El otoñado" la obsesión de su poesía madura. Cabrera se plantea el conflicto entre la conciencia y las cosas, pues "nada es melancólico en la naturaleza/ mientras no la pensamos". Más allá se dice el mundo y el poeta debe acallarse para asumir "el solo afán de ser testigo mudo" pero también, pues "todo es externo", para integrar la conciencia en ese todo: "lo íntimo es el mundo".

Tierra en el cielo materializa una forma de conciencia exterior en la que las aves sirven de nexo entre los elementos de la totalidad. Cabrera apuesta por la esencialidad. La mención de los nombres latinos y la observación de sus costumbres ponen límites a la imaginación que traduce en una gran variedad de direcciones la realidad objetiva de esos seres y su interpretación por parte del poe-ta: "Cuántas aristas/tiene esta soledad:/todo es paisaje".

Cabrera nos hace desfilar ante la mente las formas, el color, el movimiento, en una alegoría de la vida incesante ("Insiste abril/y anuncia la hora exacta/de lo que alienta"), y en profusión de imágenes sorprendentes, pero también, nos trasmite el resultado intelectual o intuitivo de sus observaciones, en emocionante sucesión de logros poéticos. Así, a propósito del chochín: "Menos es más./La casi inexistencia/es un clamor", o del "Mirlo acuático": "Rumor del agua./Entra y sale del tiempo:/flor de lo ido". Leídos en su- cesión estos haikus dan vértigo, de tan intensos.